LA GÉNESIS DE…
EL PUEBLO DE LAS NUBES
En esta nueva entrada dedicada a
responder a la pregunta de por qué me dio por escribir tal libro, vamos a
hablar de mi novela histórica EL PUEBLO DE LAS NUBES. Dicha obra está
ambientada a finales del siglo XVI y principios del XVII en tierras de Nueva España
y Nueva México, en la expedición del llamado “último de los conquistadores”:
Juan de Oñate y Salazar.
Un poquito de
contexto histórico
Juan de Oñate protagonizó una
expedición por lo que es hoy el suroeste de los Estados Unidos en 1598 reinando
ya en España Felipe II. Alejada de las grandes conquistas que supusieron los
imperios inca y mexica (azteca), la expedición de Oñate poseía otros objetivos
muy distintos, tales como la búsqueda de tierras fértiles para la agricultura y
la ganadería, el hallazgo de minas de oro y plata (las encontradas en
Zacatecas, de plata, despertó la creencia entre los españoles que más al norte
de Nueva México era posible encontrar nuevas minas), el contacto con tribus
indias y establecer pactos de alianza y comercio y, sobre todo, encontrar el
muy importante paso al mar del sur que se creía no podía estar muy lejos. Hay
que recordar que por entonces no se pensaba que la parte de Norteamérica fuera
tan grande y se pensaba que el mar del sur no podía hallarse muy lejos. De encontrar
dicho paso, las posibilidades para el comercio eran ilimitadas.
Lo que no podía imaginar Oñate, ni
los miembros de la expedición, es que lo que iban a encontrar serían tierras desérticas
o de pocos pastos, calores ardientes, fríos glaciales, tribus indias muy pobres
y ríos anchos y problemáticos. Y por si fuera poco todo esto, también se las
verían con indios muy hostiles de nombres tan míticos como los apaches o los
comanches, pero sobre todo con los indios más valientes y fuertes de todo aquel
extenso y desconocido territorio: los indios de Acoma, el pueblo de las nubes.
Aunque en un principio las
relaciones entre los españoles y los indios fueron buenas, pronto los de Acoma
comprendieron que si se dejaba hacer a los recién llegados sus políticas de
alianzas y comercio, la ciudad de Acoma, enclavada en lo alto de una escarpada
y alta montaña de pico plano, perdería su puesto de primacía entre las demás
tribus y quedarían relegados a un segundo plano. Decidieron entonces los de
Acoma atacar primero y a traición a los españoles confiando que las demás
tribus se les unirían. Se iniciaría así lo que la Historia ha dado a conocer
como “la guerra de la Roca”.
La novela EL
PUEBLO DE LAS NUBES
Dentro de ese hecho histórico que es
la expedición de Juan de Oñate y “la guerra de la Roca”, se encuentra otra
historia que es ficción, pero que entrelaza muy bien con los acontecimientos y
personajes históricos. Uno de los principales protagonistas de la novela es
Juan de Maqueda, el líder indiscutible de su clan, los Maqueda. Toda la familia
Maqueda está gravemente enemistada con otra familia, los Carmona, cuyo líder es
Carlos de Carmona. Ambos clanes se ven enfrentados por sucesos sangrientos del
pasado y desean buscar venganza. No obstante, los Maqueda y los Carmona son
obligados por Juan de Oñate a iniciar una tregua ya que ambas familias
participan en la expedición.
Puesto que terminar con éxito la
expedición es muy importante para los dos clanes, todos los miembros de los
mismos respetan la tregua; al menos mientras dure la expedición. Durante el
trayecto por cientos de kilómetros de tierra hostil, dura y seca, no parece
haber problema entre los Maqueda y los Carmona, pero los acontecimientos se
disparan a raíz del encuentro y relación entre Bartolomé de Maqueda, el hermano
pequeño, y la también hermana pequeña de los Carmona, Isabel.
El desencadenante de la guerra contra
los indios de Acoma y la amenaza del levantamiento de algunas tribus indias
supuestamente aliadas de los españoles también agravan el conflicto entre los
Carmona y los Maqueda. Graves y sangrientos pecados del pasado saldrán a
relucir y el honor, el sacrificio y la muerte se verán enfrentados en una feroz
vorágine.
¿De dónde vino
la idea de escribir esta novela?
En 2009 salió a la venta un libro de
divulgación histórica titulado “Banderas lejanas” escrito por Fernando Martínez
Laínez y Carlos Canales. El resumen del libro enseguida me atrajo la atención.
