EL MAL USO DE LA
ESCRITURA, O COMO EVITAR CAER EN EL ANALFABETISMO QUE ESTÁ DE MODA.
En estos tiempos que corren de nuevos
censores y de intentar controlar la Literatura mediante imposiciones y
adoctrinamientos ideológicos, no está de más dedicar una entrada en el blog
para explicar que cuando se escribe una novela o libro de divulgación se debe
hacer siguiendo las directrices, normas y regulaciones de la lengua española
tal y como se recoge en la RAE y dicta el sentido común; sentido en peligro de
extinción tal y como podemos comprobar.
Aunque la casi totalidad de la
sociedad sabe leer y escribir, no significa que el analfabetismo no esté a la
orden del día. Y es que el analfabetismo no implica solamente no saber leer y
escribir, sino no saber escribir medianamente bien así como no entender lo que
se lee. Tal y como se demuestra en estudios independientes (de los que he
hablado en otras entradas), hasta un 75% de la gente no entiende lo que lee. Y
más del 80% desconoce hasta las reglas más básicas de la gramática y
ortografía.
Escribir mal es un gran defecto en
nuestra educación que implica que nuestro analfabetismo se imponga. Y el
analfabetismo es una herramienta muy útil para esclavizar a una sociedad. Si ya
es malo que las personas no sepan leer o escribir de forma correcta, peor es
que lo haga un escritor, sobre todo uno que pretenda ver publicadas sus obras.
En estos tiempos que corren, de tiranías ideológicas, pensamiento único y moral
“políticamente correcta”, se está imponiendo una cosa mal llamada “escritura
inclusiva” y que no es más que la prueba concluyente del profundo atraso
cultural que se adueña de las personas y además de forma consciente.
La lengua
española ni es machista, ni margina a nadie
El español es uno de los idiomas más
extendidos del mundo, primero en hablarse de forma oficial en más países y de
habla normalizada en una población de más de setecientos millones de personas.
Es una lengua romance, que proviene del latín, por tanto, es una lengua antigua
que ha ido modificándose, ajustándose y mejorando con el paso del tiempo. A
pesar de los siglos transcurridos, sigue siendo una lengua viva, rica, que se adapta a los tiempos más modernos y que
incluso es maleable de muchas formas hasta el punto que, poco a poco, se va
imponiendo en todo el planeta. Como no podía ser de otra manera, el español es
un idioma que representa prácticamente todo lo que existe en nuestra sociedad,
que puede ser expresado a través suyo.
En los últimos años, profundos
analfabetos han levantado la voz para exclamar con sumo enojo que el español es
una lengua machista, ya que excluye a las mujeres y por tanto al hacerlo las
margina y las coloca en un plano inferior al hombre. Basan sus alucinaciones en
que ciertas palabras terminan en –e y que al utilizar las formas plurales pues
estas mismas palabras siguen terminando en –e. Es decir, que cuando yo escribo
la palabra “lectores” para referirme a mis lectores en realidad estoy
realizando un ejercicio de machismo porque estoy excluyendo a las mujeres. Lo
correcto entonces (según estos nuevos inquisidores) es escribir “lectores y
lectoras”, “ciudadanos y ciudadanas”, “trabajadores y trabajadoras”, etc. Esto
es un uso indebido del idioma en nombre de un mal llamado lenguaje inclusivo y
subvencionado con el que ciertos movimientos políticos pretenden combatir lo
que ellos llaman lenguaje machista. Al hacer uso constante de este lenguaje
inclusivo no hacen más que esgrimir su ignorancia y un alarmante analfabetismo.
¿Qué dice la RAE
al respecto?
Como ya ha explicado varias veces y
de forma oficial, la RAE dice que este tipo de desdoblamientos son artificiosos
e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que
designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino
para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin
distinción de sexos. La mención explícita del femenino solo se justifica cuando
la oposición de sexos es relevante en el contexto. La actual tendencia al
desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina
va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas.
Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas
y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lecturas de los
textos.
El uso genérico del masculino se
basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino
(no es una cosa de machismo ni de demás estupideces). Por ello, es incorrecto
emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia
del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto; aunque el
número de individuos femeninos sea superior al de individuos masculinos.
Respecto a la polémica de la
terminación –ente, se debe recordar que en español existen los participios
activos como derivados de los tiempos verbales. El participio activo del verbo
atacar, por ejemplo, es atacante (el que ataca), el de cantar, cantante (el o
la cantante)… ¿Cuál es el participio activo del verbo ser? Es el –ente, no la
–enta.
Como explica la RAE, -ente es LA o
EL, independientemente de su género, lo que quiere significar que tiene
entidad. Es por eso que a la persona que preside se le dice presidente, no
presidenta. De igual forma se dice estudiante, no estudianta; paciente, no
pacienta; dirigente, no dirigenta.
