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lunes, 4 de noviembre de 2019

LA GÉNESIS DE… MADRID ZOMBI


LA GÉNESIS DE… MADRID ZOMBI



            En España soy medio conocido (más bien tirando a poco conocido) en mi carrera como escritor por dos sagas de libros. Una de ellas es la dedicada a la temática militar, con libros de ensayo y divulgación sobre la Primera y Segunda Guerras Mundiales, aunque en este caso mi “fama” se constriñe a un selecto y reducido número de aficionados y estudiosos de dichos conflictos. La otra es por la trilogía de novelas MADRID ZOMBI. ¿Pero, qué me llevó a escribir estas novelas cuando soy un reconocido no amante del género zombi? En esta entrada pretendo desvelar tan pavoroso misterio.

El editor tiene una idea
 
             Allá ya por el lejano año de 2010 (que no veas como pasa el tiempo), andaba yo escribiendo y trabajando para una pequeña editorial situada en Madrid llamada Ediciones Medea (que luego cambió el nombre a Stuka Ediciones hasta su cierre), principalmente en mis novelas históricas o en la ucronía de LA SAGA DEL ÁGUILA, cuando un fenómeno televisivo irrumpió con fuerza haciendo renacer un género. Me refiero a la serie estadounidense “The walking dead”. Dicha serie retomaba el mito del zombi bebiendo de su fuente original: la película de George A. Romero “La noche de los muertos vivientes” estrenada en 1968. Aunque no se menciona en ningún momento la palabra zombi, ya todos están de acuerdo en que esta fue la película que inició el género zombi tal y como lo entendemos en la actualidad.
            “The walking dead” supuso un hito en este género, pues su éxito propició que salieran más películas y series de zombis, así como atraer a un público que hasta entonces había sido reticente a este tipo de películas. He de añadir que si bien anteriormente a la serie hubo películas, cómics y series famosas, ninguna de ellas llegó a alcanzar el éxito y la repercusión que obtuvo “The walking dead”.
            Ante tal éxito, a mi editor de por entonces, el inefable e incansable A. Márquez Periano, se le iluminó no una, sino varias bombillas en la cabeza: había que aprovecharse del éxito de “The walking dead”. Me llamó a su augusta presencia y me explicó que era necesario que me involucrara en algún proyecto que implicara la presencia de zombis. A eso repliqué que yo no era el más adecuado pues nunca me gustaron las pelis de zombis. Mi editor no se inmutó ante mi respuesta e insistió, ya que, según él, yo era el más indicado pues mi estilo “cinematográfico” y agilidad en los diálogos me hacían idóneo para escribir novelas de zombis que atrajeran al gran público. Además, si deseaba que se me siguieran publicando mis otros proyectos no me quedaba más remedio que acatar los deseos supremos del gran líder, el editor.
            Ante semejante amenaza (nada sutil) y bien engrasada mi conciencia y moral con algo de dinero contante y sonante, me dispuse a emprender un nuevo proyecto literario del que no tenía ni malditas ganas de realizar.


¿Qué demonios escribo?

            Mi primer obstáculo fue que desconocía prácticamente todo sobre el mundo de los zombis. Sí, había visto “La noche de los muertos vivientes”, pero más allá de parecerme algo graciosa nunca me atrajo ni me pareció nada especial. Intenté acercarme a otras películas más modernas, pero los zombis siempre me aburrieron. Por eso, en el momento de comenzar a trabajar me vi en la obligación de documentarme sobre el mundo de los muertos que se levantan para comerse a los vivos. Como no podía ser menos, una de las primeras cosas que visioné fue “The walking dead”. He de reconocer que la primera temporada de la serie me atrajo bastante. Me gustaba mucho la visión apocalíptica en donde transcurría la acción, es decir, personas intentando sobrevivir en un mundo plagado de zombis. Me pareció más interesante eso que no lo de humanos intentando escapar de la recién creada epidemia zombi, como era el caso de otras películas, tipo filmes de A. Romero. A pesar de todo, para mi gusto, “The walking dead” decayó bastante en las siguientes temporadas y creo que la dejé de ver en la cuarta o quinta temporada, ya no me acuerdo muy bien. Y sobre el resto de series… pues me seguían sin convencer. Pero, tenía un trabajo por hacer y al menos me había documentado.
            No obstante, seguía en el mismo dilema: no tenía ni idea de sobre que escribir. Vale, zombis, ¿pero cómo hago una historia atractiva y sobre todo que sea un poco más original? Porque a pesar de ver muchas pelis, series y leer cómics llegué a la conclusión de que en realidad todo era más o menos igual. Las únicas diferencias que encontraba eran en plan los zombis son lentos o rápidos, místicos o por contaminaciones químicas, experimentos, humanos escapando de la epidemia, humanos sobreviviendo tras la caída de la Humanidad, humanos enfrentados… ¿Cómo coger todo eso y darle un toque un poco más original? No fue fácil, pero antes de llegar a escribir MADRID ZOMBI tuve que enfrentarme a otras tareas.

