CRÓNICAS
DE UN FRIKI IV
LOS
CÓMICS (o tebeos); tercera parte.
¡Llegan
los cómics Marvel!
Lo
cierto es que no tengo un recuerdo claro de cuál fue mi primer tebeo Marvel, ni
tampoco la aventura inicial que me enganchó a ese universo particular de
superhéroes. Se pierde en los brumosos tiempos de mi infancia entre cientos de
otros tebeos, libros y series de dibujos animados. Sé que cuando yo tenía entre
ocho y doce años a los frutos secos y quioscos de por entonces comenzaron a
llegar, escasamente, una serie de colecciones que se salían de lo habitual. No
eran tebeos de Mortadelo y Filemón, Los Pitufos o El Capitán Trueno, no, eran
otra cosa muy diferente.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglG97WOmBYi-vCK9VyIAJ-t7zr5XsmkLutabezQA6Z9Ansul_Y_zLKFOazx3-kDk-0MnIptbDRBWnB3nFD-mdHWTWuE_60NJY4PgBl7fG3Uy7EjyNP5mf_8TMc6plxvUiWV_ReonmEfaM/s1600/Spiderman_02.jpg)
Esos
tebeos “raros”.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhekWgv3m52_nrKJsYTNifvieY74MExfEhOz5yNvAhy9RWVPnxRNea1q-vGjwQB-62ubD1Nnoe4GRoj1Tnqmm8pFqm42AeQ0wbLKQDJvZ1J02cKqjH2qXXZYjqm_7RE5JlDx4C0BwNjbsU/s1600/Spiderman_08.jpg)
No
obstante, cuando leía Vértice tanto del formato tomo como del formato cómic,
pronto pude distinguir que los tomos, si bien la presentación era magnifica,
poseían unos errores muy “extraños”. Al ser más pequeños, las viñetas de las
historias fueron burdamente retocadas, colocadas normalmente dos, tres o cuatro
por página en un intento de alargar los episodios para alcanzar las ciento
veintiocho páginas de los que solía constar cada tomo. Esto traía unas
consecuencias inmediatas: al retocar la viñeta original se desfiguraba el dibujo.
Al ampliar la viñeta se creaban inmensos vacíos en los fondos y en ocasiones se
notaba que una mano, no la del dibujante americano, había añadido
continuaciones en los dibujos de forma chapucera. Hasta para el ojo de un niño
aquel era un error muy evidente. Cuando comparabas un tomo con un cómic a
formato original, la misma historia, veías que en el formato original el dibujo
era mucho mejor. Esto no quitó que los tomos Vértice fueran muy buscados y
solicitados por los coleccionistas, sobre todo por los adolescentes de la
época, ya que aquello de “Relatos Gráficos para Adultos” les convertía en un
material con más “clase” que el vulgar tebeo; ¡aunque fuera del mismo
superhéroe!
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrB5SB_QT9fW4y5g6A0dJJvTR3faJ39KsiTSilfW9R4ZRd5AycmrXzIByhhdQB79FUvX0jK-SEs_N_U8fD2fRxDaxiB9Uoc1gzZV8T2JSaIcorb6VhIKeJCiAcrBTAXjW5jLAdDWlw82U/s1600/Los_4_Fantasticos_09.jpg)
Marvel
vs DC vs… ¿un ladrón que dispara telarañas con una pistola, un guantelete que
camina solo, un gorila gigante que en realidad es un robot…? ¿Esto qué es lo
qué es?
En
España también se publicaban otros cómics de superhéroes, nos referimos a los
de la editorial americana DC y a los famosos Superman, Batman, Linterna Verde,
Aquaman y otros. Vértice publicaba casi exclusivamente material Marvel, así que
el material de DC nos venía de la mano de otra editorial, la mexicana Novaro.
Eran ediciones muy cuidadas, con el formato original y respetando las numeraciones
y cronologías. También se publicaban, en un principio, en blanco y negro, al
menos en España, por el motivo de siempre: los costes. Hay que asumir que
España no era un mercado boyante por esos tiempos, y que invertir mucho dinero
en empresas tan etéreas como las publicaciones de tebeos era un enorme riesgo.
Sacar los tebeos en color, al menos los llegados de otros países, era encarecer
en gran medida el precio del ejemplar y con eso lo único que se conseguía era
que no se vendiera. Durante muchos años los lectores pensábamos que los comics
de superhéroes eran así, en blanco y negro, y nunca nos pudimos imaginar que
eran en color. Recordad: no existía Internet, ni los ordenadores, ni los
teléfonos móviles, ni las tiendas especializadas, ni nada de las frikerias que
hay hoy en día.
Pero
los cómics de mi niñez poseían una magia especial. Era algo que se salía de lo
previsto, nada que ver con lo que se estaba acostumbrado a leer. Además, aunque
ahora no lo parezca, ciertos dibujantes ganaban mucho más al blanco y negro que
a color. Por ejemplo John Buscema, Jack Kirby, Steve Ditko… Los guiones eran
deslumbrantes, con héroes muy “humanos”, llenos de dudas, cometían errores,
¡incluso perdían las peleas con los villanos! Por si fuera poco todo esto,
encima, al final de cada tebeo solía venir una historia corta de terror o
ciencia-ficción que eran una delicia, y en la contraportada historias de humor
o chistes gráficos, de los que mis favoritos eran los relacionados con Tumbita
(venga, a levantar la mano quienes sepan de quien hablo). Vértice no solamente
publicaba material de Marvel, también de otras editoriales, británicas algunas.
