NO
SE LEE Y NO SE VENDEN LIBROS EN ESPAÑA
PRIMERA
PARTE
En
este nuevo artículo vamos a introducirnos en un tema espinoso pero que resulta
esclarecedor a la hora de comprender algunas de las cosas que suceden en
España. A pesar de lo que pueda parecer y de unos datos que normalmente no
suelen reflejar la realidad, vamos a tratar de explicar porque en España se lee
muy poco y se venden muy pocos libros comparando nuestra media y situación con
los países de nuestro entorno. Porque claro, si nos comparamos con Senegal o
Indonesia, pues está claro que en España se lee más, pero no es con ellos con
quienes debemos compararnos, cosa por otra parte totalmente injusta, pues las
vicisitudes actuales no son las mismas para unos y para otros así como las
oportunidades que unos han tenido y desaprovechado y otros ni siquiera han
llegado a tener.
Los
datos
La
Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), lleva realizando un
Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros desde el año 2000, en
colaboración con la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del
Ministerio de Cultura. Como el nombre indica, es un proyecto que trata de
establecer los hábitos de los lectores españoles, lo que se lee y cuántos
libros se venden al año. Según esto, el número de lectores de libros en España
ya es el 61,9% de la población mayor de 14 años. En este porcentaje se añaden
tanto a los que leen en su tiempo libre, como por trabajo o estudios. Esto
supone un incremento de 1,6 puntos con respecto a 2010, con una media de 10,4
libros leídos en doce meses (0,8 libros más de media que en 2010).
Si
nos vamos solamente a la población que lee en su tiempo libre, el porcentaje es
del 58%, un punto más que 2010. Entre los lectores que leen con una frecuencia
diaria o semanal pasamos al 45,1% y el número de lectores que leen a diario
aumenta al 28,8%. Todo esto según el dicho Barómetro.
Según
los datos de la Agencia del ISBN, en 2011 se publicaron en España 103.000
nuevos títulos (nuevos, no reediciones o títulos reimpresos), el 79% de ellos
en castellano y un 11% en catalán; el resto en otras lenguas de España. De esos
103.000 títulos el 17,3% de las obras fueron en formato digital, con un
incremento del 38% sobre el año anterior. Comparando con otros años anteriores,
el número de nuevos títulos ha ido decreciendo, lo que contrasta poderosamente
con los resultados del Barómetro antes citado. Vamos a poner otros resultados
de ese estudio:
-El perfil del lector en España sigue
siendo el de mujer, con estudios universitarios, joven y urbana que gusta de la
novela en castellano. Generalmente lee por ocio.
-Madrid es la comunidad con mayor índice de lectores,
seguida de País Vasco y Cantabria. Entre las menos lectoras se sitúan
Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura.
-El hábitat también influye en el hábito de lectura.
Las poblaciones con más de un millón de habitantes alcanzan hasta un 70% de
ciudadanos lectores, mientras que las de menos de 10.000 habitantes apenas
llegan al 49%.
-El nivel de estudios sigue siendo un factor
determinante en el hábito lector. El índice más alto se registra entre quienes
tienen estudios universitarios, con un 82,1%, desciende al 60,7% entre los que
tienen estudios secundarios y cae al 35% entre los que sólo tienen estudios
primarios.
-La edad influye también en el hábito de leer. Los
viejos leen menos que los jóvenes, aunque se observa un cierto incremento de
lectores con más de 65 años, con un 37% de ellos que se declaran lectores.
-El porcentaje de españoles que leen libros en soporte
digital es del 6,8%, un 1,5% más que el año anterior.
-Tan sólo un 3,9% de los entrevistados aseguraron tener
un e-reader, más del doble que el año precedente. Sin embargo, sólo 2,7% lo
utiliza para leer e-books.
-Los lectores que utilizan e-readers leen una media de
14 libros al año, 6 en formato papel y 8 en formato digital con su dispositivo
electrónico.
