NO
SE LEE Y NO SE VENDEN LIBROS EN ESPAÑA.
SEGUNDA
PARTE
Tal y
como se ha visto en la primera parte de este artículo, los diferentes estudios
y estadísticas realizados a lo largo de varios años nos demuestran claramente
que la venta de libros ha bajado, que cierran más editoriales y librerías que
las que abren y que el sector del libro atraviesa una crisis importante. Frente
a esto, nos encontramos con que supuestamente en España aumenta el número de
lectores. No obstante, hay que saber diferenciar ciertas cosas y tener muy
claras otras. Vayamos a ello.
España sigue
a la cola en Europa
A
pesar que las encuestas dicen que los lectores españoles van en aumento, lo
cierto es que seguimos a la cola en Europa en cuanto a leer, sólo por detrás
nuestra países como Portugal o Grecia, aunque otros, como Inglaterra, comienzan
a ver decrecer el número de lectores. Y no sólo esto, sino que además la
diferencia entre España y los países punteros es bastante impresionante. Si en
2011 el porcentaje de españoles que leen a diario o una vez a la semana es del
45% (es decir, más de la mitad de los españoles no leen ni tan siquiera una vez
por semana), en Francia nos encontramos con ese porcentaje disparado al 70%, en
Alemania al 72%, en Suecia al 87%… Visto así, lo que parecía positivo se ve que
no lo es tanto.
Por
otro lado, hay que tener muy en cuenta que una cosa son las encuestas, para
nada fiables, y otra muy diferente los datos obtenidos de forma precisa y matemática.
El Barómetro de Hábitos de Lectura realizado por la FGEE y el Ministerio de Cultura
se basa en un estudio realizado a 2.600 personas de diferentes edades, sexo,
situación civil y residencia. Se apuntan las respuestas y según esto se llega a
una media que se tiene que dar por válida. Si en España hay aproximadamente un
poco más de 46 millones de personas, me temo que encuestas como estas tienen
muy poca validez. Otra cosa muy diferente es saber cuántos libros se venden en
España, pues, por ejemplo, las grandes superficies y prácticamente casi todas
las librerías cuentan con sistemas informatizados que les indican la cantidad
de libros que entran en sus negocios, que autores, los títulos, cuales son las
ventas reales, las devoluciones, el precio a que se vende y que títulos y
autores venden más.
Asimismo,
en España, entre otros muchos, existen dos perniciosos defectos que llevan
siglos azotando la piel de toro. Estos defectos se llaman “aparentar” y “el qué
dirán”. Estos defectos llevan a incurrir en engaño cuando nos encontramos en
situaciones de tener que responder a preguntas relacionadas con nuestra vida
privada, aunque sea de forma totalmente reservada. Es como esas encuestas donde
se trata de averiguar la vida sexual de las personas. Son muy pocos los que
responden con sinceridad y es muy fácil ir a la exageración o la interpretación
de un hecho que cada cual quiera dar pero siempre intentando quedar bien. Las
encuestas son muy objetivas y se les puede dar la interpretación que se desee y
el sentido que se esté buscando en ese momento. Lo cierto es que los datos matemáticos,
los estudios antropológicos, sociales y los estudios de mercado indican
claramente que en España se vende menos porque la gente no compra libros. ¿Qué
se lee entonces?
La
irrupción de Internet, las redes sociales y el mundo digital han cambiado los
hábitos de lectura de los españoles. En el año 2010 un estudio realizado por
varias grandes superficies y librerías dio un resultado demoledor y que habla
mucho de la utilización de los libros: de cada 10 libros vendidos, 7 eran para
regalar. El libro siempre ha sido un regalo socorrido, aunque la persona que lo
reciba no sea lectora. En 2011 ese porcentaje ya ha bajado, mientras ha subido
el de los e-books y las tablets; sin embargo, como hemos visto, no ha habido un
aumento significativo de las descargas de libros electrónicos, todo lo
contrario, han bajado (aunque sí han subido las descargas gratis, pero esto es
normal). En España se regalan libros, pero no se leen. Pero no es un problema
de ahora, sino que es un mal endémico que viene de muchas generaciones atrás.
