Hola, bienvenido a mi foro. Aquí encontrarás información sobre mis libros, eventos, consejos, experiencias,

avances y muchas cosas más relacionadas con mi profesión de escritor.

Soy Juan Carlos y espero que te guste lo que vas a encontrar.

lunes, 6 de julio de 2020

LA GENESIS DE… VAMPIRUS

LA GENESIS DE… VAMPIRUS

 

            Una de mis novelas más curiosas es “Vampirus”, una historia de terror gótico ambientada en el siglo XVIII en el Sacro Romano Imperio Germánico. Y digo que es curiosa porque nunca hubiera esperado escribir una historia de vampiros, pero la cuestión es que las circunstancias me obligaron a ello. A pesar de ser un libro que me vi “forzado” a escribir, puse el mismo empeño que si hubiese sido cualquiera de mis otras obras y eso se notó en el sentido de que muchos de mis lectores aseguran que “Vampirus” es posiblemente mi mejor novela de ficción. Es cierto que otras novelas, como “Madrid Zombi”, son más populares, pero “Vampirus” tiene ese toque de aventura añeja que consigue llegar a un determinado sector de lectores.

Todo empezó con la moda de los vampiros.

            Sí. Corría el año 2010 y los vampiros se habían vuelto a poner de moda gracias a las películas de la saga “Crepúsculo”. Unas películas, en mi opinión, muy sencillitas y bastante mediocres destinadas a un público adolescente no demasiado exigente. En estas películas se presentaban unos vampiros… digamos bastante diferentes a los que estábamos habituados por entonces. Estos seres de la oscuridad eran prácticamente humanos pero con poderes, ya que se enamoraban, tenían celos y actuaban como cualquiera en situaciones de conflicto, especialmente conflictos relacionados con el mundo de los adolescentes. Muy lejos del vampiro malvado y sanguinario, los vampiros de “Crepúsculo” eran benévolos (algunos), altruistas y almas atormentadas por su pérdida de humanidad, siendo además, como ya he dicho, capaces de enamorarse y entrar en líos por culpa de triángulos amorosos. No parecían espectros ni monstruos, sino niñatos inmortales.

            ¿Qué clase de vampiro es ese? Pues uno que generó mucho dinero y que se puso de moda durante mucho tiempo. Visto lo visto, el inefable José Márquez A. Periano, editor de Medea Ediciones, vio la oportunidad. ¿La gente demanda productos relacionados con los vampiros? Pues saquemos a la venta libros sobre vampiros. La pega es que a ninguno de los dos el vampiro estilo “Crepúsculo” nos gustaba. Lo detestábamos. ¿Qué hacer?

Así es como se crea una historia

            José y yo teníamos una divertida manera de inventarnos las historias. Nos reuníamos en la editorial una tarde con Coca Cola y patatas fritas o bollos, y mientras comíamos y bebíamos nos poníamos a hablar. Había que crear una historia y empezábamos diciendo cuanta chorrada se nos ocurriera, sin importar lo disparatada que pudiera resultar. Uno decía algo y el otro continuaba, entonces algo nos gustaba y nos poníamos a dar vueltas y a seguir diciendo disparates, eliminando lo que no nos gustaba y quedándonos con lo que sí que luego más adelante íbamos puliendo. Esta forma de crear historias puede parecer caótica y tonta, pero os aseguro que era un fértil crisol de donde surgían muchas y alucinantes historias y la de “Vampirus” no fue una excepción.

            En el caso que nos ocupa, José era muy seguidor de un programa de la radio llamado “La rosa de los vientos” que trata sobre misterios y hechos de la Historia. En un programa José escuchó un debate acerca del primer informe oficial sobre vampirismo en Europa: el Visum et repertum.

            En este informe, que existe, se habla de supuestos ataques de vampiros en una aldea remota de Serbia, que por entonces pertenecía al Sacro Romano Imperio Germánico, y que fueron investigados por una comisión imperial al mando del cirujano militar Dr. Johann Flückinger, al que acompañaron dos militares y otros dos cirujanos militares. La misión de esta expedición era encontrar a un haiduk (un campesino) llamado Arnold Paole del que se sospechaba se había convertido en vampiro y que era responsable del fallecimiento de dieciséis vecinos. El Visum et repertum es un detallado informe del resultado de las autopsias de las víctimas así como de las investigaciones e interrogatorios llevados a cabo en la zona y a los testigos. En 1731 Flückinger publicó un libro con el informe al que llamó Visum et repertum y fue tal el éxito del libro que desde entonces el término vampirus (vampiro) se popularizó en Europa y por eso ha llegado a nuestros días.