-Con respecto a la procedencia, un 73,1% de los
entrevistados señalaron que habían consiguen los e-books a través de descargas
gratuitas en Internet, un 37,3% a través de familiares o amigos y tan sólo un
36,9% lo hizo en pago.
Leyendo
todo esto, da la sensación de que en España, aunque se lea poco, al menos se
lee y que va en aumento el número de lectores. Sin embargo, estos datos no
parecen encajar con los siguientes.
Un desierto
estéril
En
Austria hay una librería por cada cinco mil habitantes, en Argentina una por
cada siete mil, en España e Inglaterra una por cada quince mil, en Estados
Unidos una por cada veinte mil y en el extremo nos encontramos con México con
una por cada ciento ochenta mil habitantes. De nuevo nos volvemos a topar con
unos datos que invitan a la esperanza. Después de todo, parece que tenemos más
librerías que Estados Unidos, pero esto es engañoso, cuanto que Estados Unidos
posee muchos más habitantes que España y en proporción librería por habitante
está mucho más equilibrado. Además, las librerías estadounidenses están mucho
mejor repartidas por el país, mientras que en España las encontramos casi en exclusiva
en los grandes centros urbanos. Por lo mismo, parecería que en Argentina la
situación es mejor que en España, pero el número de librerías es engañoso
puesto que la gran mayoría de los argentinos, debido a su precariedad
económica, no tienen posibilidad de acceder a la literatura aparte que
Argentina exporta muchísimos títulos al exterior.
En
2011 la venta de libros cayó en España un 6,2%, con tendencia además a la baja,
según un estudio realizado por CEGAL en colaboración con la Dirección General
del Libro y el Ministerio de Cultura. En 2010 se mantuvo la misma tendencia
según el Observatorio de la Librería con resultados casi idénticos a 2009. Es
decir, la tendencia de ventas en los libros ha sido constante y no
recuperativa. Lejos de parecer que el mercado literario se recupera, entra
dentro de una espiral descendente e irrecuperable. Pero el dato es más
desolador en el primer semestre de 2012, a la espera de la finalización del año
y los datos definitivos (aunque en un principio todo indica que será para
peor). Todos los estudios y estadísticas, más los informes de ventas, confirman
que la venta de libros ha caído un 10%, esto en tan sólo seis meses, más que
todo el año 2011 junto. Pero según la FGEE y diferentes asociaciones de
libreros, autores y editores, las cifras pueden aumentar bastante más,
oscilando entre el 20 y el 30%.
Si
nos vamos al cierre de librerías y editoriales, el asunto se vuelve mucho más
oscuro, cuanto que ha sido bastante difícil poder encontrar datos fiablemente
constatados y las fuentes consultadas difieren entre sí. Hay que tener en
cuenta que aunque se sepa exactamente el número de empresas y negocios
cerrados, ya es más difícil precisar cuántas de ellas eran editoriales o
librerías, pues ambos negocios pueden estar enclavados en diferentes géneros:
ocio, cultura, servicio al por menor, educación, etc.… Es más que seguro que
existan informes fiables que nos hablen del número exacto de editoriales y
librerías cerradas en España, pero vamos a resaltar ciertas informaciones para
que mediante un lógico proceso de pensamiento podamos intuir el oscuro destino
de las librerías y editoriales españolas.
El fin de la
pequeña industria literaria
Como
ya he dicho, en los seis primeros meses de 2012 la venta de libros ha caído un
10% respecto al año anterior, posiblemente más a la espera de las cifras
definitivas y los resultados de otros estudios. Como en años anteriores, por
géneros, a pesar que la novela es lo que más se lee en España, la ficción para
adultos es la que se lleva la peor parte con un descenso en ventas de casi el
25% comparando con 2011, que ya fue un año malo. Se han distribuido más libros
electrónicos, y se han vendido más e-book, tablets y e-readers que en 2011,
pero a la contra, la facturación se ha reducido considerablemente. Esto
significa que a pesar que se cuenta con un buen fondo de libros electrónicos y
se han vendido más soportes electrónicos, las descargas de libros electrónicos,
la venta, lejos de aumentar ha descendido. También en 2012, y se suma a otros años,
se han vendido y creado muchos menos diccionarios y enciclopedias.