De
igual modo, el número de cómics vendidos también ha bajado de forma
significativa, a la vez que ha aumentado el número, de forma espectacular, de
las ventas de video juegos y consolas. Y ahí es donde podemos encontrar una
pista de hacia dónde han variado los hábitos de lectura de los españoles. Por
supuesto, y a partir de aquí, es pura especulación nacida de mi experiencia y
convivencia con profesionales del sector del libro y con lo que veo y siento en
la calle.
Los tiempos
van cambiando
Internet
lo ha cambiado todo, a niveles insospechados hace tan solo quince años. Las
redes sociales han irrumpido con fuerza cambiando el concepto de hábito de
lectura, un concepto nuevo que no recoge (o no quiere hacerlo) las encuestas y
estudios oficiales al respecto. Muchos españoles consideran “leer” estar a
diario mirando el Facebook, el Twitter o Twenty o cualquier otra página social.
De la misma forma, se considera “leer” jugar a un video juego que contenga
información en forma de letra escrita; por ejemplo, un mensaje de un mago a un
guerrero cuando le entrega una pócima. Técnicamente es cierto que se está
leyendo, aunque de ninguna manera se puede aplicar a un estudio para tratar de
averiguar si el español medio lee en verdad.
De la
misma forma, es cierto que los jóvenes entre 12 y 18 años leen más que los
mayores de 45, pero aquí también hay cierta “trampa” que no recogen las
encuestas. Los jóvenes, en el periodo de la escuela y hasta que salen de la
universidad, se ven obligados a estudiar y por tanto a leer libros de textos, y
aunque es cierto que las encuestas recogen este hecho, no lo es tanto que no
indican que de cada 10 libros que un joven lee, al menos 6 son de lectura
obligada por parte de sus profesores como forma de realizar una tarea
educativa. Esto quizás pueda explicar porque en el momento en que los jóvenes
terminan sus estudios y se incorporan al mundo laboral, vayan perdiendo poco a
poco el hábito de la lectura. No sólo es que no tengan tiempo para leer, es que
antes les obligaban y eso termina por hacerles abandonar el hábito de la
lectura por haberlo tomado manía (en otro artículo hablaré de este error por
parte del sistema educativo y del lucrativo negocio que llevan a cabo con
ciertas editoriales).
Por
leer, podemos leer todas las personas a diario varias veces: una receta médica,
una noticia en el teletexto, una página Web, un correo electrónico, una placa
con el nombre de una calle…, pero nada de esto significa que tengas un hábito
de lectura tal y como entendemos que significa leer libros, que es de lo que se
trata.
No se lee en
España
Mi
conclusión es que en España se lee muy poco, que es cierto que hemos mejorado
respecto a otros años, pero nos tendríamos que remontar muy atrás para entender
ciertamente tal mejoría. ¿Se lee ahora más que en los años sesenta del siglo
XX? Indudablemente, pero también es cierto que ahora hay muchas más
bibliotecas, que la alfabetización alcanza a casi todos los españoles y que el
acceso a la Cultura es mucho más fácil, a la vez que se tiene a mano una
cantidad importante de libros de todo tipo. Pero mientras que ahora tenemos
mejor acceso a los libros, también no es menos cierto que los hábitos de
lectura no terminan de calar entre los españoles a niveles que se puedan
considerar aceptables para Europa. Junto con la absoluta certeza de que en
España no se lee lo suficiente, hay otra innegable que es que cada año aumenta
el fracaso escolar, que en 2010 un informe del Ministerio de Cultura y Educación
junto con otras entidades y asociaciones de padres, profesores y estudios
europeos, dejó en evidencia la educación en España al constatar que el 75% de
los alumnos de primaria no entendían lo que leían (a pesar que supieran leer) y
que el 65% de estudiantes entre 12 y 18 padecían del mismo defecto. Es más, un
informe de 2011 realizado por PISA alertó que los españoles nos encontramos por
debajo de la media de la OCDE en cuanto a capacidad lectora en Internet y en
capacidad mediocre en cuanto a la habilidad de comprender textos impresos.
