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sábado, 1 de agosto de 2015

NO SE VENDEN NI SE LEEN LIBROS EN ESPAÑA, CURSO 2014-2015



NO SE VENDEN NI SE LEEN LIBROS EN ESPAÑA, CURSO 2014-2015

            En esta nueva entrada vamos a abordar, otra vez, el problema que tiene el mundo de la literatura en España. Un problema que se lleva arrastrando desde hace muchos años incluso bastante antes de la tan famosa crisis que, por supuesto, también está afectando al mundo de la literatura. Y dicho problema no es más ni menos que ni se venden ni se leen libros en España; al menos, no en las cantidades suficientes y muy alejados los españoles en cuanto a cifras de los países de nuestro entorno europeo.
            El mundo de la literatura se sustenta en tres pilares: los escritores o autores, los editores o empresarios y los libreros o los comercios donde se vendan libros. De estos tres pilares, el más importante y el único sin el cual los otros dos no podrían sostener el edificio de la literatura es el de los escritores. Paradójicamente, es el pilar peor protegido y pagado y el más vulnerable ante los malos datos tanto de ventas como de lectura.
            Esta entrada es la actualización a otra que ya pusiera hace tiempo, a la cual puedes acceder pinchando AQUÍ y que te servirá como perfecta introducción para esta. Lamentablemente, tal y como vaticiné en el final de aquella entrada, la situación no ha mejorado.

¿Por qué escribir este tipo de entradas?

            Básicamente para llamar la atención sobre un gran problema, que es la analfabetización de la sociedad española. Si bien prácticamente toda la población de España sabe leer, ya la OCDE lleva años advirtiendo que los españoles nos encontramos a la cola en comprensión lectora, y que los índices de lectura y sus hábitos son de los más bajos de Europa. Es necesario dar un toque para que este problema comience a ser tratado de inmediato pues se corre el riesgo de que España se convierta en un país atrasado culturalmente (de hecho, ya lo es si lo comparamos con las medias de otros países europeos).
            El informe del año 2014 de la OCDE es demoledor en sus cifras y estudios. Dicho estudio está realizado con la población de entre 16 y 65 años, notándose un cambio en la tendencia de que son ahora los más jóvenes quienes leen menos y comprenden peor lo leído. El 27% de los lectores españoles solo puede leer un texto corto y comprenderlo en su totalidad, perdiéndose casi de inmediato en una lectura más larga y algo más compleja como puede ser “El Quijote”, por ejemplo. Dentro del informe de la OCDE nos encontramos el estudio PIACC, una especie de PISA para adultos, que informa que la población española entre los 16 y 65 años obtiene una puntuación de comprensión lectora de 252 puntos, 21 por debajo de la media de la OCDE y 19 por debajo de la Unión Europea. Solamente un 5% de los lectores obtienen una media alta, es decir, nivel cuatro o cinco. Destaca, para mal, que el 50% de los universitarios no son capaces de pasar del nivel tres. De hecho, la comprensión lectora de los universitarios españoles es de las peores de Europa.
            Respecto a las diferencias entre adultos y jóvenes, las personas entre 55 y 65 años obtienen peores resultados que las personas entre 16 y 24, aunque ya se viene demostrando que esta tendencia cada año va cambiando. Con todo, los resultados de las personas entre 16 y 24 son también de los peores en Europa. No muchos mejores son los resultados que dicen que estudiantes de FP Grado Medio o Bachiller de países como Japón, Suecia o Países Bajos entre otros, tienen mucha mejor nota que los universitarios españoles.

            Las conclusiones de este y otros estudios similares son muy concisas: la Educación en España es sencillamente mala y no se fomenta la lectura ni el estudio de asignaturas especialmente básicas para formar al estudiante. Respecto a las personas mayores, no existen prácticamente medidas para reinsertarlas al mundo de la cultura, especialmente si se encuentran en el paro, ni tampoco se fomenta la lectura ni existe una clara preocupación por este sector de la población en este problema en concreto. También destaca el informe la ausencia de una política cultural que premie el esfuerzo y el trabajo y de medidas encaminadas a fomentar la lectura entre los estudiantes dependiendo del nivel educativo en el que se encuentren. Así pues, se crea un círculo vicioso, comenta el informe, donde el estudiante apenas lee mientras se encuentra educándose y sencillamente abandona la lectura cuando se incorpora al mundo laboral. Si se encuentra en el paro la lectura no estaría dentro de sus prioridades y en su vejez ya sería algo prácticamente insólito, no dando ejemplo a las generaciones venideras que, sencillamente, leen menos que las anteriores.

