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miércoles, 4 de julio de 2018

LA SUPUESTA (Y FALSA) DISCRIMINACIÓN DE LA MUJER ESCRITORA EN LA LITERATURA ESPAÑOLA EN LA ACTUALIDAD


LA SUPUESTA (Y FALSA) DISCRIMINACIÓN DE LA MUJER ESCRITORA EN LA LITERATURA ESPAÑOLA EN LA ACTUALIDAD


Aunque puede que me busque problemas por escribir y colocar esta entrada en mi blog, creo que no puedo permanecer por más tiempo sin expresar mi opinión al respecto. Ya sabemos que en estos tiempos de lo políticamente correcto, de las tiranías del qué dirán, del ostracismo si osas pensar diferente a lo que los mass media imponen y de las nuevas dictaduras escondidas en supuestos movimientos sociales, progresistas, feministas e igualitarios y que no son más que revanchismos, sectarismos y supremacías al más puro estilo fascista, comunista y nazi, expresar en voz alta lo que uno piensa te condena a ser señalado y relegado al olvido para que no causes ninguna inquietud en esta sociedad apesebrada, infantilizada y totalmente dominada por un globalismo rapaz, opresor y que únicamente busca esclavos sumisos que les mantengan en el poder eternamente. Ahítos los ciudadanos de soma y soylent green, de teléfonos de última generación y redes sociales con cientos de contactos virtuales pero sin un amigo real de verdad, de medios de comunicación sumisos al poder establecido y de oligarquías políticas que se mantienen en el poder mediante redes clientelares y el voto fanático y sin razón de su masa enfervorecida que les sigue ciegamente pase lo que pase, podría pensarse que el mundo de la Cultura y, en concreto, de la Literatura estarían totalmente en contra de este sistema. Pero no es así. Quienes me conozcan y hayan leído más entradas en mi blog sabrán, y me habrán escuchado o leído decir muchas veces, que opino que la Cultura (al menos en España y en gran parte de países europeos y los anglosajones; ignoro cómo será en el resto del mundo) se ha prostituido desde hace tiempo al sistema y a las ideologías políticas que imperan en estos momentos. Y lo mismo ha hecho gran parte del mundo de la Literatura, sobre todo la que encarna a los monopolios de las grandes editoriales y empresas, salvándose de momento Internet, los movimientos independientes de autores y editores y las pequeñas y medianas empresas (no es casualidad que los diferentes gobiernos europeos busquen con afán el control de Internet y la supresión de todo aquello que no puedan controlar directamente). Aunque, por desgracia, compruebo que ya muchas pequeñas y medianas empresas van cayendo poco a poco en los discursos progres y la asfixiante presión mediática e ideológica a la que se ven sometidos desde diferentes frentes.
            Me voy a centrar en lo que conozco bien, que es el panorama literario español, donde constantemente (sobre todo en estas fechas de Ferias y eventos literarios) se nos vende la idea de que la mujer está siendo discriminada por el hecho de ser mujer y que el patriarcado (sea lo que sea esto) no desea que las mujeres se conviertan en escritoras o editoras por no se sabe que oscuros motivos. ¿Es esto cierto? La respuesta es un contundente no.