Estos niveles pobres de lectura junto con el fracaso escolar (sembrar rocas en
un campo de patatas en el futuro trae más hambre) nos sitúan junto a países
como Colombia, Argentina o Venezuela, países mucho más atrasados que España en
prácticamente todos los aspectos, pero que al menos tienen la excusa que nunca
estuvieron mejor que ahora. Nosotros no podemos decir eso.
La
sempiterna crisis
En
estos tiempos tan tumultuosos y difíciles, con una crisis económica que
paraliza prácticamente todo, es muy tentador y fácil achacarle todos los males,
pero la realidad dista mucho de ser así. No es comprensible que en más de
treinta años de democracia, con un sistema educativo que es el que más ingresos
recibe en la Unión Europea, con un país que en su momento estuvo entre los diez
más ricos del mundo, con un sistema educativo que hace muchos años se
consideraba modélico, con una sociedad que tiene a su alcance la Cultura y que
tanto invierte en ella, se encuentre con unos niveles tan bajos en cuanto a
ventas de libros y, lo peor, en número de lectores. Lo más positivo de todos
estos estudios, que ya conocíamos muchos, es que si bien el número de lectores
aumenta un poco (muy discutible), lo cierto es que aun habiendo pocos, los
lectores españoles son de gran calidad. La crisis es la excusa para evadir
responsabilidades y no encarar la verdad con valor. Y la verdad es que España
ha fracasado en su intento de crear una sociedad culta y educada, valores que
convierten a los ciudadanos en personas útiles, valiosas, con capacidad de raciocinio,
dueños de libertad y de pensamiento positivo y constructivo. Se ha fracasado en
el intento de que la Educación debe ser igual y gratuita para todos, y que cada
cual llegue hasta donde pueda gracias a su esfuerzo y responsabilidad; y la
Cultura un bien a proteger, protegiendo a su vez a quienes crean Cultura, y que
esta llegue a todos los ciudadanos con la mayor accesibilidad posible. Como
digo, se ha fracasado en estos dos proyectos tan esenciales para el bienestar
de una nación.
No se lee lo
suficiente en España
Los
principales motivos de que se siga sin llegar a niveles aceptables de lectores
en España son:
-La
politización del Sistema Educativo Español. En la etapa democrática española se ha cambiado más de
siete veces las leyes para el sistema educativo, creando y regulando
constantemente leyes pensadas no para educar, sino para sectarizar a los
jóvenes. En zonas de España como País Vasco o Cataluña se llega al extremo de
hasta cambiar la Historia o pasar directamente al lavado de cerebro de las
nuevas generaciones al más puro estilo de la Alemania Nazi. Es por esto que no
se busca fomentar la lectura, sino que se impone la letanía de dogmas políticos
encauzados a crear futuros votantes. Como ejemplo, podemos recurrir al dato ya
reseñado en la primera parte de este artículo: un 11% de los libros impresos en
España se hace en catalán, pero Cataluña no se encuentra en la cabeza de las
comunidades más lectoras, sino lo contrario. Es decir, se utilizan enormes
gastos y recursos para sacar muchos títulos al catalán pero luego no se propaga
la lectura entre los catalanes porque lo que se busca no es educar, sino
politizar y hacer política con el idioma. Ergo: sembrar rocas en el campo de
patatas.
-Decadencia
de los que componen el Sistema Educativo. Padres, maestros y políticos han fracasado
brutalmente. Los primeros no educando a sus hijos y cediendo responsabilidades
a terceros, responsabilidades que luego una vez cedidas, para mayor
incomprensión, no aceptan. Los segundos por pensar más en su futuro que en el
de los estudiantes, careciendo de motivación y autoridad eliminada por esos
mismos padres que exigen que se eduquen a sus hijos pero sin disciplina,
sacrificio ni trabajo. Y los terceros por utilizar la educación para fabricar
vasallos, no ciudadanos. No se fomenta la lectura en los colegios.
-Modelos y
valores a seguir. Si antes
una figura literaria era un modelo a seguir por el resto de la sociedad, ahora
lo es un famoso que sale en un programa de televisión de la considerada “prensa
rosa” y que enarbola como si fuera un triunfo el no haber leído nunca un libro.
