CRÓNICAS DE UN FRIKI V
Los cómics (o tebeos); cuarta parte.
“Espada en mano… para pisar con sus sandalias los enjoyados tronos de
la tierra…”
Todos
los aficionados al personaje de Robert E. Howard sabemos cómo empiezan las
Crónicas Nemedias sobre Conan el bárbaro. Si algo caracterizaba los cómics de “La
Espada Salvaje de Conan el bárbaro” es que siempre comenzaban con una página en
negro con el índice del tebeo, un pequeño mapa y ese inicio de las crónicas de
los sabios de Nemedia que decidieron dejar por escrito las andanzas del
legendario cimmerio para goce de generaciones futuras. Con ese matiz de
“realismo” tan adulto, las aventuras de Conan eran más impactantes y, desde
luego, se salían de todo lo relacionado con el género de superhéroes. Decir que
la lectura de los tebeos de Conan me cambió la vida es quizás mucho exagerar,
pero sí que me aportó muchas cosas que el resto de los cómics no, y entre ellas
la de acercarme a las obras literarias de grandes maestros como Robert E.
Howard (creador de Conan), H. P. Lovecraft, Edgard Allan Poe, Arthur Machen,
Arthur Conan Doyle (de quien se dice Howard se inspiró para poner su nombre al
cimmerio). L Sprangue de Camp y tantos otros. Se dice pronto, pero estos
escritores me hicieron soñar, ampliaron mi cultura, me nutrieron y educaron y
me influyeron decisivamente en mi estilo literario como escritor. A ellos les
debo tanto mi estilo como el que me iniciara en mi carrera de escritor. Y todo
comenzó con un tebeo de Conan, ya que cuando supe que eran historias basadas en
libros no pasaría mucho tiempo hasta que pude leer los relatos de Howard y
desde entonces fue seguir una lógica cadena de descubrimientos de otros autores
que, o bien fueron amigos en vida del propio Howard, o sus contemporáneos, o
autores que tuvieron influencia en Howard; o viceversa. Y es que lo grande que tienen
los cómics es que no te limitas a leer sólo cómics, sino que estos te conducen
invariablemente a la literatura, a la Historia, al cine, al arte, a la cultura
y a engrandecer tu inteligencia y mente. Mas, ¿cómo llegué a conocer los cómics
de Conan? ¿Qué ardides del Destino hicieron posible que un niño pudiera leer
una historia del bárbaro más salvaje y sanguinario del mundo del cómic?
¡Llega Conan!
La
entrada de Conan en mi vida como lector de tebeos fue bien temprana, y cuando
digo temprana me refiero a la edad de entre seis y siete años. Si no he hablado
en las anteriores Crónicas sobre Conan es porque me centré más que nada en las
colecciones normales y en los superhéroes de Marvel. Las aventuras del bárbaro
bien merecen su propia entrada, porque el impacto que me supusieron cambió
radicalmente mi gusto por los cómics y me llevaron a ir un paso más allá.
Lo
tengo grabado a fuego en mi mente, los pequeños detalles se me escapan, pero el
recuerdo permanece, es vivido, casi reciente, aunque a la vez como si hubiera
pasado hace toda una vida, que lo fue. Vivía en Usera, en Francisco Ruiz, ya os
he explicado el tipo de barrio que era en Madrid cuando yo era un niño, y no
muy lejos se encontraba un ambulatorio de la Seguridad Social donde mi familia
se encontraba asignada. Una mañana mi madre me llevó al dentista para extraerme
un diente y como era de la Seguridad Social y aquello estaba a reventar de
gente (ya por entonces funcionaba igual que ahora), mi madre, para
entretenerme, decidió comprarme un tebeo, porque yo con un tebeo, o un libro en
las manos, desaparecía y como si estuviera muerto, como ya he explicado en
otras entradas de estas, mis crónicas. Había a la entrada del centro un señor
mayor, gitano de noble raza, con una manta extendida en el suelo, con un frío
que hacía que la gente pasara apresurada al interior del edificio y no se
fijaran en la manta, y sobre ella varios tebeos y novelillas del Oeste, de
espías o marcianos. En fin, que mi madre me dijo que me pillara el que quisiera
siempre y cuando no pasara de las diez pesetas y allá que fui a mirar que podía
pillar con tan exiguo presupuesto (es que éramos pobres de verdad). De entre
aquellos montones un cómic llamó poderosamente mi atención, rezaba así:
“Relatos salvajes presenta: La espada salvaje de Conan, el bárbaro. Sólo para
adultos”, de ediciones Vértice. ¿Qué era aquello? ¿Quién era ese Conan que
merecía título tan largo y cañero? ¿Y sólo para adultos? Decidí que ese tebeo
debía ser mío, pero con diez pesetas la hazaña se antojaba dificultosa.
