CRÓNICAS DE UN
FRIKI XII
LOS PLAYMOBIL (o
click); primera parte.
Mis primeros
pasos de niño.
Hola de
nuevo y bienvenidos una vez más a esta sección de blog donde os cuento mis
aficiones y como estas, algunas de ellas, ya me vienen de muy antiguo; desde
niño concretamente. En ocasiones, nuestros juguetes se convierten en algo más
con el paso de los años. Lo que comenzara como una diversión dando muchas horas
de juego y magia, se transforma en un momento dado de nuestras vidas en algo
más transcendental. Llámese locura, frikismo, nostalgia, manía o lo que sea, lo
cierto es que esos juguetes forman parte de nuestro ser, de nuestra
personalidad y nos definen. Si hay algo que me defina a mí, que alimente esa
parte de niño que todavía no ha muerto, son los Playmobil. Pequeños muñecos con
múltiples accesorios que son conocidos por millones de niños y adultos en todo
el mundo. De hecho, se tiene la ligera sospecha que existen más Playmobil que
personas en la Tierra. Así que… ¿a quién pertenece el planeta?
Los Playmobil me tienen
enamorado, o hechizado, no sabría decir exactamente el qué, y mi pasión por ellos
no ha disminuido ni un ápice. Al contrario, ha ido aumentando. Es verdad que ya
no juego con ellos, casi, pero los colecciono con afán y procuro estar siempre
al tanto de sus novedades, noticias e incluso acudo a convenciones y ferias
especiales. Si bien me ciño, como coleccionista, a una línea concreta de la
abundante colección Playmobil, me considero todo un experto del fabuloso mundo
de Playmobil tanto por experiencia como por mérito propio.
¿De dónde me viene esta
pasión por los Playmobil? ¿Cómo entraron en mi vida? Quizás la historia que
ahora os narre os suene a muchos, pues lo más seguro es que os haya pasado como
a mí, sobre todo si sois de mi generación o casi.
Los juguetes de
un niño
Que ya desde un crío era
un friki lo tengo muy asumido. Claro que por aquellos lejanos y nebulosos años
la palabra friki no era nada conocida en España, así que se tendía a llamar a
los niños que descollaban en algo distinto de lo convencional como “raro”,
“tonto”, “retrasadito” o la favorita de muchos “conflictivo”. En fin, ciñámonos
a lo que vamos y comencemos echando un vistazo a mi niñez.
No tengo muy claro
cuales fueron mis primeros juguetes, pues mi memoria no llega a tanto. Poseo
recuerdos vagos de, por ejemplo uno de mis recuerdos más antiguos en cuanto a
la Navidad, ciertos juguetes que los Reyes Magos me traían. Como a
prácticamente todos los niños españoles, eran los Reyes Magos quienes traían
los juguetes, no ese gordo pagado por una empresa de refrescos. Difícil me era
dormir la noche de Reyes y no hacía más que vagar por la casa, muy pequeña, a
la espera de poder pillar a los Reyes colocando en el comedor mis juguetes. Mis
padres me obligaban a ir a la cama y entonces intentaba con todas mis fuerzas
dormir. ¡Era lo único que quería! Pero nada, no me dormía. Que noches más
largas aquellas. Como no podía ser de otra forma, cuando menos me lo esperaba,
el sueño por fin me podía y caía rendido. Y como tampoco podía ser menos, ya
estaba a las seis o a las siete de la mañana corriendo hacia el comedor. Qué
momento más increíble era ese, cuando veías tus juguetes colocados y montados
como en los escaparates de las jugueterías. Al principio era tan grande la
sorpresa que no atinaba que hacer. Luego exclamaba: “¡Han venido los Reyes
Magos!”, y caía de rodillas delante de mis juguetes. Sí, habían pasado los
Reyes, las pruebas eran claras. Juguetes colocados, los mismos que se habían
pedido en la carta (o casi, que los Reyes son muy mayores y no se pueden
acordar de todos los pedidos de todos los niños), el vaso de leche y las
galletas a medio comer… Era el momento de disfrutar de mis regalos y pasarlo
bien. Y ahí tengo esos recuerdos de pistolas de vaqueros, coches, muñecos de
indios y vaqueros, pelotas, etc. Los juguetes normales y más típicos de los
niños, ya fueran niños o niñas, de la época. Como niño imaginativo que era, los
juguetes me daban mucho de sí. Y como persona ordenada y cuidadosa con mis
pertenencias que ya era desde crío, dichos juguetes me duraban años. Pero
siendo niño como era, también era normal que los rompiera, se me perdieran o
extraviara piezas. Aunque el mayor peligro venía por parte de mis primos,
envidiosos y destructivos, cuando no me robaban cosas me las rompían aposta.
Pero a pesar de toda esta barbarie, de mi niñez y del paso del tiempo, he
conseguido guardar juguetes de mi niñez y tenerlos en mi casa siendo adorados
como auténticos tesoros.