No se inculcan hábitos de lectura entre los niños y los jóvenes, sino valores
basados en el consumismo, el escapismo y el fomentar que se es mejor
simplemente por decirlo y sin poseer absolutamente ninguna capacidad que te
destaque de los demás. Los valores a seguir son personas banales, completamente
superficiales que en la inmensa mayoría de las ocasiones son auténticos
analfabetos aunque sepan leer y escribir. Aparte, los niños, desde muy
pequeños, son atacados ferozmente por las grandes empresas en un intento de
inculcarles ciertas “verdades” basadas en el consumismo desenfrenado y seguir
unos modelos de comportamiento que siempre terminan en la compra deseada,
compra que casi siempre no está relacionada con la lectura. En estas
condiciones, los hábitos de lectura son las primeras víctimas.
-Cambian los
gustos. Antes se
regalaban libros, los abuelos leían cuentos a sus nietos y los padres
intentaban que sus hijos fueran a las bibliotecas. Hoy en día quien educa al
chaval es la televisión, las videoconsolas y las páginas Web. A los abuelos no
se les hace caso, los padres viven sus “agotadoras” vidas y no atienden a sus
hijos y estos no entienden ni aceptan tener que encargarse de nada, denegando
responsabilidades y exigiendo privilegios como si fueran derechos.
-El acceso a
la Cultura no es tan fácil como parece. Sí, pues la Cultura cada vez está en manos de quienes
sólo ven un negocio, no la manera de hacer más grande a la sociedad. Si bien
como autor defiendo que la Cultura es un negocio, por lo mismo digo que debe
ser un negocio que debe generar dinero para pagar a autores y a quienes
distribuyen la Cultura para que esta pueda seguir adelante y llegar a todos.
Pero cuando se elimina de la ecuación lo de “la Cultura para todos con
facilidad”, entonces nos encontramos con el puro y duro negocio especulador sin
escrúpulos algunos. En España todavía hay muchas zonas desiertas donde Internet
o una simple biblioteca no existen, donde los índices de lectura y ventas de
libros se desploman a niveles desoladores. Y en las grandes urbes esto poco a
poco va pasando igual, y es por las tarifas abusivas de Internet, por los
precios desmesurados de los libros y de todo aquello que forma parte de la
Cultura, ahuyentando de esta forma los hábitos saludables y las compras por
parte de clientes ya agobiados por la cruda realidad.
-Pérdida de
valores. La crisis
no sólo es económica, es social, mental y espiritual. Una sociedad que no cree
en el trabajo, el esfuerzo, la responsabilidad y la solidaridad, es muy difícil
que crea también en algo llamado educar la inteligencia. Siendo así, la lectura
es imposible que cale en una sociedad carente de los valores más básicos.
No se venden
libros en España
Si no
se lee lo suficiente y no hay un número aceptable de lectores, entonces es muy
difícil que el sector del libro pueda cerrar cada año con beneficios y ventas
que permitan afrontar el futuro con optimismo. Los principales factores que
contribuyen al desplome del sector del libro y por tanto de librerías y
editoriales, junto con los ya mencionados, son los siguientes:
-El acoso a
las PYMES. Desde 1978
hasta ahora, el acoso a las pequeñas y medianas empresas por parte de los
diferentes gobiernos de Estado y de las respectivas Comunidades Autónomas ha
sido constante y despiadado, en forma de abusivos impuestos, absurdas leyes que
entorpecen el libre comercio y el intento por parte de los partidos políticos
de controlar lo máximo posible al emprendedor en su afán de recaudar dinero.
Las librerías y editoriales ven así imposible poder competir con otras empresas
europeas en igualdad de condiciones, con lo que sacar nuevos títulos y que
estos se vendan es muy complicado y difícil. Por tanto, se reducen los
lanzamientos de libros y los lectores tienen menos donde elegir.
-Los libros
son muy caros.
Consecuencia inmediata de lo anteriormente dicho son las subidas de precios.
Debido a los innumerables impuestos que un Estado abusivo y recaudador impone,
los gastos para publicar un libro se disparan y para cuando llegan a los
lectores lo hacen con precios abusivos. Para poner un ejemplo, la media de una
novela de edición de bolsillo es de 2 dólares en Estados Unidos y una libra y
media en Inglaterra. En España es de 9 euros.