Afortunadamente, y porque no
había logrado vender nada en toda la mañana, el vendedor me lo dejó por ese
precio, pude colar el tebeo a mi madre sin que se diera cuenta de eso de “Sólo
para adultos” y pasé a la sala de espera con mi tesoro. De inmediato abrí las
primeras páginas (algo arrugadas) y desde un principio me llamó poderosamente
la atención: era en blanco y negro, pero no un blanco y negro cualquiera, sino
con grises. Y el dibujo muy real, muy impactante: el gran John Buscema en
persona entintado por Klaus Janson. El guión increíble de Roy Thomas, cruel,
poderoso, luchas, espadas, traiciones, demonios, brujos, magia, chicas ligeras
de ropa, cabezas rodando, asaltos rabiosos de pictos, piratas, tesoros,
arrgggghhhh… y por encima de todo Conan el bárbaro, audaz, asesino, pero con
honor, fiero y fuerte. Una cosa se activó en el interior de mi mente y aunque
fuera un niño ya tenía bien claro un pensamiento: “Estos son los tebeos que a mí
me gustan”. Con “El tesoro de Tránicos”, adaptación de un relato de Howard, dio
inicio mi pasión por Conan. ¡Qué revelación para un crío de escasos años allá
en la sala de espera del dentista!
El tesoro de
Tránicos. Mi tesorooooo…
No
sé si os habéis leído el Tesoro de Tránicos, uno de los relatos más crueles de
Conan, donde va a parar a una jungla junto al mar y a un siniestro castillo
donde un señor esconde un oscuro y pavoroso tesoro mientras los pictos asedian la
fortificación con intenciones homicidas. Para complicar las cosas, arriban a
las costas dos facciones de piratas dispuestos a apoderarse del legendario y
rico tesoro de Tránicos, un pirata de leyenda del que se dice desapareció por
esa zona. Esto no era como leer un Spiderman o un Superman, no. Aquí el héroe
es un tipo que mata, bebe y se lía a conspirar con unos y con otros hasta que
se hace con el tesoro, la chica y cumple sus planes aunque para eso la costa se
haya tenido que bañar en sangre. No obstante, Conan es el héroe. Y la historia no
se corta ni un pelo a la hora de detallar las escenas: cabezas decapitadas,
golpes de espadas, pechos voluptuosos de mujeres desnudos, pictos
desenfrenados, demonios pavorosos, maldiciones varias… Jo, demasiado para la tierna
mente de un crío, pero me supuso conocer otra dimensión diferente de los
cómics: aquel que es más para más adultos, diferente, no por eso peor o mejor,
pero sí diferente.
Ese
primer cómic de Conan lo leí decenas de veces, hasta que casi me lo supe de
memoria, y durante muchos años sufrí por no poder saber la continuación de la
historia, con un Conan poseedor de un gran tesoro y dispuesto a volver a
Aquilonia para encabezar la rebelión contra el déspota del rey. Ya sabía, por
otros cómics, que Conan sería rey por méritos propios, pero desconocía como lo
conseguiría. Las páginas del cómic se quedaron amarillas e incluso se alisaron
con el paso del tiempo, pues siempre cuidé muy bien ese tebeo y lo guardé con
el mayor cuidado posible. Tan bien, que es uno de los pocos tebeos de mi
infancia que todavía conservo.