Dice así:
“En gran parte desconocida por los
propios españoles, la gesta de la exploración, conquista y defensa que llevó a
cabo España en lo que hoy son los Estados Unidos de América supone un acontecimiento
histórico capital. Durante trescientos años, soldados, navegantes, misioneros,
colonos y descubridores al servicio de España plantaron sus banderas en
fuertes, poblados, misiones y ciudades repartidos por toda América del Norte,
desde los límites de México hasta la frontera canadiense y Alaska. Españoles
fueron los primeros europeos que avistaron el Cañón del Colorado, cruzaron el
río Misisipi, atravesaron las llanuras de Kansas, se internaron en los
desiertos de Nevada o fundaron ciudades como Los Ángeles, Santa Fe o San
Francisco. Mucho antes de que Estados Unidos existiera como nación, España
había conquistado ya el Far West y combatido o pactado con las principales
tribus indias que luego el cine de Hollywood haría famosas. Desde Florida a California
las enseñas hispanas ondearon sobre un enorme territorio que tuvo que ser
defendido con escasísimos recursos. Este libro incluye por primera vez la lista
de todos los fuertes, puestos fortificados, misiones y presidios españoles en
Estados Unidos y Canadá. Con amenidad y rigor documental, presenta también una
panorámica completa de los esfuerzos políticos y militares, y de los personajes
que contribuyeron a fijar la historia apasionante, violenta en ocasiones y casi
siempre heroica, de unos hechos que merecen ser rescatados del olvido y formar
parte de la memoria colectiva hispanoamericana.”
Es un libro apasionante cargado de
momentos históricos totalmente épicos y repleto de aventura, heroísmo y
sacrificio. Si todas estas gestas e historias hubieran sido protagonizadas por
ingleses o norteamericanos, no quedaría ninguna duda de que se hubieran hecho
multitud de películas, series de televisión y se habrían escrito cientos de
libros sobre todos y cada uno de los temas mencionados en el libro “Banderas lejanas”.
Me sorprendió que en España no
solamente no se conociera apenas nada de esto, sino que tampoco hubiera muchos
libros, o novelas, al respecto. Bueno, ya sabemos que en España la ignorancia
de su Historia es un hecho por desgracia constatado, así que no insistiré mucho
en tal cuestión porque esta no es la entrada adecuada para ello, pero me
propuse, a través de mi novela, aportar un granito de arena a la ingente tarea
de intentar acercar estos hechos al gran público, tanto de dentro como de fuera
de España.
Del libro “Banderas lejanas” se
pueden sacar múltiples historias. De hecho, mi idea es escribir un par de
libros de los Dragones de Cuera, aunque eso queda para más adelante.
Otra de las intenciones de “El
pueblo de las nubes” es seguir atacando a la Leyenda Negra y a todos los
prejuicios y mentiras que pululan alrededor de la Conquista. No se trata de
enjuagar los hechos ocurridos, ni los errores, pero desde luego, no se puede
permitir la constante difamación y manipulación a la que es sometida
constantemente la Historia de España. También quiero, con mi novela, hacer un
homenaje a la gesta de unos hombres y mujeres que abrieron nuevas rutas y
establecieron contactos con otras culturas. Es inaudito que estos hechos se
conozcan, se estudien en las escuelas de Estados Unidos y hasta se celebren sus
efemérides y, en cambio, en España no solamente no se conozcan sino que no se
haga nada por conocerlo.
Documentación y
trabajo previo
Cuando se quiere escribir novela
histórica, al menos si deseas ser un mínimo fiel a la Historia (porque existe
mucha novela que se considera histórica, pero no lo es) lo primero que hay que
hacer siempre es documentarse y estudiar mucho la época histórica sobre la que
deseas escribir. Pero la tarea no era tan fácil como parecía, porque como ya he
explicado, no hay mucho material en español acerca de la expedición de Juan de
Oñate. En la actualidad prácticamente apenas hay nada acerca del tema y tuve
que ir a librerías de antiguo y segunda mano a rebuscar entre las estanterías.
Tuve suerte y encontré unos pocos libros sobre el tema, en concreto una pequeña
joya de los años setenta que trataba exclusivamente de la expedición de Juan de
Oñate. Con información en páginas Web en inglés pude también ir rellenando
huecos y documentarme mejor.
Pero sobre todo me fue de gran
utilidad y donde más me apoye la obra de Gaspar Pérez de Villagrá, militar y
poeta que fue capitán en la expedición de Juan de Oñate. A raíz de los sucesos
que le tocó vivir, Villagrá compuso su obra “Historia de la Nueva México”, que
si bien está escrita en verso y se compone de ciertos elementos floridos, con
el tiempo se ha demostrado que todo lo escrito en ella es rigurosamente cierto.
Para conocer mejor a los indios y
las duras condiciones en las que vivían, tiré también de otros autores clásicos
y más crónicas de la época, teniendo finalmente una gran documentación que me
permitió poder afrontar el trabajo de escribir la novela con ciertas garantías.