-Políticas
erradas de las editoriales. Se están imponiendo unas políticas erradas por parte sobre todo de las
grandes editoriales, que se empeñan en creer que lo único bueno es publicar
best-seller que dejen de inmediato grandes beneficios, lo que a medio plazo es
catastrófico pues como se ha visto incluso los súper ventas cada vez venden
menos. Para colmo, otra política errada es la de aumentar los precios en un
intento de compensar la falta de ventas. El pensamiento es: “ya que se vende
menos, al aumentar el precio del libro, cada venta nos ayuda a recuperar lo no
vendido”. Por supuesto, a medida que se van subiendo los precios, se van
ahuyentando a los lectores. Otras políticas erradas son no dar oportunidades a
nuevos autores o noveles, seguir emperrados en publicar títulos de autores que
aunque sean muy famosos, ya están agotados o seguir creyendo que en España
determinados géneros literarios no pueden vender.
-Éxodo de
novelas y autores a otros países. Enlazando con lo anterior, visto que el Estado no
protege al autor y que las editoriales solamente saben poner trabas, los
autores se ven obligados a publicar fuera de España e incluso a irse a trabajar
a otros lares. Esto se traduce en menos variedad en títulos de autores patrios
y a tener que depender para la novedad en autores extranjeros, muchos de ellos
totalmente desconocidos para los lectores (por tanto no compran) o con una
calidad como escritor muy por debajo de la media normal (por tanto los
lectores, que exigen calidad, no compran).
-Monopolio
de editoriales. Desde hace
años, por diferentes motivos, siendo los principales la crisis y lo poco que se
lee, muchas pequeñas y medianas editoriales se han visto obligadas a cerrar. De
esta forman van quedando únicamente grandes editoriales que luchan por intentar
obtener el monopolio de ser las únicas en publicar grandes títulos de grandes
autores. Para ello no dudan en gastar enormes cantidades de dinero en pagar a
autores consagrados para que trabajen exclusivamente para ellos y en realizar
enormes tiradas de los títulos a publicar. Este gasto luego repercute en el
precio final del libro, por lo que los lectores buscan alternativas más baratas
y no compran.
-La llegada
de Internet y el libro electrónico. Aún siendo una alternativa, lo cierto es que
Internet ha contribuido mucho al descenso de las ventas de libros. No sólo
porque haya arrebatado lectores que dedican más tiempo a navegar por la Red que
a leer, sino porque Internet ofrece la posibilidad de poder leer o acceder
gratis o mucho más barato al libro que se desea. Aquí interviene el libro
electrónico, más barato que el de papel y que también ofrece la posibilidad de
descargar gratuitamente cientos de obras, sobre todo las clásicas. No obstante,
a pesar que a corto plazo esto es negativo para el sector del libro en papel, a
largo plazo será beneficioso, pues es el futuro y una opción que las
editoriales ya van asimilando, puesto que hay que entender que el libro electrónico
es una opción más, no el enemigo a batir.
-El concepto
erróneo que tiene el español de que no se debe pagar por la Cultura; la
piratería. Este es,
quizás, el mayor peligro al que se enfrenta tanto la Cultura, como los autores
y el sector del libro. Debido a ese erróneo pensamiento de que no se debe pagar
por un trabajo que muchos ni siquiera lo consideran como tal, en España
profesiones relacionadas con el mundo de la Cultura (cantantes, poetas,
escultores, escritores, traductores, pintores…) tienden a no poder vivir de su
esfuerzo y a tener que dejar de lado su profesión para dedicarse a otra
socialmente más “aceptable”. Además, esta idea falsa de no pagar por un
servicio que se ofrece (pues es lo que es, como se paga por comprar pan y leche
aunque sean productos esenciales) lleva a la aceptación de muchos españoles de
no pagar por algo que ellos consideran debería ser gratuito, con lo que ya
tienen la excusa moral que necesitaban para robar, plagiar, copiar o piratear
un producto que no es suyo y por el que no han pagado nada. Aunque no tanto en
el sector del libro, siendo un problema evidente y grave, otros sectores están
siendo arrasados por este asunto, tales como el de la música, el cine, etc. Y
el problema se agrava más ante la ineficacia por parte del Estado o las
Comunidades de educar a los ciudadanos en el sentido de que detrás del placer
de disfrutar de la Cultura existen autores y artistas, trabajadores y
emprendedores que deben comprar ese pan y esa leche que también para ellos son
esenciales.