¿Realmente se venden tantos libros en España como nos quieren hacer creer?

            La respuesta es un contundente no. Como ya he comentado en otras entradas, las editoriales suelen utilizar muchas argucias para inflar las ventas o sencillamente mienten. Una de las tácticas más utilizadas es emplear las cifras de distribución de ejemplares de una novela como si fueran cifras de venta. De esta forma, en ocasiones nos encontramos una editorial que afirma que una novela de uno de sus autores punteros ha vendido 250.000 ejemplares cuando en realidad lo que han distribuido son precisamente 250.000 que no significa necesariamente que se hayan vendido.
            Veamos estas cifras. Los tres libros más vendidos del año 2014 fueron los siguientes:
-“Yo fui a EGB” de Javier Ikaz y Jorge Díaz, con más de 110.000 ejemplares.
-“El juego de Ripper”, de Isabel Allende con algo más de 90.000 ejemplares.
-“Dispara, yo ya estoy muerto”, de Julia Navarro con 85.000 ejemplares.
            Estas cifras son las más cercanas, puesto que es muy difícil poder precisar con exactitud el número exacto debido al mutismo de las editoriales sobre el asunto y a la tendencia que tienen a inflar, manipular o tergiversar las cifras. Pero estos números son obtenidos por la Federación de Gremios de Editores y sus Análisis anuales del Mercado del Libro en España. Por tanto, son las cifras más fiables. Estos mismos análisis nos dicen que la venta de libros en grandes superficies, como en el FNAC o El Corte Inglés, ha descendido un 30% en el periodo que va desde 2012 hasta 2014.
            Como podemos comprobar por las cifras de los tres libros más vendidos en 2014, las ventas no son realmente espectaculares teniendo en cuenta que la población de España se cuenta por millones. No les quiero engañar, son buenas cifras, pero no comparadas con las ventas en otros países de nuestro entorno, sobre todo en el mercado anglosajón o franco parlante. La bajada de ventas de libros en España durante el año 2014 fue del 14% y las pérdidas anuales de 300 millones de euros.
            Esta masiva pérdida tanto de ventas como de millones de euros se traduce en dos preocupantes aspectos: uno es la caída libre de lectores y otro el cierre de editoriales y librerías. Solamente en el año 2014 cerraron 912 librerías, a un ritmo de 2,5 por día, casi el doble que el año anterior. Un informe presentado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) presentó un panorama crítico para 2015 y aún peor para el 2016. Destacar que si en años anteriores las grandes perjudicadas fueron las librerías pequeñas, a partir del 2013 y especialmente en 2014 son las grandes superficies y las grandes librerías las que más han sufrido el descenso de las ventas de los libros, con una caída en la facturación del 18%, pasando de facturar 870 millones de euros a 707 millones anuales. Es normal que las más afectadas sean las grandes librerías puesto que las pequeñas y medianas casi han desaparecido del mercado.