Escribiendo la
novela
Con todo, no fue tarea fácil
escribir la obra, porque constantemente debía parar para seguir estudiando y
corrigiendo errores históricos. Aunque la trama de ficción ya la tenía
completamente pensada, tener que cuadrar esos hechos con los históricos me
supuso un enorme trabajo.
Como me suele ocurrir cuando
escribo, al principio me entró el pánico al creer que no sería capaz de llevar
a buen término la novela. A pesar de tener ya más de quince años de experiencia
escribiendo, ese miedo es eterno. Luego, a medida que voy escribiendo y las
páginas se van sucediendo una tras otra el miedo se convierte en determinación
y en ganas de seguir para terminar cuanto antes y poder disfrutar de la
historia terminada. Y también, como es habitual, los personajes tomaron “vida
propia” y me impusieron sus personalidades y carácter. Ellos me ayudaron a que
todo encajara.
Me llevó algo más de un año escribir
la novela. Tuve que parar en múltiples ocasiones para corregir o reescribir
ciertas partes, y de igual forma me vi obligado a cambiar pequeños detalles
históricos para que las historias de los personajes de ficción encajaran con
facilidad en las tramas históricas; nada que cambiara el desarrollo histórico
en general, pero es conveniente avisarlo.
Una vez terminada la obra, y tras
registrarla previamente en el Registro de Propiedad Intelectual, me dediqué a
enviarla a diferentes editoriales con la intención de que la publiquen. Hasta
el momento no he tenido suerte. He recibo varias ofertas de países
latinoamericanos, pero sus condiciones no me convencieron y las rechacé. En
España me he topado con la indiferencia por un lado, y por el otro con lo
políticamente correcto que impregna en la actualidad nuestra sociedad. O dicho
con otras palabras: me topé con la CENSURA.
Sí, la censura. Aunque muchos sigáis
teniendo una venda en los ojos que os impide ver la realidad, lo cierto es que
en estos tiempos hay más censura en la literatura que en los tiempos del tío
Paco. Es lamentable, pero es así. Recibí dos ofertas de unas editoriales para
la publicación de “El pueblo de las nubes”, pero entre las condiciones para
publicarla se encontraba el realizar cambios drásticos en el argumento y en
eliminar ciertos pasajes. En concreto, se me pedía que eliminara lo que para
estos nuevos censores y entes totalitarios de mentes cerradas se consideraba
una “visión negativa” de los indígenas. Es decir, los indios nunca pudieron
cometer traiciones, ni asesinatos, ni ser los primeros en atacar a los hombres
blancos. En todo caso, los indios se limitaban a ser víctimas y a defenderse de
los ataques de los malvados (y racistas) hombres blancos. Por lo mismo, los
españoles no podían ser hombres (o mujeres) de probado valor, honor y
compromiso moral tanto con los suyos como para con los indios. Me pedían que la
visión que debía dar de los conquistadores siempre tuviera que ser bajo el
prisma de que eran “malos”, “fanáticos” y “asesinos”.
Por supuesto, a estas editoriales, educada,
pero firmemente, las mandé a freír espárragos. Yo no escribo para estos
tiempos, ni para ideologías. No sirvo más que a los lectores y a la Literatura.
No soy un maestro, ni un inmortal de las letras, pero desde luego no voy a
consentir que mis obras se vean convertidas en pastiches ideológicos según los
tiempos que sean. Antes quemo todos mis libros y me muero de hambre.
No voy a expandirme más en este
tema. Tengo pensado más adelante escribir una entrada en el blog dedicada al
asunto de la censura en la literatura española y como ciertos autores de
renombre, a pesar de sus gritos de indignación y rasgar de vestiduras, se han
rendido a ella. Así pues, terminemos con esta entrada diciendo que estoy muy
orgulloso de “El pueblo de las nubes”. La considero una obra muy completa, que
me costó trabajar terminar, pero una gran satisfacción cuando lo hice. Un
proyecto personal que se puede conseguir bien en formato libro electrónico o
formato libro en papel a través de Amazon. Ya son muchos los lectores que han
disfrutado de la trama y de los personajes y me han escrito para comentarme sus
partes preferidas o simplemente para dejar sus opiniones.
A todos gracias por leer mis libros.
Qué sería un autor sin sus lectores. Nada. Pero que sería un autor sin honor,
ni valor, ni convicción en las ideas que cree. Un esclavo, eso sería.
Así pues, amable, lector, toma tu
mochila, la espada, el bastón de caminar y adéntrate en un territorio tan
hostil como hermoso. Si te das prisa, todavía podrás ver la nube de humo que
levantan las carretas y los animales de la expedición de Juan de Oñate. Ellos
fueron los primeros pioneros y sus aventuras hacen palidecer a todas las
historias del Far West norteamericano. Sumérgete en la Historia.