Reflexiones
finales
Todos
estos factores ya descritos se suman a los anteriores de porque no se lee en
España, unidos a otros factores políticos y sociales ya más complejos y que no
es el lugar para tratar, nos dan una idea aproximada del problema al que se
enfrentan libreros, editoriales y autores. Con todo, existe cierta esperanza en
que tal vez los responsables sepan darse cuenta de sus errores y enmienden sus
políticas inútiles y estériles y sepan tratar a la Cultura como es, no como una
vaca a la que ordeñar hasta matarla. Si no se soluciona de inmediato, si no se
educan a las nuevas generaciones en valores básicos, si no se deja de politizar
o monopolizar la Cultura, si no se abandonan las ideas de que todo vale para
lucrarse y que hay que esquilmar a los pocos lectores que existen, si no se
protege a los autores con leyes sensatas y equilibradas, si no se deja de
presionar a las editoriales, llegará el día en que España será un paramo seco y
estéril donde la Cultura simplemente no existirá. Ese día verá entonces como el
fanatismo, la incultura, el sectarismo, el odio y la intolerancia se alzarán
supremas, pues la Cultura y el fácil acceso a ella nos convierten en ciudadanos
libres de libre pensamiento y dueños de supremos valores.
Juan Carlos.
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Magníficos post Juan Carlos, de verdad un auténtico placer.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo en todo salvo en un aspecto, la piratería; y te explico.
Como ya te he dicho,soy jurista y eso de criminalizar una conducta con el único objeto de lucrarse me parece perverso.
Por un lado lo de llamar pirata a aquel que comparte de forma gratuita y filantropica archivos por internet me parece de locos. Piratas fueron el Olonés, Barba Azul y Francis Drake (por más que su Graciosa Majestad, le otorgara el título de corsario) y se dedicaba a robar, matar, violar, torturar y otras lindezas. Vamos que no veo el paralelismo.
Han intentado, como digo criminalizar conductas, que son hijas de la libertad, llevando a los tribunales en infinidad de ocasiones a estos "presuntos piratas" y jamás han conseguido una condena, simplemente porque no existe delito.
¿Acaso es un delito hacer un regalo? Cosa diferente es que exista ánimo de lucro, pero sin él, jamás podremos hablar de delito.
Lo que si me parece delictivo es imponer un canon a todas las plataformas de almacenamiento, pero eso es otra cuestión.
Cobrar un blu ray a 32 euros cuando cuesta 50 céntimos hacerlo ¿de verdad alguien lo va a comprar?
Personas como la ahora premio planeta, señora Sinde, probablemente habrían encarcelado a Guttemberg cuando cometió la tropelía de fabricar la imprenta.
Lo que deben hacer las empresas es adaptarse a los nuevos tiempos y vender a precios realistas en formatos realistas.
Vuelvo al ejemplo audiovisual. Descargas de películas de pago 16 euros, cuando su coste es....0 euros.
Sinceramente no creo que el problema sea el compartir archivos por Internet, porque eso es lo que es, no piratería.
Y si no que se lo expliquen a la señora que ha tenido a bien escribir la trilogía de Gray y que lleva embolsados 72 millones de euros.
El problema, como bien desarrollas en tu magnífico artículo, es mucho más profundo y tiene que ver con una crisis no solo económica sino de valores.
Como siempre un placer leerte.
Un saludo.
Magníficos post Juan Carlos, de verdad un auténtico placer.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo en todo salvo en un aspecto, la piratería; y te explico.
Como ya te he dicho,soy jurista y eso de criminalizar una conducta con el único objeto de lucrarse me parece perverso.
Por un lado lo de llamar pirata a aquel que comparte de forma gratuita y filantropica archivos por internet me parece de locos. Piratas fueron el Olonés, Barba Azul y Francis Drake (por más que su Graciosa Majestad, le otorgara el título de corsario) y se dedicaba a robar, matar, violar, torturar y otras lindezas. Vamos que no veo el paralelismo.