La venta de libros de literatura se desploma

            El período comprendido entre los años 2008 y 2013 fue crítico para el sector de la literatura, pues hubo una caída acumulada en las ventas que supuso la pérdida de casi mil millones de euros en facturación (casi un 40%). No obstante, en 2014 se observó un repunte significativo del 0,6% en las ventas que hizo pensar que tal vez lo peor de la crisis en el mundo de la literatura había pasado. Pero ese repunte de ventas se debió al incremento de las mismas en libros de texto (un 3%), que representa el 34% de la cuota del mercado, del 3,1% en literatura para niños y jóvenes (12,5% del mercado) y del 2,7% de obras de Ciencias Sociales y Humanidades (10,8%). Estas cifras han sido facilitadas por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE).
            Estas cifras que pueden suponer una buena noticia no lo son tanto si profundizamos un poco en la situación. Lo que ha cambiado es la tendencia del mercado y la prioridad de los compradores. El descenso de las ventas de libros de literatura es acusado y no tiene trazas de que vaya a mejorar en 2015. Además del factor económico que obliga a la gente a no gastarse dinero comprando novelas, existe la necesidad de comprar libros educativos que son prioritarios frente a los libros que son por “placer”. Se suma también la fuerte competencia del mundo digital. La peor parada ha sido la novela, que sumó 447 millones de euros en ventas, 150 menos que en periodos anteriores. ¿Qué géneros son los peores parados?
            La erótica bajó sus ventas en un 78,2%, la romántica en un 34%, la ciencia ficción y terror en un 19% y la policiaca un 12,9% menos. Las que mejor soportaron la crisis fueron las obras clásicas, con un descenso del 7,2%, y las contemporáneas, con un 0,4%.
            Estas cifras de facturación, más el cierre de librerías y editoriales, confirman un panorama desolador y una terrible realidad: ha desaparecido la cuarta parte del mercado. Una desaparición de lectores que, visto el panorama educativo, social y político del momento, es muy difícil que se pueda recuperar a corto y medio plazo.
            Todos estos informes también confirman el fracaso de las políticas editoriales de las grandes editoriales españolas en estos últimos cinco años, que se basaban prácticamente en sacar muchas novedades para estimular el consumo, apostar por unos pocos y consagrados autores (relegando al ostracismo al resto de autores, sobre todo noveles y desconocidos) e intentar monopolizar el mercado a costa de arrasar y crear competencia desleal con el resto de editoriales, sobre todo pequeñas y medianas. Otro dato del informe de 2014 constata que se imprimieron setenta y tres millones de libros que no se vendieron, por lo que su destino final fue la trituración, los saldos o regalos (estos ejemplares, aunque sean destruidos o regalados, también algunas editoriales los suelen colar en “ejemplares vendidos”). Lejos de aprender de los errores, muchas editoriales han creado nuevos sellos para aumentar la oferta de títulos (con más variedad de temas y autores), pero sin abrir la puerta a nuevos talentos o autores noveles. Ya desde 2012 se viene notando en España una lenta pero constante caída de ventas en novelas de autores de best-sellers, autores que fueron los que consiguieron sacar adelante las cuentas de las grandes editoriales ante el fracaso de ventas de otros títulos. Ya no es así. En la lista de los diez libros más vendidos en 2014 nos encontramos con que E. L. James (“Cincuenta sombras de Grey”) se encuentra en el noveno puesto sin llegar tan siquiera a los 60.000 ejemplares vendidos. Pilar Urbano, otra autora que en su día fuera un éxito en cuanto a ventas, está en el puesto diez (“La gran desmemoria”) sin llegar a los 50.000 ejemplares. Y esto teniendo en cuenta que estas autoras han sido constantemente ayudadas por sus editoriales con publicidad, promociones y todo tipo de actos y eventos para dar a conocer sus libros. Otros autores, como Dan Brown o Ken Follett ni tan siquiera aparecen entre los veinte más vendidos.

            La geografía actual de la venta de novelas en España tras un 30,4% del descenso de la facturación demuestra a las claras que las editoriales no terminan de comprender la evolución del panorama literario ni entender tampoco el abandono de los lectores. La otra gran caída espectacular nos la encontramos en los libros de bolsillo, con una pérdida de nada menos que del 40% de facturación (103 millones frente a los 176,6 de 2013), una caída que se suma a la de los anteriores cuatro años con un total del 30% en su apartado global. Un dato muy curioso de este fenómeno que quizás nos pueda dar una pista del porque del fracaso de la novela de bolsillo en España lo tenemos en que la media del precio de un libro de bolsillo en España es la más alta de toda Europa, y que a la vez que descendían las ventas de los libros de bolsillo su precio iba aumentando.
            Paradójicamente, la producción editorial en otras lenguas del Estado no ha dejado de aumentar. Mientras que en español han descendido drásticamente por la falta de ventas, en catalán se editaron en 2014 10.850 títulos (5,7% más que en el ejercicio anterior), en euskera 1.696 (88,6% más) y en gallego 1.881 (7,7% más). No obstante, como ya se ha demostrado, el aumento de títulos no ha significado un aumento en ventas, y gran parte, por no decir la inmensa mayoría de los libros publicados en las otras lenguas oficiales del Estado, han terminado engrosando los setenta y tres millones de libros no vendidos. En Cataluña, por ejemplo, es bien conocida la existencia de decenas de miles de libros en catalán pudriéndose en salas y sótanos de edificios administrativos a la espera de tomar una decisión sobre su destino.
            En palabras de Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores en España respecto a la desaparición de lectores y la caída de las ventas: “una de las principales razones se debe al todavía bajo índice de lectura de los españoles  y que la enseñanza de las Humanidades no ha sido una prioridad de los diferentes Gobiernos”. A esto se podría añadir la evidente politización de la enseñanza pública tanto por parte del Estado central como de los gobiernos autonómicos (sobre todo en Cataluña) y a la pobreza intelectual y cultural de una sociedad que, teniendo todo a mano, ha elegido libremente dejar de lado la literatura. En opinión del célebre autor Arturo Pérez-Reverte, miembro de la Real Academia Española desde 2003: “la excusa de la crisis no es válida para justificar el analfabetismo de la sociedad española. El que no lee es porque no quiere, porque existen miles de bibliotecas públicas, millones de libros que son regalados o saldados y cientos de oportunidades de leer y aprender sin necesidad de gastar ni un euro. Es más fácil dejar que otros piensen por ti y te digan lo que debes hacer y leer que esforzarte por aprender y forjar tu propia opinión”.

