UNA AYUDA PARA QUE TUS NOVELAS Y OBRAS ESTÉN MEJOR ESCRITAS. PRIMERA PARTE.
Como ya he
expuesto en otros artículos del blog, esto no es un manual de gramática ni
pretendo convertirme en maestro, sino tan sólo es una ayuda a la hora de hacer
comprender al escritor profesional una serie de reglas básicas y unificadoras
que tiene que tener en cuenta en el momento de presentar sus manuscritos a las
editoriales. Aunque finalmente toque varios aspectos de la gramática (gramática
de la que se supone cualquier escritor tiene unos mínimos conocimientos), no
deja de ser, como he dicho, normas para que la obra esté bien escrita.
Hay
que tener en cuenta, algo de lo que nunca me canso de repetir, que si un editor
toma una novela para evaluarla y en la primera página se encuentra con graves
faltas de ortografía, de narrativa y/o en los criterios y normativas de los
textos, entonces esa novela tiene como destino la papelera, aunque sea el mayor
éxito de todos los tiempos. No se trata de obsesionarse con intentar entregar
un escrito con la mayor pulcritud posible (todo el mundo comete faltas, incluso
los catedráticos de lengua española e incluso los componentes de la Real
Academia de la Lengua Española, la RAE), sino de conseguir que lo que has
escrito sea legible y pueda pasar la primera mirada escrutadora del editor. Una
vez pasado este peligroso primer trámite, si la historia es buena y ha captado
el interés del editor, aunque existan faltas, se pasarán por alto. Espero que
mis humildes consejos (humildes porque al fin y al cabo seguro que en este
artículo hay sus buenas faltas y errores) te puedan servir.
Solo
y sólo.
Aunque
ya gracias a una absurdidad de la RAE se terminó la polémica con esta palabra,
muchos editores, escritores y personas siguen aplicando las reglas para
acentuarla. Sin más, la palabra “solo” no se acentúa, excepto cuando se usa de
forma ambigua como adverbio o adjetivo. Para comprendernos, aplica esta regla
tan sencilla: “solo” se acentúa cuando se puede utilizar como “solamente”.
Ejemplos:
—Él
está solo
(no se acentúa porque este “solo” no se puede utilizar como “solamente” o
“únicamente”)
—Sólo
tenemos comida para cuatro días (este “sólo” se acentúa porque le
puedes utilizar con “solamente”, “únicamente”, etc.)
Acentuar
pronombres demostrativos.
“Este”,
“ese” y “aquel”, con sus femeninos y plurales, son palabras tónicas y llanas
terminadas en vocal, aunque sean plurales, y sea cual sea la función
(acompañando al sustantivo o ejerciendo la función de pronombre) que cumplan
nunca se acentúan. La excepción es cuando se utilicen como pronombres con
posible ambigüedad con los adjetivos.
El
leísmo es el uso incorrecto del “le” y “les” cuando lo correcto sería poner
“lo”, “los” o “la” y “las”. En este sentido, los que somos de Madrid padecemos
un grave problema de leísmo. Un buen truco para saber cuándo se ha de utilizar
“lo” es cambiar el género del complemento y comprobar si se podría utilizar
“le” o “la. En caso afirmativo, entonces es que la frase requiere un “lo”.
El
laísmo consiste en la utilización de los pronombres átonos “la” y “las” en
lugar de “le” y “les” como complemento indirecto. Aunque la RAE de nuevo ha
terminado por admitir el leísmo en su uso generalizado, no es correcto. Esta
regla la siguen muchos editores a la hora de evaluar novelas, procura no
incurrir en su error.
Plurales
irregulares.