La novela

            Por supuesto, el informe histórico no podía convertirse en una novela si antes no se hacía muchos cambios, entre ellos la probada existencia de los vampiros. Tomando los personajes reales, el informe y realizando bastantes cambios logré crear una historia más entretenida y llena de suspense. Fue un primer borrador que no me terminó de convencer del todo. José insistía en que tenía que ser una historia parecida a “Crepúsculo”, pero por más vueltas que le daba no me cuadraba eso con un informe del siglo XVIII. Hasta que se me ocurrió prescindir de “Crepúsculo” y retomar la figura del vampiro tradicional.

            Soy un gran fan de las películas de la Hammer de los años 70. Sus películas de Drácula, el doctor Frankenstein, monstruos y vampiros siempre me han parecido de lo mejor. El ambiente gótico que poseen esas películas iría de perlas para “Vampirus”. Si lograba recrear esa ambientación y a los vampiros los convertía en los vampiros de la Hammer entonces la historia de “Vampirus” tomaba una forma mucho más consistente y atractiva; las piezas encajaban.

            Claro que José no estaba por la labor de tantos cambios. Estaba empeñado en el estilo “Crepúsculo” y yo seguía insistiendo en que lo mejor era un vampiro gótico estilo Hammer. Como no nos poníamos de acuerdo, le pedí a mi editor que me dejara escribir un argumento de varias páginas y que tomara una decisión tras leerlo. A los pocos días José leyó el argumento y quedó convencido: mi idea era mejor. Hubo algunos cambios más y el argumento terminó por cerrarse del todo. Ya solo quedaba ponerse a trabajar.

            Mi editor me apremió para que terminara cuanto antes la novela, ya que debíamos aprovechar la moda y el tirón comercial de “Crepúsculo” antes de que se agotara. Para darme mayor estímulo a la hora de escribir, incluso me adelantó parte de las ganancias.

Problemas vampíricos

            “Vampirus” es la novela más rápida que he escrito hasta el momento. Algo más de doscientas páginas que fueron escritas en apenas veinticinco días. Fue un arduo trabajo que llevé a cabo con toda la diligencia posible. Entregué el manuscrito a mi editor confiando en que para Navidades (la novela la escribí en septiembre) podríamos ponerla a la venta y aprovechar el tirón de ventas de esas señaladas fechas. Mas a partir de aquí todo fueron problemas y retrasos.

            Para empezar, había que corregir y maquetar la novela. La corrección fue un desastre. El responsable era muy lento y apenas corregía dos o tres páginas por día y eso cuando aparecía por la editorial. Los días se fueron sucediendo y la fecha de publicación se acercaba a toda velocidad. En cuanto a la maquetación, más de lo mismo. Por aquel entonces la editorial se había quedado sin maquetador y de esa tarea se encargaba José o cualquier otra persona. El problema es que José siempre andaba hasta arriba de trabajo o la otra persona pues tampoco fue muy responsable y los retrasos se siguieron sucediendo, hasta tal punto que llegó Navidad y la novela estaba sin corregir, sin maquetar y no tenía ni tan siquiera portada.

            Perdida la ventana de las fiestas navideñas, y con el desierto del invierno por delante, solo quedaba publicar la novela en primavera haciéndola coincidir con las Ferias de Libros. Se volvió a empezar y ya se contó con una portada obtenida de un portafolio de una autora que había trabajado para Medea: Marcela Bolívar. Se pagaron los derechos de autor, se cogió la ilustración y con ella se creó la portada de “Vampirus”. Era una muy buena ilustración, pero poco tenía que ver con el libro. No obstante, era bonita y comercialmente atractiva, así que se pensó que sería adecuada.

            Y esto fue el único triunfo conseguido en esos meses, porque otra vez los retrasos fueron la constante y la novela tampoco se pudo publicar esa primavera. Ni en verano. Ni en Navidad. Tardó dos años en ver la luz, y cuando lo hizo también se cometieron graves errores.