¿Es el libro electrónico la solución?

            Lo que parecía la panacea ha resultado ser otra nueva pesadilla, en especial para los autores, aunque de esto ya trataré en profundidad en otra entrada, vamos a centrarnos en la venta de libros electrónicos o, como también se les llama, eBook. Si bien tanto en 2012 como en 2013 las ventas de libros electrónicos se estancaron, el año 2013 las ventas aumentaron en un 35% representando el 5% de la cuota del mercado. Las materias que más se vendieron en este género fueron las siguientes: Ciencias Sociales y Humanidades 22,4%, Derecho y Ciencias Económicas 41,9%, texto no universitario 22,4% y novela 15,6%. De nuevo, nos encontramos con que la novela se encuentra en último lugar y que las ventas se ciñen a géneros de uso “obligatorio”. Es decir, si no fuera necesario comprarse esos libros porque no hicieran falta, comprobaríamos que sencillamente leer en España no se encuentra entre las primeras actividades culturales y lúdicas de los ciudadanos.
            De todas formas, la vicepresidenta de la FGEE, Rosalina Díaz, ha señalado que el libro electrónico “aún es un mercado embrionario” que se sigue desarrollando y que en España está tardando en implantarse. Mientras que en países como Estados Unidos las ventas de libros electrónicos suponen un 25% del total, en España en su máximo auge alcanzamos el 8,1%, paradójicamente por delante de países como Francia y Alemania y solamente por detrás de Reino Unido (no confundir con las cifras en libros de papel donde ocupamos los últimos lugares). Pero las cifras en el terreno de Internet son muy difíciles de precisar y cotejar, pues el mercado no está todavía regulado del todo. Podemos poner por ejemplo que el número de registros de obras en el ISBN en libros electrónicos no deja de caer desde 2012, pero eso no significa que no publiquen más libros electrónicos puestos que portales como Amazon, por ejemplo, permiten inscribir libros sin necesidad de tener un ISBN por la obra (ISBN, por cierto, que para muchos autores no es más que otra tasa a pagar que perjudica gravemente al autor y al editor). Así, nos encontramos con que dentro de las obras más vendidas en Amazon, al menos el 40% son libros autoeditados que no poseen ISBN.

            Pero es en el libro electrónico donde nos encontramos el mayor problema en cuanto a la piratería, junto a los precios excesivos altos de los libros y de los soportes para descargarlos. La media de un libro electrónico que sea novedad es de 9,99 €, mientras que para los libros con más de un año la media es de 5,99 € por descarga. Prácticamente lo que cuesta una edición en bolsillo en papel. Tampoco ayuda a que la media del precio de un soporte electrónico para leer libros electrónicos sea de 60 €. Podemos sumar un excesivo IVA (el 21%) y nos saldrá la respuesta al porque de cada diez libros que se venden en España solamente uno es en formato electrónico.
            Algunos expertos opinan que es solamente cuestión de tiempo que el libro electrónico se implante definitivamente y sus números aumenten, aunque también reconocen que les ha sorprendido el poco calado que ha tenido entre la sociedad. Autores y editores como Jaume Balmes, son más pesimistas al respecto, pues aseguran que el gran problema del libro electrónico en la realidad es que no son libros como tales, ni tan siquiera electrónicos, pues no son más que un documento Word o PDF más o menos manipulado y descargado a un mero soporte que apenas presenta opciones y atractivos al lector.
            En lo que sí están de acuerdo todos, editores y autores, es que en España no se lee, ni en papel ni en formato electrónico.