Existen
ciertas palabras que son de otras lenguas que debemos poner en plural. Para
algunas de ellas existe ya el plural en castellano, tales como
“búnker-búnkeres”, “convoy-convoyes”, etc. Otras, no obstante, no lo tienen, y
en ese caso es recomendable no utilizar el plural en la palabra, sino en el
artículo; MP3, DVD, Mig-23, los MP3, los DVD, los Mig-23…
Para
el plural de ciertas palabras latinas de común utilización debemos evitar el plural
tal y como aconseja la RAE. Así, en réquiem, memorándum, referéndum… debemos
utilizar las expresiones tipo “el memorándum”, “los memorándum”…
El
problema más difícil nos lo encontramos con palabras de otras lenguas,
neologismos modernos donde la RAE o no se ha pronunciado, o ha intentado crear
unas normas que son ambiguas. Hay que tener en cuenta estas dos normas para los
plurales:
-La norma culta y conservadora indica
que hay que colocar –es a la palabra: iraní es iraníes, tabú es tabúes, hindú
es hindúes…
-La norma vulgar y moderna nos indica
que con añadir –s nos vale: champú es champús, menú es menús…
Lo
correcto sería poner menúes y champúes, pero son tan raras y tan poco
utilizadas estas palabras que hemos aceptado como correcto colocar el –s. Así,
lo aconsejable es utilizar siempre la primera norma, la más culta, y en
palabras más o menos modernas y comúnmente utilizadas, emplear la norma vulgar
y moderna.
Dado
que la lengua castellana es una lengua viva, versátil y muy evolutiva, ciertas
palabras extranjeras han terminado por adaptarse para sus formas de plural, por
crearse grupos consonánticos impronunciables o contrarios a la correcta
fonología del español. Para este tipo de casos la RAE ha procurado
solucionarlos uno a uno. Como perfectos ejemplos tenemos los siguientes: de standar nos sale estándar-estándares, de
carnet nos sale carné-carnés, de chalet nos sale chalé-chalés, de parquet nos sale parqué-parqués, de slogan nos sale eslogan-eslóganes, etc.
El
paréntesis.
El
paréntesis se emplea para acotar, comentar o glosar dentro del párrafo, nunca
en las conversaciones. El paréntesis se une directamente a la primera y última
palabra que encierran, sin espacios. Si tras poner el último paréntesis
finaliza el texto, se ha de poner el punto a continuación del cierre.
Diéresis.
Siempre
se coloca, es una falta de ortografía tan grave el no ponerlo como no colocar
un acento. En palabras tales como cigüeña, cigüeñal, agüero y similares nunca
debe faltar. Ojo con esta regla, que los editores suelen aplicar estrictamente.
Las
mayúsculas.
Aunque
parezca simple su uso, es un error común entre los escritores el no aplicar
correctamente las mayúsculas. Es la primera letra de una palabra que pretende
destacar algo importante o por ser un nombre, o por iniciar una conversación.
Aunque hay muchos motivos para su uso, voy a destacar las más importantes y
comunes.
1-Los nombres propios: Raquel, Fernando,
Arthur, España…
2-Los puntos cardinales, siempre y
cuando formen parte de un nombre propio o sean una designación geográfica ya
establecida. Aparte de esto, siempre se ponen en minúscula: Europa del Norte,
Polo Norte…; pero obsérvese que al norte de Irlanda, al este de España, el sur…
3-Los sobrenombres que acompañan al
nombre propio o lo sustituyen: Pedro el Cruel, Ricardo Corazón de León, El Gran
Capitán…
4- Si un nombre o un topónimo contiene
un artículo, este se pondrá con mayúscula: El Cairo, El Escorial…
5-Las designaciones de dignidad o
autoridad divinas: Dios, la Virgen, Él… En caso de seculares cuando estas se
refieren a la institución y no al cargo o la persona que la ocupa, excepto para
la realeza: la Presidencia del Gobierno, pero el presidente del Gobierno;
Ministerio del Interior, pero el ministro del Interior. Obsérvese Su Majestad,
el Gobierno, la Jefatura del Estado…
6-Las festividades, pero no la parte
común del término: Navidad, Pascua, Semana Santa, pero el día de Navidad o el
jueves de Semana Santa (Jueves Santo).