La dificultad de coleccionar los cómics de Conan
Los
tebeos de Conan comenzaron a publicarse, como no, con la editorial Vértice.
Tuvo una primera colección de dieciocho números en blanco y negro en aquel
famoso formato de “libro”, con portadas bien de López Espí o de otros autores.
Luego hubo otra colección que es la ya mencionada Relatos Salvajes, que
recopilaba los cómics de The Savage Sword of Conan, junto con material de otras
revistas y relatos de Kull y Red Sonja entre otros. Esta colección era muy
respetuosa con el personaje de Conan, con las portadas originales y siguiendo
la numeración USA, tamaño revista a grapa, pero el precio era algo elevado para
la época, setenta y cinco pesetas, que ahora nos puede parecer irrisorio pero
para entonces era bastante. Esto me supuso que de ninguna manera podía comprar
los tebeos tanto los de formato de libro como los de Relatos Salvajes. Con
estas míseras expectativas, mis esperanzas se encontraban en el cambio. El
Tesoro de Tránicos lo encontré de esta forma, pero fue un espejismo, una
casualidad que apenas se volvió a dar. Era evidente que estos tebeos poseían
una calidad increíble y que los coleccionistas no se deshacían de ellos. Mucho
me costó volver a tener tebeos de Conan. Alguno logré tener en formato libro y
unos pocos que unos amigos o conocidos me dejaran leer, pero en general no pude
seguir las aventuras salvajes del cimmerio. Como dije, pasarían años antes de
que supiera como continuaba la historia de Tránicos; y sería con un Súper
Conan.
Habría
otras colecciones de Vértice, como recopilatorios de La Espada Salvaje o los
anuales, pero la siguiente colección vendría de la nefasta mano de Bruguera (ya
volveré a esta editorial cuando toque) y de la serie Pocket de Ases. Era una
colección en el mismo formato de las de Vértice tipo “libro”, pero a color, con
ese horrible color plano de Bruguera y al precio de ciento veinticinco pesetas.
No todos los números de esa colección fueron dedicados a Conan, creo que en
total fueron cuatro. Era una edición horrible. En ocasiones eliminaban páginas,
o retocaban dibujos y lo peor eran los diálogos. Al ser las viñetas más
pequeñas, los diálogos eran retocados en formato telégrafo y en general muy
absurdos. Fue una muy mala colección. Llegué a leer todos los Conan de esa
etapa, pero nunca quise tenerlos para mi colección.
De la mano de Fórum
Sería
la editorial Cómics Fórum quien editara los tebeos de Conan en España de manera
genial. De su mano llegarían las colecciones de La Espada Salvaje de Conan,
Conan el bárbaro, Conan Rey y sus novelas graficas. A precios muy asequibles y
con ediciones muy cuidadas y respetuosas con el personaje. En este momento de
mi vida fue cuando se inició mi etapa de coleccionista de cómics. Ya con una
paga más holgada y más adelante con trabajo pude destinar todos los meses una
parte para comprar cómics. Las primeras colecciones de Fórum que me hice fueron
Los 4 Fantásticos, Spiderman y Conan el bárbaro. Fuera de mi presupuesto se
salieron tanto La Espada Salvaje como los Súper Conan, aunque con el paso del
tiempo también cayeron todos en mis manos, junto con Conan Rey y las novelas
graficas. En la siguiente entrada de mis Crónicas hablaré de mi etapa de
coleccionista, pero no quiero despedir esta entrada dedicada a Conan sin hablar
de la especulación que se generó en torno a sus cómics, prueba de lo
cotizadísimos y leídos que eran.