Según
algunos responsables del Ministerio de Cultura y otras voces del mundo del
libro, parece ser que la mala situación que atraviesa el libro en España se
debe a tres factores claves: la crisis actual, el mundo digital y la mentalidad
española de que en la Cultura debe ser todo gratis. Permítanme decir que es
cierto que la crisis afecta la venta de libros, pero no creo que la aparición
del mundo digital haya sido una de las principales responsables de la caída en
las ventas de los libros. En cuanto al tercer punto, sí estoy de acuerdo. Pero
no vamos a ahondar ahora en esto y sigamos adelante con el tema.
Las
pequeñas y medianas editoriales, junto con las librerías, están pasando por un
calvario en su intento de superar la actual crisis no sólo económica, sino
también cultural y social, que son las que nos han conducido al actual
panorama. También lo hacen las grandes editoriales, no hay más que echar un
poco la vista hacia atrás para recordar el cierre de algunas de las editoriales
que durante muchos años han sido de las más punteras en nuestro país. Como
todo, las noticias resultan engañosas respecto al tema de las ventas y el
cierre de negocios. Si nos atenemos a varios informes y estadísticas, se habla
de que el sector del libro cerró 2011 con pérdidas relativamente moderadas y
asumibles, pero eso se encuentra muy lejos de la realidad, pues dichas pérdidas
no están repartidas de forma muy justa que digamos. Mientras que una gran editorial
ha visto mermados sus beneficios en un 10% o incluso haya tenido unas pérdidas
de un 5%, en cambio, decenas de pequeñas y medianas editoriales, con un
descenso en las ventas de un 30% y pérdidas hasta del 25%, se han visto
obligadas a cerrar por no poder asumir los gastos. Y esto vale también para los
libreros.
Otros
fríos datos no invitan al optimismo. En 2010 se contaban en España 3.122.448
autónomos (el 80% de las empresas españolas). Quiero recordar que la inmensa
mayoría de las personas que ostentan librerías o editoriales son autónomos que
en un 80% no pasan de tener más de tres empleados. Esta cifra de algo más de
tres millones puede parecer buena, pero en 2007 había 35.446 autónomos más, o
sea, que en vez de crecer, disminuye. En los años más duros de la crisis, entre
2009 y 2011, se dieron de baja casi 200 autónomos por día. En el primer
semestre de 2012 se dieron de baja 2.861 autónomos y en abril del mismo año nos
encontramos con el número de 3.057.272 autónomos registrados. Por supuesto, en
estas cifras faltan todavía los datos definitivos y del último semestre del año
que han sido fatídicos, aparte que es más que posible que los datos no hayan
sido del todo contrastados. Lo que sí ha sido ya aceptado de forma oficial es
el dato que desde 2006 hasta 2012 se han cerrado 90 librerías por 75 que abren,
y han cerrado 20 editoriales por 10 que abren. Estos datos provienen de los
informes anuales elaborados por la Federación Nacional de Trabajadores
Autónomos (ATA) muchas veces ignorados, por cierto, por los gobiernos de turno.
Las ventas
de libros.
Leído
hasta ahora datos y más datos, comprendemos entonces que la caída de las ventas
en España ha descendido si bien no de forma brusca, sí de manera continuada e
imparable, arrastrando consigo a editoriales y librerías y, por supuesto, a la
parte más débil de la estructura: al autor. Pero todos sabemos, o creemos
saber, o hemos escuchado, que los best-sellers son los que salvan con sus
ventas a las editoriales, y que el mercado literario se sostiene gracias a esos
libros que se convierten en éxitos de ventas y atraen a decenas de miles de
lectores. ¿Es cierto esto? En parte sí, pero aquí también la crisis del sector
del libro se hace notar.