Han intentado, como digo criminalizar conductas, que son hijas de la libertad, llevando a los tribunales en infinidad de ocasiones a estos "presuntos piratas" y jamás han conseguido una condena, simplemente porque no existe delito.
¿Acaso es un delito hacer un regalo? Cosa diferente es que exista ánimo de lucro, pero sin él, jamás podremos hablar de delito.
Lo que si me parece delictivo es imponer un canon a todas las plataformas de almacenamiento, pero eso es otra cuestión.
Cobrar un blu ray a 32 euros cuando cuesta 50 céntimos hacerlo ¿de verdad alguien lo va a comprar?
Personas como la ahora premio planeta, señora Sinde, probablemente habrían encarcelado a Guttemberg cuando cometió la tropelía de fabricar la imprenta.
Lo que deben hacer las empresas es adaptarse a los nuevos tiempos y vender a precios realistas en formatos realistas.
Vuelvo al ejemplo audiovisual. Descargas de películas de pago 16 euros, cuando su coste es....0 euros.
Sinceramente no creo que el problema sea el compartir archivos por Internet, porque eso es lo que es, no piratería.
Y si no que se lo expliquen a la señora que ha tenido a bien escribir la trilogía de Gray y que lleva embolsados 72 millones de euros.
El problema, como bien desarrollas en tu magnífico artículo, es mucho más profundo y tiene que ver con una crisis no solo económica sino de valores.
Como siempre un placer leerte.
Un saludo.
Saludos, Rafael, gracias por leer mis entradas y comentarlas. Efectivamente, estoy de acuerdo con algunas cosas de las que dices, pero, hombre, cuando se habla de pirata no se intenta darle el significado que entendemos como tal, es una frase hecha, una especie de entender algo. Pero sí, hay que tener en cuenta esto: ¿qué pasaría si alguien ejerciera la abogacía sin tener licencia y cobrando menos por ello? Que, obviamente, la Justicia y los abogados con licencia irían a por él, aunque ese abogado “pirata” fuera un filántropo y cobrara menos a los clientes. Es que sí, que es cierto que no se puede considerar delictivo copiar una peli y regalársela a un amigo, pero cuando haces mil copias de esa peli no es para regalársela a mil amigos (más que nada porque no les tienes). Muchos de los servidores donde se cuelgan películas y música, supuestamente para compartir, sí tienen afán lucrativo cuanto que cobran mucho dinero por publicidad o simplemente por vender datos personales y direcciones de correos de la gente que se suscriben a esas páginas. Que algo no sea ilícito según la Justicia, no signifique este mal, sea inmoral o injusto.
EliminarY esto me lleva a lo que comentas: tan inmoral e injusto es lo de piratear, aunque no parezca que exista delito, como cobrar un canon a plataformas, ordenadores y todo tipo de cosas relacionadas para realizar copias o distribuir información; como pirata es cobrar, como bien dices, 28 € por un Blu-ray cuando ese mismo Blu-ray dentro de cuatro meses estará a 5 €. Y tan miserable es la recaudación cicatera de la SGAE que no defiendo los derechos de autor, sino los bolsillos particulares de unos pocos. Es decir, que todos son culpables, todos lo somos, y en el fondo se encuentra la mala educación, la pérdida de valores y el no entender que los escritores somos profesionales como pueden serlo los abogados, lecheros o albañiles.
Estoy en contra de que los escritores ganemos esas millonadas, pero eso también es muy difícil de cambiar puesto que hay que comenzar a cambiar las políticas editoriales de las grandes editoriales. Te remito a esta entrada mía y así comprendes lo que quiero decir:
http://lapasionporescribir.blogspot.com.es/2013/07/los-escritores-somos-profesionales.html
Son dos partes. Un saludo y ya me dirás.
Un gran artículo. No solo hay datos, sino una reflexión crítica acerca de lo que sucede. Completamente de acuerdo. Felicidades por tu post.
ResponderEliminarHola, Marta. Muchas gracias por tu visita al blog y tus comentarios. Si te ha gustado, espero que leas también otros artículos y la actualización del mismo. Un saludo.
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