No hay discriminación sexual

            Y no la hay desde hace muchos años. Llevo más de dieciocho años escribiendo, como profesional, y he trabajado en editoriales en diferentes puestos de mayor o menor responsabilidad. Conozco a muchos escritores y editores, así como el mercado literario español. Y nunca, y lo digo muy claro, nunca he conocido el caso de una mujer que siendo tal haya sido discriminada a la hora de publicar una obra suya o a la hora de que acceda a un puesto de trabajo en una editorial. Y no solo no lo he conocido yo, sino que tampoco lo han conocido la gente con la que he trabajado y conocido en esta larga trayectoria profesional, hombres y mujeres. Y estoy hablando de personas que trabajan en prácticamente todo el territorio español. No niego que hace siglos, o setenta o sesenta años, hubiera discriminación, pero en la actualidad no existe tal cosa en el panorama literario español, ni en el europeo, ni  en el anglosajón. ¿Puede existir algún caso en concreto de discriminación? Posiblemente, pero un caso, o unos pocos aislados no implica que haya discriminaciones machistas generalizados ni que el mundo literario español sea machista. Prácticamente no se conoce ningún caso, y si alguien lo conoce, desde aquí le animo para que lo denuncie públicamente. No me vale con decir: “conozco a un amigo que conoce a una amiga que dice que una amiga escritora ha sido discriminada en una editorial por ser mujer.” Eso no vale. Dime el nombre de la autora discriminada y de la editorial discriminadora y actuaremos en consecuencia, pero los rumores y los chismorreos no valen para nada.
            En la actualidad las escritoras tienen las mismas posibilidades de publicar sus obras que los hombres, y no son discriminadas por su sexo por ningún tipo de patriarcado. No existe una conspiración en las sombras ni reuniones secretas de hombres de poder que conspiran para hundir y someter a las autoras. Es una estupidez total.


 
¿Brecha salarial?

            Otra falacia más. Los hombres y mujeres escritores cobran la misma porquería. Si son autores muy conocidos puede que vivan de lo que escriben, pero lo normal es que un autor se lleve entre un 8% ó un 12% de beneficio por ejemplar vendido. O sea, que hablar de sueldo paupérrimo es ser generoso. No existe ninguna editorial que pague más porcentaje de beneficio a un autor por ser hombre ni discrimine a la mujer en este apartado. Los beneficios y sueldos de los autores se corresponden a diferentes factores que en ningún caso tienen que ver con el sexo. Si eres un autor famoso que vende mucho, la editorial procurará que esté contento y le irá pagando buenos porcentajes de ventas a la par que estímulos para que no escriba para otra editorial, como pueden ser adelantos o contratos exclusivos (muy bien pagados) para que escriba X cantidad de novelas en un plazo determinado de tiempo. Y estos pagos son iguales para hombres y mujeres, únicamente vienen determinados por el éxito en ventas y la fama que como autor se tenga.
            De la misma forma, una mujer editora cobra en su puesto lo mismo que un hombre editor, siendo la única diferencia para la empresa que se trabaje, pues no paga lo mismo Planeta o Alfaguara que Ediciones El Patio de mi Casa. Las grandes editoriales, al igual que con los escritores, procuran tener a los mejores editores en su plantilla y para eso les pagan buenos sueldos e incentivos, ya sean hombres o mujeres.
            Y hay que tener en cuenta que Internet y diferentes empresas virtuales han conseguido que los autores, sean hombres o mujeres, puedan publicar de forma independiente sus obras y de esta forma controlar sus porcentajes de beneficios de forma directa sin depender de terceros. No existe, por lo tanto, tampoco ninguna empresa por Internet y virtual que beneficie más a los autores que a las autoras por meras cuestiones de sexo.

Supuestos géneros literarios machistas

            Esto se lo llevo escuchando a más de una persona desde hace un tiempo: que, supuestamente, existen géneros literarios que discriminan a la mujer y, por tanto, son machistas. Amparan sus etéreos argumentos en teorías sobre que hay más autores hombres que mujeres y eso lo convierte, ipso facto, en un género literario machista. Me explico.
            Al parecer, en la novela histórica, de ciencia-ficción o en los ensayos, tesis y divulgación existen más escritores hombres que mujeres. Pues bien, los defensores de este fanático feminismo radical exigen que todos los géneros literarios deben tener paridad en cuanto a hombres y mujeres autores se dice, porque lo contrario significaría que se menosprecia a la mujer al considerarla incapaz de escribir historias de estos géneros que, además, suelen ser de los más vendidos o mejor considerados. Siguiendo está alucinante lógica, se dice que si la mujer no vale para escribir sobre esto entonces es que se considera que es inferior al hombre. Esto es un disparate total. Porque estos iluminados se olvidan que existen otros géneros literarios donde hay más autoras que autores, como por ejemplo la novela romántica, la erótica, la policíaca, la de suspense o la contemporánea o costumbrista entre otras, y entre estos géneros se encuentran algunos de los más vendidos en todo el mundo. ¿También habría que obligar entonces a los editores a que en estos géneros literarios haya el mismo número de autores que de autoras?