Varias
editoriales se han salvado de cerrar muy negativamente el año gracias a sus
autores punteros, e incluso algunas de cerrar, pero a pesar de todo, las ventas
no fueron todas las buenas que deberían. El obtener datos de ventas de novelas
y de editoriales es asunto espinoso, bastante peliagudo porque existe un gran
hermetismo al respecto, pues se intenta evitar toda publicidad negativa hacia
las obras o las editoriales que las publican. Pero gracias a la sagacidad de
estudiosos, articulistas, autores y gente que se interesan por el mundo del
libro, ciertos datos son posibles de compartir. Los autores Stieg Larsson y Dan
Brown han salvado en más de una ocasión a Planeta de cerrar en negativo.
Algunos informes del sector afirman incluso que si el grupo de Lara no contara
con esos autores su escaso porcentaje de beneficio se convertiría en negativo.
A la editorial Alfaguara la saga “Crepúsculo” es la que le saca de los apuros;
a Ramdom House autores como Isabel Allende, Javier Cercas e Idelfonso Falcones;
con Maeva tenemos a Jean M. Auel; a Plaza & Janes le ocurre lo mismo con
Ken Follett… La editorial que no cuenta entre sus títulos con novelas de
autores punteros, que son la inmensa mayoría, son las que más dificultades
atraviesan en estos momentos.
Pero
a pesar de lo que se pueda creer, el tener best-sellers no implica
necesariamente que te vaya a ir bien en las ventas. El descenso de las ventas
castiga duramente a las obras de autores no reconocidos mundialmente o de
escaso renombre, pero también lo hace con los superventas. Autores como Dan
Brown venden un 15% menos que en años anteriores, y cada nuevo título vende
menos que el anterior. Otro claro ejemplo son las novelas del prestigioso
Premio Planeta, una maniobra comercial de la editorial que cada año vende
menos. Como caso sangrante tenemos a la autora Ángeles Caso que con su libro
“Contra el viento” vendió un 32% menos con su libro premiado por Planeta que
cuando salió a la venta sin premiar. Autores consagrados como José Saramago han
tenido caídas de hasta el 28% en sus ventas, y otros como Arturo Pérez-Reverte
deben contentarse con los beneficios allende nuestras fronteras, pues venden
más en el mercado latinoamericano que en España misma.
Y es
que lejos de las tiradas monumentales que las editoriales nos quieren hacer
creer que se realizan, lo cierto es que el mercado no está para fiestas y las
editoriales deben intentar realizar tiradas que se ajusten a la dura realidad.
Uno es escritor, pero también ha sido editor literario, ha tenido su propia
librería y ha trabajado en editoriales, codeándose con todo tipo de autores,
agentes, editores y demás personas de este negocio y sabe de lo que habla. Es
estrategia de mercado “inflar” las ventas o las ediciones de una novela o
“exagerar” los ejemplares distribuidos de un determinado título. No es que se
engañe descaradamente, pero sí se “tuerce” un poco la verdad y sobre todo se
pretende desterrar la idea de que no se vende para el lector no confunda “no
vender” con “no tiene calidad” o “la editorial no es buena”. Cuando un libro
pone en su portada “25ª edición”, uno automáticamente piensa que debe llevar
vendidos al menos 250.000 ejemplares, pero es perfectamente normal realizar
tiradas de 1.000, 500 e incluso hasta 100 ejemplares de un título. De esta
forma, un libro puede tener veinticinco ediciones y llevar vendidos 10.000
ejemplares. Si pone en la portada “más de 250.000 ejemplares vendidos” puede
ser cierto, pero lo que no se suele decir es que en esa suma entran los
ejemplares vendidos en Latinoamérica u otros países de otras lenguas. Esto no
quita que no se vendan en algunos casos tantos ejemplares de una obra, o que
ciertamente lleven muchas ediciones porque se vendan y vendan durante años,
pero esto ocurre con escasos autores y escasas novelas. Como ejemplo, puedo
citar un cuento corto y muy famoso de cierto caballero (no pondré el título
porque tampoco se trata de atacar a nadie, sino de informar acerca de la
realidad) que hace dos años iba ya por la 67ª edición. Lo que muy pocos saben
es que cada edición es de 100 ejemplares e incluso menos.