Poco a poco Lobo se me fue apareciendo en la imaginación

            Ya hablaré de ello en otras entradas, pero no está de más hacer constar que antes de ponerme a escribir MADRID ZOMBI tuve que hacer frente a otras novelas. Mi editor, siempre ansioso por novedades y seguir lo que estuviera de moda, me ayudó, al comprobar mis apuros, a diseñar una historia de zombis. Antes, tuve que escribir VAMPIRUS, y el lapso en el que estuve escribiendo esa novela me sirvió para que comenzaran a llegar a la mente ciertas ideas relacionadas con los zombis.
            Como he dicho, mi editor me puso sobre la mesa algunos esbozos de argumentos de historias de zombis, pero eran más bien historias algo alocadas, divertidas, sí, pero incoherentes argumentalmente. Con todo, de ese conglomerado de historias surgió APOCALIPSIS MAYA; CON ZOMBIS y ZOMBIRASSIC PARK. La primera novela fue una inspiración. Recién acabado de terminar mi trilogía de novela histórica CRÓNICAS DE UN CONQUISTADOR decidí aprovechar el impulso y crear una historia de zombis ambientada en el siglo XVI, con zombis mayas, conquistadores, aventuras y mucho humor negro. A mi editor le gustó, pero quería algo que se pareciera más a “The walking dead”. APOCALIPSIS MAYA; CON ZOMBIS quedó aparcada y se tomó la decisión editorial de publicarla tras la salida a la venta de esa novela de zombis de la que todavía apenas poseía vagas ideas.

            ZOMBIRASSIC PARK fue una locura de novela escrita a medias con mi editor. Una feroz y sangrante sátira contra la sociedad envuelta en humor absurdo, situaciones surrealistas y un parque temático de dinosaurios clonados que se vuelven zombis (el parque estaba situado en Sevilla y olé). Esta fue más bien una novela capricho de mi editor, un proyecto personal producto de pasar muchos días encerrados en la editorial intentando hallar argumentos para esa novela de zombis.
            Tras terminar ZOMBIRASSIC PARK me vino la inspiración. ¿Y si empleaba el humor? No tan satírico como ZOMBIRASSIC PARK, sino más bien friki. ¿Y si el protagonista era un friki que hacía frente al apocalipsis zombi? Pero no bastaba con ser un friki normal, debía ser alguien lo suficientemente fuerte, osado, loco y con una personalidad tal que lograra captar la atención de los lectores, puesto que el protagonista sería quien cargara sobre sus espaldas el argumento de la novela.
            Dicen que a Robert E. Howard se le apareció Conan para exigirle que escribiera sus aventuras, y que Lovecraft, tras una noche de insomnio, durante la cena y observando un plato de pescado no muy cocinado tuvo la inspiración de crear sus entes primigenios. Pues bien, a mi me bastó con mirarme al espejo para que de inmediato ese personaje que buscaba viera la luz. Es decir, Lobo no es más que mi reflejo en el espejo. ¿Quién más friki que yo? ¿Quién posee años y años de experiencia en el mundo del cine, los cómics, los Playmobil, el rol, los videojuegos…? ¿Quién sino yo que ya era friki cuando ni siquiera esa palabra existía? ¿Y si le añadimos mi experiencia militar? ¿Quién desde chico ha sentido la llamada del lobo? ¿El que juega con Lobos Espaciales y su monstruo favorito es el hombre-lobo? ¿El qué siente una especial atracción por la noche y la Luna, el hijo de la Loba Romana? Ese soy yo: Lobo. Solo que Lobo hace cosas que yo no haría más que en mis sueños, que va dos, tres pasos más allá y no tiene ataduras ni se rige por más Ley que la que le dicte su conciencia y su moral.