            La editorial ya era un caos, con la gente pasando de trabajar y los editores perdidos en sus proyectos personales y dejando de lado otros, con lo que al final los libros, de unos y de otros, nunca estaban a punto y siempre tenían retrasos en sus lanzamientos. Lo peor es que se creaban expectativas con los puntos de distribución y venta ya que la editorial enviaba catálogos y fechas de lanzamientos de obras que luego no se cumplían. Cuando tras muchos meses de retraso por fin salían dichas obras a la venta ya era demasiado tarde pues el interés se había perdido. Algo así pasó con “Vampirus”. Para empezar, con la saga “Crepúsculo” ya olvidada y con los zombis pegando fuerte, una novela sobre vampiros no encajaba muy bien en ese momento. Y encima, para terminar de estropearlo todo, tanto el editor como el maquetador se equivocaron y enviaron a imprenta un documento sin corregir y con fallos en la portada. Resultado: un libro defectuoso repleto de errores y con una portada inacabada. Obviamente, apenas tuvo ventas y los libreros se quejaron por la mala calidad del producto.

            Se tuvo que hacer una segunda edición y corregir todos esos errores. En ese momento entró a trabajar por un tiempo a la editorial en calidad de maquetador y portadista mi amigo Juanjo Maillo, un pedazo de artista que imprimió a las portadas un gran nivel de calidad. Por desgracia solo estuvo un breve tiempo donde realizó un enorme trabajo. La novela por fin salió publicada como debía, pero también pasó un tiempo y las ventas realmente fueron malas. Todo lo que pudo salir mal con el proyecto de “Vampirus” salió mal.

El tiempo lo fue remediando

            Aunque tuvo malas ventas, “Vampirus” caló entre esos lectores que enseguida hicieron un boca a boca y un movimiento por las redes sociales animando a la gente a que leyera una historia “clásica” de vampiros que atrapaba y era bastante buena. Hubo entonces un lento y constante goteo de ventas hasta que la editorial terminó por cerrar.

            A pesar del cierre, al correo de la editorial llegaban peticiones de clientes y librerías pidiendo más ejemplares de “Vampirus”, así que creí que debía intentar seguir manteniendo la novela a la venta como fuera. Intenté varias opciones, siendo la primera enviar el manuscrito a otras editoriales. No tuve ningún éxito. En España prácticamente no tuve respuestas ni ofertas por parte de las editoriales que por entonces ya habían entrado en una monolítica política de publicación (como ya explico en otras entradas) y no querían saber nada de novelas que no fueran a ser un éxito de ventas desde el primer día. Sí que recibí ofertas de editoriales latinoamericanas, pero sus condiciones no me convencieron y deseché publicar con ellas. Solo una editorial argentina, NeD, se ofreció a publicar la novela, solo que en formato digital. Tampoco acepté más que nada porque fue cuando puse la vista en Amazon, que recién había creado su apartado de publicación y daba la posibilidad de poder llegar con tu libro a decenas de miles de lectores.

            Corregí y retoqué ligeramente la novela, más adelante cree una nueva portada que me hizo la maravillosa Les y la puse a la venta tanto en formato libro digital como en formato de papel.

            Las ventas de “Vampirus” nunca fueron grandes, más bien modestas, pero en compensación es una de mis obras mejor valoradas y criticadas por los lectores, que gustan de una historia de vampiros a la antigua usanza y que valoran ese estilo a lo Hammer. Otra de las características por la que gusta la novela es su estilo “visual” (estilo cinematográfico y del que hablo también en otras entradas), directo y muy entretenido. A pesar del toque de aventura, otra cosa que también gusta mucho a los lectores es su parte de suspense y terror que atrapa y hace difícil dejar la lectura, así como un protagonista con pies de barro que en un principio hasta cae antipático (como fue mi intención).

            “Vampirus” fue uno de mis primeros libros en ser escrito utilizando ese estilo “visual” que me define. Lo hice a propósito y desde entonces lo empleo con determinadas novelas. La obra sigue su curso y, como ya he dicho, no es pródiga en ventas, pero se sigue considerando entre mis lectores como una de mis mejores obras de ficción. Sé que es una historia para un determinado público, y sé que sería una buena película si alguien se decidiera a producirla.

            Si deseas pasar un buen rato de suspense y aventura en paramos helados y terribles, esta es tu lectura. Sigue la pista al vampiro en el siglo XVIII y prepárate para enfrentarte al Mal en su estado más puro.