Llegan los
Playmobil
Los primeros Playmobil
entraron en mi vida gracias, una vez más, a mi madre. Ella comprobó que era un
niño que jugaba casi siempre solo, con sus muñecos de indios y vaqueros o, mis
favoritos, los soldaditos de plástico de los sobres que me compraba al menos
dos o tres veces al mes. Me tiraba horas y horas jugando con mis muñecos,
creando historias increíbles y aventuras fabulosas. Y lo mejor es que después
de jugar lo guardaba todo y lo cuidaba, hasta el punto que era normal que me
durasen.
Los juguetes que
requirieran imaginación o fueran de tipo construcción era mis favoritos: Exin
Castillos, Tente, Madelman… Pero no me gustaban nada los más típicos juguetes
de los niños: los coches, las pelotas o las pistolas. Sí, jugaba al futbol y a
indios y vaqueros con mis amigos, pero sin tener hermanos y sin vecinos en mi
calle de mi misma o parecida edad tendía a jugar en solitario (en el colegio
era diferente) y entonces los juguetes que llenaban mis horas eran aquellos que
ya he mencionado.
Cuando en 1962
Scalextric llegó a España los niños, y no tan niños, pudieron gozar de un
juguete increíble. Carreras de coches por pistas mediante mandos que servían
para acelerar o frenar. Las pistas podían ser simples o complicadas, pues se
podían comprar tramos y unirlos y crear pistas personalizadas. Que Scalextric
fue todo un éxito lo prueba el número de sus ventas y su gran calado en la
sociedad. No solamente los niños jugaron con él, sino que nacieron asociaciones
que reunían a aficionados y locales donde se montaban circuitos enormes y se
organizaban carreras. En la década de los años 70 Scalextric era el juguete
favorito de casi todos los niños. El mayor problema es que era algo caro, y hay
que recordar que España no era un país muy rico ni boyante, aunque ahora nos lo
quieran pintar como que sí. Un Scalextric no era barato y suponía un importante
reembolso para los padres que lo compraban para sus hijos. Es por eso que se
convirtió en el regalo estrella durante las Navidades, pues era el momento
especial para hacer un pequeño esfuerzo y regalarlo a los hijos.
Mi primer y único
Scalextric vino por parte de uno de mis tíos, bien acomodado económicamente, al
que para él era su sobrino favorito. Es cierto que lo pasé muy bien los
primeros días, pero eso de ver coches dando vueltas me aburría bastante y al
final quienes jugaban con él eran mis padres y mis tíos. Tengo que decir que mi
Scalextric me duró hasta la adolescencia, hasta que los coches se estropearon y
regalé al novio de mi hermana la pista y los accesorios para que aumentara su
Scalextric.
Viendo mi madre este
tipo de cosas, decidió dar un giro a mis juguetes, y fue entonces cuando en la
juguetería de mi barrio, Francisco Ruiz (en pleno corazón de Usera), vio un
nuevo juguete en el escaparate. Era una caja no muy grande, y no parecía gran
cosa, pero decidió probar con aquello a ver qué tal me entraba.
Y unos Reyes Magos, al
levantarme recién amaneciendo y correr al comedor, entre los habituales
juguetes encontré uno que me llamó de inmediato la atención. Era una caja de
color azul con una fotografía donde se veían cinco muñecos de plástico y de
colores, que portaban herramientas. Era una caja de Famobil, cinco obreros,
referencia 3201, los primeros Playmobil que se ponían a la venta en España. Mis
primeros Playmobil.
Breve historia
de los click; ¿Famobil o Playmobil?
Era el año 1976. En
España entraban los Playmobil, aunque estos ya habían sido inventados años
antes, pero era en ese momento cuando Famosa, la empresa que consiguió la
licencia, comenzó a fabricar y distribuir sus primeras referencias. Vamos a
hablar un poco de ello.
En la década de los 70
hubo una crisis mundial con el petróleo que llevó a muchas empresas, sobre todo
a aquellas relacionadas con los productos manufacturados del oro negro, a
quebrar y cerrar. Para sobrevivir, algunas empresas tuvieron que buscar
soluciones. Una de ellas fue Geobra (geobra Brandstätter GmbH & Co KG), que
pertenece a un grupo mayor (Brandstätter) ubicado en Alemania. Se dio la orden
de hacer los juguetes más pequeños y de ese modo ahorrar en el plástico. Al
jefe de desarrollo Hans Beck, Geobra le encargó diseñar vehículos con muñecos y
accesorios y Beck, tras unas cuantas pruebas, se centró en los muñecos y sus
accesorios. Los hizo pequeños y tras observar los dibujos que los niños hacen
sobre las personas, sin nariz y con grandes ojos y expresiva sonrisa. Nacieron
así los Playmobil y su verdadero padre fue Hans Beck. Las primeras colecciones
que se pusieron a la venta fueron los indios, los obreros y los caballeros
medievales, y los primeros de todos ellos los indios; era el año 1974. Como
anécdota, los primeros Playmobil eran de color pastel pero no pasaría ni un año
cuando los cambiaron a los tonos que hoy en día conocemos. No se sabe a ciencia
cierta porque dicho cambio, pero fue todo un acierto.