De aquellas colecciones recuerdo con mayor interés las de Mytek el poderoso, un
gorila gigante que en realidad era un robot; Zarpa de acero… er, sí, un guantelete
de una armadura que se movía solo; Kelly ojo mágico, un personaje que poseía una
gema que le confería ciertos poderes… Pero de todos aquellos de quien más me
acuerdo era de un personaje que se llamaba Spider, el hombre araña, y que era
una especie de ladrón de guante blanco armado con increíbles armas y aparatos y
que se parecía sospechosamente al señor Spock.
Era
Spider un personaje que me traía por el camino de la amargura, porque me confundía
bastante. Claro, yo era un zagal pequeño que no entendía de editoriales ni
zarandajas. Para mí, Spiderman era Spiderman, y un tío que se llamaba Spider el
hombre araña debía ser el mismo Peter Parker, ¿o no? Llegaba a casa con mi
tomo, lo abría, comenzaba a leer y decía: “¡Porras! ¿Dónde está Spiderman? ¿Quién
es este tío petardo?”. Y es que lo tenía bien claro: a mí me gustaban los cómics
de Marvel. Y para que comprendáis lo que quiero decir, os pondré el ejemplo de
nuestro amistoso vecino arácnido.
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¡Llega
el color!
Todavía
quedaba una sorpresa más que descubrir, algo que cambió mi concepto de los cómics
en general: el tebeo a color. Aquí sí que me acuerdo del primer cómic de súper héroes
a color que leí. Una tarde, de verano, mi amigo, el vecino, me invitó a subir a
su casa a leer un cómic del Capitán América. Me comentó que era especial y
mientras subía las escaleras del portal ya ardía en deseos de leerlo. ¿Por qué sería
especial? No tardé en descubrirlo. Abrí la portada y quedé impresionado. ¡Era
en color! ¡Imaginaos! Mi primer cómic Marvel en color, allí estaba el Capitán América,
rojo, blanco y azul. Todas las páginas eran a color. Qué maravilla, que revelación.
Así que, después de todo, los cómics americanos eran en color. Fue Vértice, una
vez más, quien se volvió a adelantar a todos y durante un breve tiempo, antes
de su cierre, publicó unos cuantos números a color. Ya nada volvería a ser
igual. Con el color los personajes se hicieron todavía más grandes, pero también
más llamativos, menos “reales”. El blanco y negro les confería cierta
solemnidad y gravedad que el color les negaba, pero, así fueron siempre.
Siempre
tendré a los cómics Marvel de Vértice como un recuerdo imborrable de mi niñez. Innumerables
fueron las horas que pasé leyendo esas historias, evadiéndome de los problemas
de un Madrid muy difícil de tratar por entonces. Fueron mis mejores tebeos, los
que me hicieron soñar. Pero todavía quedaba algo más increíble de lo que hablaré
en la próxima entrega de mis Crónicas Frikis. Me refiero a cierto cimmerio de
melena negra y poderosa espada. Y luego los cómics Bruguera y la salida de una
nueva editorial que marcó el pistoletazo para mi etapa, ahora sí, de
coleccionista: Ediciones Fórum. Todo ello aquí, en estas Crónicas. Nos vemos…
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Genial, muy buena entrada. Una lectura que trae consigo muchos recuerdos de la niñez y la adolescencia.
ResponderEliminarJa, ja, ja, José… Sí, es todo un viaje a los mejores recuerdos de nuestra niñez. Qué tiempos aquellos. Cada vez que escribo una entrada de estas me pego unos viajes al pasado que ya quisiera Marty McFly
EliminarClaro que sí, no es para menos, Juan Carlos. Unos tiempos bien agradables.
ResponderEliminarZarpa de acero y spider son de los más viejunos que recuerdo. Esos los leía mi padre y luego yo. También recuerdo de esa época Roberto Alcazar y Pedrín y Hazañas Bélicas.
ResponderEliminarMarvel y DC otro mundo. Me encantaban y me encantan, aunque reconozco que las corrientes argumentales son muchas y no suelen respetar un orden, tanto el universo Marvel como el de DC es caótico, un poco Lovecraftiano diría yo.
Una gozada de post Juan Carlos. Deseando estoy que hables del indómito cimmerio. Un fuerte abrazo.
Ja, ja, ja, sí, somos un poco viejunos ya, pero bueno, esos cómics no dejaban de tener su gracia. Marvel y DC intentaron en sus primeros años mantener una cronología y coherencia con sus personajes y universos, pero a medida que fueron pasando los años se negaron a envejecer a los personajes y por eso nos encontramos con los anacronismos e incoherencias actuales. Los diez primeros años de Spiderman, por ejemplo, son magistrales, vemos como sale del instituto, va a la universidad, trabaja, se echa novia… Luego le dejaron en los eternos 30 años y ya no se lo cree nadie, cuando no, le vuelven a rejuvenecer y cambian otra vez la historia. Un saludo, colega.
EliminarMi primer comic Marvel fue un verano en el pueblo de mi padre, uno de estos tomos Vértice en concreto creo que era el primero de Los vengadores, aquello fue toda una experiencia...
ResponderEliminarPor cierto veo que no mencionas comics de terror de la época como Dossier negro o Vampus, es que no te gustaban? o no te dejaban comprarlos?
Hola, Francisco. Sí conocí los tebeos de Rufus, Vampus o Dossier Negro, pero tengo que reconocer que no los he leído mucho. En primero lugar, eran tebeos que no llegaban al frutos secos donde solía cambiarlos, y tampoco conocía a nadie que los coleccionara. Recuerdo leer alguno que otro durante mi niñez, pero las historias de terror en formato cómic rara vez me han atraído. Me gusta más el cine para este género, sobre todo las películas de la Hammer. Lo que acaparaba toda mi atención eran los héroes Marvel, Mortadelo y Filemón y ese tipo de tebeo. Un saludo.
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