Ojo,
esto no implica que las editoriales quieran engañarnos porque sean malvadas.
Esto forma parte de su política de mercado y es normal y lógico que recurran a
estos reclamos para intentar vender sus libros. Es como esos anuncios de
cervezas que en sus intentos por vender acuden al reclamo de las chicas guapas,
fiestas interminables y una vida sin problemas y maravillosa solamente por
beber dicha cerveza. Así pues, no pensemos mal de los editores ni nos enfademos
con ellos.
El
descenso inevitable de las ventas incluso en los best-sellers afecta a todos
los sectores del libro: a los editores, por lo ya dicho, y a los libreros que
ven con espanto como sus ventas descienden. Si todo un Dan Brown no vende lo
que debiera, ¿qué va a vender Paquito Palotes con su libro “X”? Esto implica
que los libreros no se arriesgan a realizar grandes pedidos a las editoriales,
desconfían de las novedades e incluso rechazan la gran mayoría de ellas porque
no están seguros de venderlas. A su vez, esto repercute en los editores, que
ven como incluso algunos títulos de sus superventas no venden o son rechazados
por los libreros, con la consecuencia de que su política editorial se centra en
intentar publicar “a los seguro”, es decir, depender únicamente de best-sellers
de autores reconocidos mundialmente. Esta política editorial puede parecer
buena a corto plazo, pero a medio y largo es catastrófica, tal y como ahora se
está empezando a notar, pues dejando de lado al resto de autores y títulos (el
90% de las obras), lo que les queda son los súper-ventas que cada vez son menos
súper. Y, por supuesto, a quien todo esto más afecta son a los autores menos
conocidos o noveles que ven imposible publicar sus obras en España y, lo que es
peor, son condenados al olvido tanto por editores, como por los responsables de
la Cultura en España.
¿Por qué
unas estadísticas dicen unas cosas y otras algo bien diferentes?
Llegados
a este punto, nos encontramos entonces con la pregunta un momento antes
planteada. Algo no encaja. Por un lado nos dicen que el número de gente que lee
en España ha subido, y por otro nos encontramos con unos informes y estudios
demoledores que indican claramente que la venta de libros en España cae. ¿Cómo
se puede entender esto? ¿Qué es lo que lee entonces la gente? Pero iremos más
lejos que esto al afirmar que a pesar de los datos positivos acerca de los
lectores, en España no se lee lo suficiente. Pero ya todo esto lo dejamos para
la segunda parte del artículo. Espero haberles sido de ayuda y que la
información aquí compartida les pueda servir en algo. No duden en consultarme,
criticarme o corregirme en lo que deseen.
Juan Carlos.
Para leer la segunda parte, pincha AQUÍ e iras directamente
a ella.
Para leer una actualización más moderna de este artículo, ve
a:
Muchísimas gracias por escribir esta entrada. Justamente estaba buscando algunos datos sobre el panorama editorial y, a decir verdad, no es para nada alentador.
ResponderEliminarGracias a ti, Ana, por leer mis entradas. No, tienes razón, el panorama no es alentador. El artículo escribí ya hace muchos meses, pero el mercado literario y cultural español no ha mejorado, al contrario, ha empeorado por muchos cuentos que nos quieran vender. El empobrecimiento cultural de la sociedad española va en caída libre y de momento no parece detenerse. Da miedo pensar en el erial que puede ser esto como no se tomen medidas contundentes y claras al respecto. Un saludo.
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