El mercado negro de Conan
Las cifras de
venta de sus ejemplares es un secreto que las editoriales procuran que cuanto
menos se sepa mejor. Más que nada porque si se conocieran la inmensa mayoría de
lectores se llevarían una sorpresa y para mal. Pero no vamos a hablar de esto
que no procede. Gracias a que tuve una época en la que poseí mi propia tienda
de cómics y a mis contactos, pude saber que la revista Interviú en su momento
de mayor popularidad llegó a vender casi veinticinco mil ejemplares mensuales. Durante
muchos años fue la revista más vendida en España. Pues bien, La Espada Salvaje
de Conan llegó a superar en ventas durante casi más de un año a Interviú
(precisamente en una de las peores etapas de La Espada…). Los primeros números tanto
de La Espada Salvaje como de Súper Conan, así como la colección “pequeña” Conan
el bárbaro, se vendieron y superaron las mayores expectativas de Cómics Fórum. Al
principio las tiradas de las colecciones eran más bien pequeñas, así que ese
enorme éxito superó a Fórum. Esto tuvo como consecuencia que muchos lectores
que se engancharon más adelante a las colecciones del cimmerio (que ya habían aumentado
su tirada mensual), a la hora de ir a comprar los primeros números, se
encontraran con que no existían ejemplares y ni la propia editorial los tenía
en sus almacenes.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDJqbAoNwUPzDM25yNfGi__B3Nkwnex5MENr_C3bg-mjKyUWnHBk1CxYP0cjnt5X955jtOzLnnQX3dOAlAQ8Tl1HjnGnwZcYD8qvm5G2cSMP1mEdJYD_-30KKfva5QmvrHBx5wdE9yzrE/s1600/SUPERCONAN-1-001.jpg)
Mis primeros Súper Conan
Con
todo, tuve suerte y cayeron en mí poder un par de Súper Conan de la primera edición.
Uno me lo regaló uno de mis mejores amigos, y fue el tomo donde venía la
historia de El Coloso Negro (alucinante) y los primeros números de la colección
de Kull el Conquistador, que me engancharon terriblemente a ese otro personaje
de Howard. Pero el Destino quiso que un día me encontrara en un pequeño quiosco
un Súper Conan muy estropeado, con la portada machacada y alguna que otra página
sucia de vete a saber qué. El quiosquero lo vendía muy barato, creo que unas
doscientas pesetas, con la intención de quitárselo de enmedio de una vez. Y por
allí pasé, descubriendo medio escondido en una esquina el tomo y no creyendo lo
que veía. Era el tomo cuatro de Súper Conan, con el título de Conan el
renegado. Pero la portada fue lo que más me llamó la atención, pues esa portada
ya la conocía muy bien: era la de El Tesoro de Tránicos. Y ese Súper Conan era
el que recopilaba la aventura al completo. No os podéis imaginar la alegría que
sentí cuando compré el tomo y lo llevé a mi casa. Que emociones surcaron mi
mente cuando leí casi con devoción religiosa las peripecias del bárbaro y cuál
fue mi dicha cuando por fin conseguí cerrar el ciclo que había iniciado cuando
no era más que un zagal. ![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisH4x8gk4mElplA2Lr4hDs_j1fPgKXGpcSbN2kkLbtwLaZlss5sjsPClwgoxpCa_uH_Xt3Dk_leN0KDhlfBlej42VNtnMKKJNS7MRrDVSE3o2AfNQfX8EYy-PzK_R6zKgOqz0-SgebE3s/s1600/SUPCON1.JPG)
Hoy
en día sigo coleccionando Conan. Compró los tomos de lujo donde se recopila la colección
de Conan el Bárbaro, sigo las colecciones y los tomos del Conan de Dark Horse y
no dejo de estar al tanto de nuevas ediciones de los libros de Howard. Conan es
un personaje con un principio y un final: sale de su sombría tierra natal,
Cimmeria, llega a ser rey por méritos propios en Aquilonia y finalmente
desaparece allende los desconocidos océanos. Pero su impacto en mi vida fue
tremendo, es uno de los personajes que siempre más me han atraído y las
lecturas tanto de sus cómics como de sus novelas, las escritas por Howard y
nadie más, raramente me han defraudado. Larga vida al cimmerio de larga melena
y adusta mirada, de grandes alegrías y grandes melancolías.
Si te gustan las Crónicas de un
friki, aquí tienes los enlaces para ir al primer y penúltimo episodio:
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