 
            El que haya más hombres que mujeres (o viceversa) en un determinado género literario no convierte a ese género en machista o feminista, sino simplemente constata lo que desde hace milenios se lleva observando, y es que en igualdad de condiciones a las mujeres les gusta escribir sobre ciertos temas mientras que a los hombres les gusta otros diferentes. Y esto no es supremacía, ni machismo, ni discriminación, sino diversidad literaria que enriquece al conjunto de la Humanidad y a la Cultura en general. No existe una conspiración de ese supuesto patriarcado que obliga a las mujeres a escribir únicamente sobre determinados géneros literarios al creer que no valen para escribir en los mejores y más vendidos géneros literarios simplemente por ser mujeres.
            Es más, tengamos en cuenta que sí existen mujeres que escriben novela histórica o de ciencia-ficción, las hay muy buenas y muy conocidas universalmente, igual que hay hombres que escriben policiaco o romántico y son igualmente buenos y conocidos. Es decir, que cualquiera puede escribir sobre lo que guste y del género que prefiera pero, libre y conscientemente, suele elegir aquello que más le atrae y sobre lo que se cree capacitado para escribir.

¿Existe machismo en la literatura?

            ¡Claro que existe! De necios es negarlo. Basta leer una obra de cien o más años para darse cuenta de ello. O tampoco hace falta tanto irse tan lejos, basta visitar cualquier país islámico para darse cuenta que las mujeres tienen prohibido escribir sobre casi cualquier tema porque son mujeres y por tanto no están cualificadas por nacimiento para esas tareas. El machismo existió, y las novelas de siglos pasados lo reflejan pues el autor cuando escribe suele reflejar los acontecimientos sociales e ideológicos de la época que le tocó vivir. De igual modo, antes las mujeres no solían dedicarse a la escritura pues se consideraba que “era cosa de hombres” y que la mujer no poseía o imaginación, o malicia para escribir sobre ciertos temas. Erróneo pensamiento, claro, pues multitud de autoras pasadas han demostrado de sobra que esto es una imbecilidad que no se sostiene por ningún lado.
            Pero aquí de lo que se trata es de la actualidad, y en la actualidad los autores reflejan los acontecimientos sociales e ideológicos que les tocan vivir. No voy a negar que no existan autores que reflejen un profundo machismo en sus escritos, pero por lo mismo, existen muchas autoras que reflejan una profunda misandria en sus obras, así que la cuestión es la siguiente. Si vetamos el machismo en la literatura, nos veremos obligados entonces a vetar el feminismo radical actual, lo contrario sería entonces salir de una supremacía de género para entrar en otra nueva supremacía de género igual de mala que la anterior. ¿Para qué entonces la lucha por la igualdad? Y voy más allá. ¿Por qué hay que vetar ciertas obras? ¿No se supone que vivimos en una sociedad de libre expresión? ¿Qué la Cultura y la libertad de expresión deben estar por encima de la censura? ¿Censuramos también todas las obras de siglos pasados, de milenios pasados, y únicamente publicamos aquella literatura que encaje con nuestra actual forma de pensar y que más nos convenga? ¿Y quién decide que libros nos conviene leer y cuáles no, que obras se ajustan a nuestros intereses y cuáles no? ¿Realmente deseamos volver a esos tiempos en los que otros decidían por nosotros que era lo que nos convenía? De ningún modo, como autor, deseo que sean gobiernos y partidos políticos, así como supuestos agentes sociales, los que decidan que libros puedo leer y cuáles no. Esto ya se hizo en tiempos pasados, como los del nazismo o comunismo soviético, por ejemplo, y todos sabemos como terminó la historia.