El fanatismo y
el analfabetismo pretenden imponerse
Los nuevos censores, lejos de
atender las explicaciones de la RAE, insisten en seguir demostrando su
ignorancia y fanatismo, ya que como ellos mismos se han autoproclamados únicos
dueños de la verdad y de una moral superior, todo lo que ellos dicen y hacen es
correcto sin importar como lo digan y hagan, mientras que todo lo que dicen y
hacen los demás (siempre que no se ajuste a lo que ellos piensan) está mal y
por tanto no se le debe hacer ningún caso y no se le puede tener respeto.
Al uso indebido del lenguaje, como
lo ya mencionado “ciudadanos y ciudadanas”, “niños y niñas”, “vascos y vascas”,
“enfermos y enfermas”…, se le añaden la creación de supuestas nuevas palabras y
signos que según estas mentes enfermas dicen que son inclusivas. Así, nos
podemos encontrar con las siguientes aberraciones:
—Puesto
que decir “todos” excluye a las mujeres y dado que la RAE no acepta el
desdoblamiento en “todos y todas”, los nuevos iluminados han creado una nueva
palabra que aparte de incluir a hombres y mujeres, de paso incluye a personas
de género tipo gay, lesbiana, transgénero, binario o lo que vaya surgiendo. Y
dicha palabra es “todes”, “somes”, “nosotres” y seguir colocando la –e que es
muy inclusivo.
—Por
si esto no termina de sonar bien, pues se han inventando nuevos símbolos que
sustituyan a las vocales y sean más inclusivas. Como la –x, que se ha
transformado. Así, nos encontramos con cosas como “todxs” o “nosotrxs”.
—También
se ha puesto muy de moda incluir signos que ni siquiera pertenecen a nuestro
idioma, como la @. Ejemplos: “tod@s”, “nosotr@s”.
Lo peor de todo esto es que todas
estas verdaderas faltas de ortografía que indican el bajísimo nivel no voy a
decir intelectual, sino educativo de las personas son esgrimidas como si fueran
un hallazgo cultural en ámbitos educativos como institutos o universidades. Si
en estos supuestos templos del saber pasa esto, que no ocurrirá en otros
ámbitos.
Si deseas
publicar, no debes rendirte a las ideologías absurdas e impositivas
Escribir es similar a componer
música. Las palabras siguen un ritmo, si las prestas atención notarás su
fluidez y con ello su mensaje. Los tontos y los analfabetos, en un intento de
demostrar que no lo son, cuando hablan o escriben lo hacen de forma
artificiosa, recargada y antinatural. Las personas cultas saben que la riqueza
y tonalidad de lo escrito o hablado reside en su sencillez, en la armonía de la
expresión.
Como bien se encarga de decir la
RAE, si cuando escribes deseas recalcar ciertos aspectos de la trama o del
mensaje, entonces los desdoblamientos están permitidos. Voy a poner un ejemplo:
—Los hombres y
las mujeres se prepararon para defender la aldea.
Poner aquí hombres y mujeres recalca
la situación desesperada en la que se encuentra la aldea, pues han de tirar de
todos sus miembros para la defensa de la aldea. Es un efecto dramático con el
que se pretende atraer de inmediato la atención del lector y prepararle para el
conflicto que se avecina. Eso sí, si no se abusa de dicho efecto (si repites
hombres y mujeres cincuenta veces en la novela te las has cargado). Pero, si
escribes lo siguiente:
—Los aldeanos y
aldeanas se prepararon para defender el pueblo.
Te has cargado la tensión dramática
del momento con un desdoblamiento innecesario, artificioso y petulante que
indica que en vez de estar preocupado por ser un buen escritor lo que te
preocupa es lo que dirán los demás de lo que escribes.
Si deseas ver tus obras publicadas
debes alejarte de estas situaciones, nada de colocar –x, “todes” o utilizar la
@ como si fuera una vocal española. Nada de estas situaciones es admitida por
la RAE, las editoriales, la inteligencia y el sentido común.
La literatura y el idioma español no
son machistas ni excluyentes, lo son las personas que hacen mal uso de ambas
cosas. Sin negar que existiera, y puede existir, obras con un sesgo machista o
excluyente (u obras con una profunda misandria, tan aborrecibles como las machistas
—puedes consultar otras entradas a este respecto en mi blog—), nada de esto
justifica que se presuma de analfabetismo y que los tontos pretendan dar
lecciones de cómo escribir y sobre todo de moral.
Si quieres demostrar que no excluyes
a nadie hazlo a través del respeto y la tolerancia, no a través del fanatismo o
el analfabetismo, y mucho menos destruyendo la que posiblemente sea la lengua
más rica y mejor del mundo. Y si por motivos extralingüísticos permites que
otros te digan cómo escribir y lo haces, entonces de forma voluntaria has caído
en la esclavitud.
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