De inmediato, el éxito
de los Playmobil fue extraordinario. Geobra comenzó a dar licencias a otros
países para que los fabricaran y estos adorables muñecos conquistaron a los
niños allá donde fueron. En España entraron un poco más tarde, en 1976. La
empresa encargada de fabricar y distribuir los Playmobil fue Famosa.
Ah, ¿pero los
Playmobil no son un invento español?
Pues no, lamento
decirlo, pero no es un invento español. Cuando muchos niños crecimos y supimos
esto tuvimos una cierta desilusión, pues siempre habíamos pensado que los
Playmobil eran un producto español. ¿De vino está idea?
Como he dicho más
arriba, Geobra concedió a Famosa la licencia para fabricar Playmobil y Famosa,
la empresa juguetera más potente de España por entonces, puso la cadena de
montaje en Onil, Alicante. El mercado español no era el mismo que el mercado europeo,
pues la renta per cápita de los españoles era una de las más bajas del mundo
occidental. Se debía tener en cuenta ese pequeño detalle y Famosa decidió sacar
un catalogo no completo. Es decir, que muchas referencias no llegaron nunca a
distribuirse por España. A la contra, algunas referencias fueron de diseño
exclusivo español o algunas cajas contenían accesorios diferentes, pequeños
detalles. Pero la mayor diferencia estuvo en el nombre. Famosa, llevando la
contraria a Geobra, decidió por su cuenta y riesgo cambiar el nombre de los
Playmobil y los llamó Famobil (Famo de Famosa y bil de Playmobil), poniendo
además el sello de Famosa y de Onil en los pies de los muñecos. De ahí viene la
creencia de que el Playmobil era un invento español. Otra cuestión que llevó a
pensar esto fue también el cambio del nombre con el que los Playmobil eran
conocidos mundialmente sobre todo entre los niños. Debido al peculiar ruido que
hacían los accesorios al ser colocados sobre el muñeco, se les comenzó a llamar
“klicky”, pero en España Famosa retocó el mote y los bautizó como “click”.
Nombre mítico y de gran acierto que pronto caló entre los niños españoles. De
hecho, fue tan popular ese nombre que Famosa ponía en sus cajas click (clack
para las muñecas) y no se tardó mucho en conocerlos como los click de Famobil.
Nombre, dicho sea de paso, con el que se sigue conociendo a los Playmobil en
España.
En España Famosa al
principio tuvo un cierto desbarajuste en cuanto a referencias y colecciones,
pero ya para 1978 las ventas se habían disparado y la producción normalizado y
bajo control. De esta forma, las colecciones y los catálogos se estabilizaron y
las referencias surgieron por decenas, al amparo siempre de las referencias
creadas en Alemania. Las primeras colecciones en España fueron también los
indios, los medievales y los obreros, pero los primeros en ponerse a la venta
fueron los obreros.
Entre 1982 y 1983 Famosa
perdió los derechos y la licencia y a partir de entonces los click fueron
fabricados y distribuidos por Playmobil S. A. y hasta el día de hoy. Tampoco se
sabe exactamente que pasó para que Famosa perdiera el control de los Playmobil,
aunque se especula que tuvo que ver con diferencias de licencias, nombres y
cosas así. Quedará en el limbo. El cambio, no obstante, no fue brusco, sino que
durante un cierto tiempo las cajas de Famobil convivieron en los estantes de
las jugueterías con las de Playmobil hasta que las primeras desaparecieron del
todo. En la actualidad, una caja de Famobil es una codiciada pieza para
cualquier coleccionista.
El nacimiento de
un friki de Playmobil
Puestos en antecedentes
de la historia de los click, ya podemos centrarnos en el profundo impacto que
me supusieron aquellos cinco primeros Playmobil obreros. Pero ya de eso hablaré
en la próxima entrega de estas, mis Crónicas de un friki. Un saludo.
Continuará…
Si te gustan las Crónicas de un Friki, aquí tienes los
enlaces para ir a la primera entrega y la penúltima. Únicamente pincha en los
nombres.
También puedes leer:
Son mi iniciación en el mundo del Warhammer 40.000 y digamos
una continuación de Crónicas de un Friki a partir del cierre de la tienda.
Yo era adicto a los soldaditos verdes que eran tan populares.
ResponderEliminarJa, ja, ja… Y yo, pero luego descubrí los Playmobil y mi mundo se revolucionó…
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