 

Existen otros tipos de discriminaciones a los autores

            Y no se suele hablar de ellas prácticamente nada. Son discriminaciones que no tienen que ver con el género y sí con el menosprecio al autor como tal y, sobre todo, con su profesión. Por ejemplo, cuando un autor se ve obligado a poner en la portada un seudónimo en vez de su nombre porque así “los lectores lo exigen” o son imposiciones de la editorial basados en aspectos económicos y publicitarios. Esto es tan verdad que, sin ir más lejos, yo mismo me vi en la obligación de poner un seudónimo en una de mis novelas si quería que se vendiera, ya que (y esto está comprobado) a los lectores no les atrae una novela firmada por Juan Sánchez o Maruja Torres y se piensan que una novela firmada por John Smith-Stone debe ser buena simplemente porque tiene un potente nombre de autor. No digamos ya si sospechan que eres un autor patrio; más difícil lo tienes entonces.
            De la misma forma, las editoriales discriminan a los autores independientes no queriendo publicar nada de ellos al considerar que si un autor se ve en la obligación de autopublicarse (ya sea en formato papel o por Internet) es porque su obra carece de la calidad necesaria para ser publicada de forma tradicional y por una editorial que se precie de serlo. Este absurdo pensamiento se ha trasladado también a muchos lectores, aunque afortunadamente las redes sociales e Internet están consiguiendo, poco a poco y con mucho esfuerzo, erradicar este tipo de discriminaciones basadas en prejuicios de grandes editoriales que buscan el monopolio de la Cultura únicamente para su lucro personal.
            Otro buen ejemplo de discriminación que sufrimos los escritores son los relacionados con nuestra profesión. Cuantas veces no nos hemos encontrado con esas personas que al decirles que somos escritores nos tildan de vagos y nos piden que nos busquemos “un trabajo de verdad”. O aquellas que piensan que la Cultura debería ser gratis y que por tanto los autores nos vemos en la obligación de escribir para cubrir sus necesidades ya que escribir es “cosa de vagos o de ricos aburridos”. En cuantas ocasiones nos vemos en la necesidad de defender nuestros derechos como profesionales que somos y a que se nos remunere con justicia como a cualquier otro profesional de otra profesión. Y en cuantas ocasiones no nos hemos visto indefensos ante las tropelías relacionadas con la piratería, el abuso de las grandes editoriales, las malas competencias o la absoluta desidia por parte de las instituciones en la lucha por los derechos de los autores, no pidiendo más que se nos pague por nuestro trabajo y se nos defienda como al resto de profesionales de otros sectores.
            En fin, podría así seguir con muchos ejemplos más, pero baste con los aquí expuestos para darse cuenta de que las discriminaciones existen, pero no son precisamente por cuestiones de machismo o sexo, sino de otra índole aún peores que, desgraciadamente, no parece que importen a mucha gente.

Reflexiones finales

            Puede que me busque problemas por esta entrada. Puede, pero me da igual. Puede que pierda lectores, me ha dicho un amigo, pero si un lector decide dejar de leer mis obras porque no comparte lo expuesto aquí, entonces no puedo más que decirle a dicho lector hasta nunca. Creo que los hombres y las mujeres están igual de capacitados para escribir historias, pero que los hombres tendemos a escribir sobre ciertos temas y las mujeres sobre otros sin que haya ningún tipo de discriminación en esa, por otra parte, libre elección. No creo que haya discriminación en el mundo actual de la literatura española, ni machismo, y sí una gran aportación cada vez más al mundo de la Literatura de mujeres escritoras. Que hay más hombres escritores que mujeres es un hecho evidente, pero hay que tener en cuenta que durante siglos los que han escrito no han sido más que en su casi totalidad hombres. Pero como no me he cansado de repetir a lo largo de esta entrada estamos hablando del ahora, y el ahora es que hay tanto autores como autoras y, según el informe del Registro Nacional de Autores Españoles, para 2017 ya había más mujeres escritoras (al menos que hayan publicado) que hombres. Recordemos que en la década de los 80 hubo un auge de mujeres escritoras que llegaron a eclipsar a los hombres escritores, siendo así que en la listas de libros más vendidos y mejor valorados la inmensa mayoría fueron escritos por mujeres.