A por la historia

            Una vez creado el personaje a partir de mi mismo, pero dotándole de su propia personalidad, me enfrasqué en la tarea de crear la historia. Como ya he explicado, lo que más me atrajo de “The walking dead” fue el hecho de que los protagonistas malvivían en un mundo que ya llevaba tiempo destruido y asolado por los zombis. Eso me parecía mucho más atractivo que no escribir una historia desde el principio de la infestación. También pensé que ya que escribía sobre zombis, monstruos no creados por mí, debía ser lo más fiel posible a quien se le considera el padre de este género. Es por eso que mis zombis son del corte clásico: lentos, apestosos y ajenos a todo excepto a su eterna e insaciable hambre. A partir de aquí, fui metiendo todo lo que consideraba que fuera necesario para crear una aventura original, para dar esa vuelta de tornillo y presentar una historia que enganchara de inmediato a los lectores.
            ¿Y por qué no mezclar varios géneros en uno? En MADRID ZOMBI hay muchos más géneros de terror y CI-FI que el lector pueda entender, lo que pasa es que esos pequeños homenajes están sutilmente entremezclados con otros que sí son muy obvios. Por ejemplo, Lobo está claro que es un friki de Conan, Star Trek, Star Wars, Marvel, etc., pero el mundo en el que se mueve está ambientado en el mundo de la película “The Omega man” de 1971, dirigida por Boris Sagal e interpretada por Charlton Heston, que a su vez está basada en la novela de Richard Matheson “Soy leyenda”. Esa película desde crío siempre me fascinó, porque me hizo preguntarme un millón de veces que haría yo de estar en la misma situación en la que se encontraba Robert Neville, el personaje que interpretaba Heston. La respuesta a esa pregunta es Lobo. Y si os fijáis, la casa, el cuartel general de Lobo no es más que un homenaje a Robert Neville, al igual que la actitud cínica de Lobo, aunque mi personaje es más loco y quizás más noble que el que interpretara Heston.

            Como este tipo de anécdotas, las hay a docenas en las tres partes de MADRID ZOMBI, algunas fáciles de localizar, otras solo al alcance de aquellos que estén tan locos como yo o Lobo. Ya tenía al personaje, ya tenía el universo y me faltaba el escenario. ¿Y qué mejor escenario que la grandiosa ciudad de Madrid? La capital, el cruce de caminos, el centro de la península, el kilometro cero, un monstruo de acero, cemento y cristal que se extiende kilómetros cuadrados por la meseta, habitada por millones y millones de personas. ¿Existe un escenario más de pesadilla que ese en una infestación zombi?
            No bastaba con esto, tenía que seguir insistiendo en crear una historia diferente a las demás. Y fue entonces cuando me vino aquello de “¿y por qué tiene que ser una historia de zombis?”. Los zombis pueden ser la excusa perfecta para meter otro tipo de criaturas, escenarios e historias tan terroríficas como la de la lucha contra los muertos vivientes y otra nueva oportunidad de seguir insistiendo en esas deidades conocidas como los Dioses Oscuros (sobre los Dioses Oscuros y mi obsesión por hablar de ellos en muchos de mis relatos escribiré una entrada en el blog en un cercano futuro). Dicho y hecho, y poco a poco fui creando el argumento de MADRID ZOMBI.