Conclusiones finales

            A la vista de los resultados en cifras de ventas, publicaciones y de las fluctuaciones del mercado literario (en caída libre), podemos asegurar sin duda alguna que en España no se venden libros, y que la razón principal de que no se vendan es que no se lee. Los motivos por los que los españoles no leen libros son los siguientes, siempre de acuerdo a diferentes estudios sociales e informes tanto por parte de asociaciones de libreros, editores y autores, como por gobiernos y administraciones o por los informes venidos de Europa. El informe del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) del primer semestre de 2015 es terriblemente contundente al respecto: el 35% de los españoles no lee nunca o casi nunca. El resto, el 65%, entra dentro de una lectura al menos una vez por trimestre.
            La media de lectura al año en España es de 8,6 libros, que puede parecer mucho, pero si lo comparamos con Finlandia, uno de los países modélicos en ese aspecto y no precisamente el mejor, que tiene una media de 47 libros anuales por habitantes, comprendemos enseguida en el erial cultural en el que nos encontramos. Por cierto, la región donde más se lee en España, siempre según el CIS, es en Madrid, con una media del 63,3% de lectores frente a Cantabria que es donde menos se lee con un 25%.
            Volviendo a los motivos por los que no se lee lo suficiente en España, estas son las conclusiones a las que han llegado los expertos:
—La crisis económica que ha obligado a priorizar en gastos, siendo la cultura y la literatura por general de lo primero en ser suprimido.
—El excesivo coste de los libros, tanto en formato papel como en formato electrónico, así como el de los soportes para poder leer los eBook.
—Un sistema educativo deficiente y que apenas ofrece estímulos al estudiante para adentrarle en la literatura o en la cultura general. En este sentido, son muchos los expertos que coinciden en lo mismo: faltan asignaturas que consideran esenciales, como Humanidades o Literatura en todos sus aspectos.
—Las erradas políticas editoriales de los últimos años, en especial por parte de las grandes editoriales.
—La politización por parte de algunos sectores de la política de la literatura y de la cultura, provocando un rechazo por parte de los lectores.
—La absoluta falta de interés por parte de los diferentes gobiernos por estimular, apoyar y ayudar a difundir la literatura entre la ciudadanía.
—El empobrecimiento cultural de la sociedad española (voluntario o no, pero es innegable tal degradación).
—La irrupción de otras tendencias que se han aupado por encima de la literatura, tales como los videojuegos, las redes sociales o el cine (aunque en este caso la piratería es la que hace que el cine se imponga a la literatura, aunque esto no entra dentro del tema, es interesante hacerlo constatar).

¿Puede mejorar la situación?

            Algunos expertos opinan que la venta de libros electrónicos irá subiendo con el paso de los años, pero la gran incógnita es saber si esa subida será suficiente para levantar a España del desierto cultural y literario en el que se encuentra o será demasiado tarde. En cuanto al libro de papel, el pesimismo es generalizado, pues lejos de tocar fondo, parece que año tras año la caída no cesa. No ayuda en nada ni las reformas educativas, a cada cual más desastrosa, ni la evolución de la sociedad española en cuanto a nivel cívico, educativo y cultural se refiere. Es decir, dentro de diez años, tal y como se encuentra el panorama literario actual, estaremos todavía peor.
            ¿Se puede encauzar la situación? Sí, todavía no es tarde pues España es un país con mucha tradición cultural, talento y creatividad. Pero para eso es necesario crear políticas culturales osadas y que no estén atadas con falsos complejos, así como unificar esfuerzos y recursos. De la misma forma, es necesario educar a las nuevas generaciones en el respeto y amor a la Cultura en todos sus aspectos, no simplemente como en algo que utilizar para crear vasallos en vez de ciudadanos. Asimismo, las editoriales tienen que evolucionar con la sociedad y olvidar sus arcaicas y monolíticas políticas editoriales.
            Es posible mejorar la situación literaria española. Pero se ha de comenzar de inmediato y, por lo que se puede observar, no parece que se haga nada al respecto. ¿Alguien se extraña de que los autores se vayan a otros países a publicar?


Esta entrada es la perfecta continuación a otra entrada de hace algunos años.
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