 
            Otros aducen que las mujeres no son reconocidas en los grandes eventos sociales ni premiadas por las grandes editoriales, pero esto tampoco es cierto. Que antes fuera así no se puede negar, pero desde hace muchos años ya no se mira que el premiado sea hombre o mujer, sino que se tiende a premiar su excelencia como autor. De igual forma que se reconoce el talento de un hombre, se reconoce el de una mujer. Y no hay más que ver los últimos libros premiados para darse cuenta que abundan más los nombres femeninos que los masculinos. Y si vamos a los libros más vendidos, también encontraremos a muchas mujeres escritoras.
            No existe una literatura femenina ni masculina, sino Universal, y da lo mismo leer una obra escrita por un hombre que por una mujer. No hay que mirar quien lo escribe, sino si la historia está bien escrita y si te atrae. Por lo mismo, no creo para nada en la paridad. El sexo no debe prevalecer a la hora de publicar una novela, sino la calidad de lo escrito es lo que debe dictar su publicación. Ya seas hombre o mujer no busques privilegios por tu sexo o condición social, sino que trabaja y crea historias asombrosas con calidad que hagan posible su publicación. Y si publicas de forma independiente, entonces gánate a los lectores por tu buen hacer en contar historias. Siguiendo esta lógica, no se debe premiar a una mujer escritora por el simple hecho de ser mujer, pues las injusticias no se solucionan cometiendo otras injusticias. Si quieres ser premiado, o premiada, gánatelo con tu esfuerzo y trabajo.
            Que hay tontos que todavía piensan que las mujeres no sirven para escribir o que lo que escriben las mujeres solo es para mujeres es un hecho cierto. Pero también es cierto que las sociedades avanzan y que los tiempos están cambiando y que estos patrones de conducta y pensamiento están siendo combatidos. Pero de ningún modo se puede generalizar y asegurar que el actual panorama literario es machista ni que existe un patriarcado que impide a las mujeres escribir. Bueno, como he dicho antes, sí existe ese patriarcado: está en los países islámicos, pero poco se dice al respecto.
            A vosotros os digo, compañeros autores, seáis hombres o mujeres, muy dura y sacrificada es la profesión que hemos escogido, tapizado todo su camino por obstáculos y piedras en forma de menosprecios, abusos, desconsideraciones y por una absoluta falta de respeto hacia lo que hemos escogido ser, hacia lo que amamos con toda nuestra fuerza. Mi experiencia me dice que da igual ser hombre o mujer, el escritor tiene por delante una tarea titánica repleta de desafíos que puede superar si dedica esfuerzo, trabajo, calidad y tesón en su tarea. No pienses que eres menos por ser mujer, pero tampoco eres más. Será tu trabajo y tus historias las que decidan si realmente vales como autor o autora. Pero si buscas atajos y que se te premie simplemente por tu sexo, entonces no eres más que un tramposo que se ha convertido precisamente en aquello contra lo que supuestamente estas combatiendo.
            No desfallezcas, no te rindas, escribe y lucha por tus metas. Y recuerda, si encuentras algún caso de discriminación, denúncialo, no te calles, lucha por tus derechos, pero piensa también que posees obligaciones.
            Y, ante todo, que te respeten por tu profesión.