7-Cuando se da inicio al nombre de un
título dentro de un párrafo o conversación sin importar donde esté colocado: acabo de leer El señor de los anillos,
o, he leído El Nacimiento de Europa…
8-Hay ciertas palabras que pueden
significar tanto una realidad concreta como otra genérica. En el primer caso es
cuando se emplea la mayúscula, conocida como diacrítica. Son ejemplos perfectos
la Iglesia (institución) y la iglesia (templo donde se reúnen los fieles); la
Corona (institución) y la corona (objeto que porta una persona); la Revolución
(francesa, inglesa… que se convierte en nombre propio) y la revolución
(cualquier cambio que se obtiene con violencia). Hay casos donde la mayúscula
diacrítica es doble, como por ejemplo Gobierno Militar (institución o edificio
donde viven o trabajan militares) y Gobierno militar (forma política que rige
un país); Banco Central (entidad bancaria que representa a un país, como en
España) y banco central (banco de emisión cualquiera de un país).
9-Los nombres que designan la condición
de una institución concreta siempre que acompañen al nombre completo de la
misma: oficina, ministerio, departamento… Ministerio de Industria, Oficina de
Turismo, Departamento de Justicia…
10-Las disciplinas académicas: Jorge es licenciado en Lenguas (el
título va en minúscula, pero la disciplina en mayúscula).
Aunque
se acepta por lo común el emplear las mayúsculas con los días de la semana o
los meses del año, su uso es incorrecto y siempre van en minúscula a no ser que
inicien la frase o texto: lunes, martes, miércoles… agosto, septiembre,
octubre…
El
uso de “quizá” y “quizás”.
Su
regla es bastante lógica y muy sencilla de aplicar. Siempre se utiliza “quizá”,
excepto cuando la siguiente palabra empieza por “a”. En ese caso, se utiliza
“quizás”.
“Adonde”,
“a donde” y “adónde”.
Pesadilla
de muchos estudiantes y escritores, el uso de estas tres formas locativas es
bastante sencillo si se conocen claramente sus funciones, elementos,
equivalencias y significados. Mediante ejemplos espero poder aclararlo.
“Adonde”
es un adverbio relativo de lugar, átono, que procede de la unión de la
preposición “a” y el adverbio “donde”. Se utiliza únicamente cuando su
antecedente (el sustantivo o el adverbio) está explicito en la frase. Observa
los ejemplos:
—Ese
es el restaurante adonde vamos a cenar esta noche (el antecedente
es el restaurante, por tanto se fusiona el “a” con el “donde” y no se acentúa).
—Esta
es la playa adonde nos fuimos a bañar (como en el anterior ejemplo, el
antecedente es la playa).
“A
donde” se utiliza cuando no existe el antecedente expreso como en los anteriores
ejemplos:
—A
donde voy no creo que nadie me pueda seguir (no hay antecedente explicito, y
por tanto el “a” y el “donde” se separan).
“Adónde”
es un adverbio interrogativo locativo que introduce oraciones interrogativas y
exclamaciones parciales, directas o indirectas:
—¿Adónde
vamos a ir esta noche? (es una frase interrogativa)
—Contadme
adónde vamos a ir a cenar (Se acentúa puesto que aunque no hay signo de
interrogación, la frase claramente indica una pregunta).
Estas
formas sólo pueden emplearse con verbos de movimiento.
Continúa en la segunda parte…
Este artículo es un complemento perfecto para la
entrada DE
CÓMO PRESENTAR CORRECTAMENTE UN MANUCRISTO U OBRA AL EDITOR en este
mismo blog. Pincha AQUÍ para ir al enlace. O para las entradas: EL USO CORRECTO DE LA COMA.y
Un artículo bastante interesante, muchas gracias.
ResponderEliminarDe nada, José Luis, espero que te guste también la segunda parte que en breve pondré en cuanto la tenga terminada. Un saludo.
ResponderEliminarLa espero con bastante interés.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan Carlos.
Excelente información
ResponderEliminarGracias, Valentina. Un saludo.
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