Nunca pensé que fuera a ser una trilogía

            He de reconocer que cuando me puse a escribir MADRID ZOMBI lo hice pensando que sería un único libro y ya. No se me pasó por la cabeza que pudiera haber una segunda parte. Y aunque es verdad que la historia no parece terminar, aquellos lectores que se hayan leído otros libros míos me conocen lo suficiente para saber que soy un autor que no gusta de explicar todo lo que pasa y que suelo dejar en ocasiones interrogantes y enigmas sin resolver. ¿Acaso en la vida real sabemos lo que ocurre a nuestro alrededor? ¿Somos conscientes de que prácticamente no nos enteramos de nada y que hay enigmas, misterios, que jamás serán resueltos? Pues eso lo suelo llevar a mis historias.
            Desgraciadamente, cuando terminé de escribir MADRID ZOMBI la editorial cerró por quiebra. Aunque se vendía (y mis libros se vendían medianamente bien), una serie de malas decisiones por parte de los editores, la crisis económica que golpeó bien fuerte y los impagos constantes a los que la editorial se veía sometida cada dos por tres hicieron inviable el proyecto y finalmente la editorial tuvo que cerrar. Me quedé compuesto y sin publicar no solamente MADRID ZOMBI, sino también APOCALIPSIS MAYA; CON ZOMBIS (y otras novelas).
            Pasado un tiempo, y con esas novelas en la mochila, decidí que ya que las tenía escritas debía intentar su publicación en otras editorial. Moví MADRID ZOMBI por prácticamente casi todas las editoriales de España y muchas de Latinoamérica, pero no tuve suerte. En España nadie se molestó siquiera en valorarla, y en Latinoamérica aunque cinco editoriales se interesaron por su publicación, las condiciones para ello eran sencillamente demenciales y no quise embarcarme en dudosas aventuras.
            Fue entonces cuando Amazon creó su apartado editorial en Internet aceptando publicar todo tipo de novelas de todo tipo de autores. Era mi oportunidad. Ya que nadie quería publicarla y Amazon al menos se ofrecía, pues oye, probemos a ver qué tal. Al principio la novela no tuvo apenas ventas. Tuvieron que pasar al menos seis meses hasta que el promedio de ventas superó las diez descargas en un mes. He de añadir que en un principio solo publicaba en Amazon en formato libro electrónico. Lo que ocurrió para que las aventuras de Lobo despegaran fue que varios lectores hablaron bien de la novela en foros de zombis o escribieron artículos donde destacaban mi novela. El boca a boca fue fundamental y poco a poco MADRID ZOMBI comenzó a ser conocida por los amantes del género zombi.
            A raíz de esto, las ventas empezaron a subir exponencialmente a medida que los comentarios y las críticas se fueron sucediendo, comenzando entonces a ser viable la opción de sacar una segunda aventura de Lobo. Hubo tres factores que me decidieron continuar con la historia a pesar de mis reticencias a escribir sobre zombis.

Los fans aprietan

            Amazon creó un evento literario dedicado a los autores independientes, sabedor que el fenómeno del autor “indie” ha pegado fuerte entre los lectores. Muchos autores desconocidos han pegado auténticos bombazos en cuanto a éxitos de ventas y han generado muchos beneficios a Amazon como para no aprovechar el seguir impulsando su política de publicar a autores independientes. Para fomentar sus ventas, dar a conocer a los autores y convencer a otros que publicar con ellos es lo mejor, Amazon creó un evento anual que se llama “Encuentro Amazon con autores independientes” y se lleva a cabo una vez al año en una ciudad europea diferente. El I Encuentro fue en Madrid y en él Amazon invitó a los autores “indies” que más venden o son más conocidos. Para mi sorpresa, resulta que yo me encontraba entre esos autores, en concreto, entre los cien que más venden (aunque ignoro cuál fue mi posición en ese ranking de ventas; lo mismo el número cien…).
            En el Encuentro conocí a otros autores y charlé con gente de Amazon. Gente con experiencia en esto de vender, la publicidad y la edición. Me sorprendió encontrar muchos autores del género zombi, pero era lógico visto el tirón que tal género tiene (y eso que ahora mismo se encuentra un poco estancado). Varios autores conocían mi novela y ya ellos me pidieron que escribiera la segunda parte. También los de Amazon me indicaron que sería bueno seguir adelante con MADRID ZOMBI; al fin y al cabo, se trata de dar a los lectores lo que piden. Si has conseguido crear un núcleo estable de lectores gracias a esa novela, el siguiente paso es conservar a ese núcleo y no perderlo. Y la mejor forma de hacerlo es dándoles lo que quieren. Además, también puedes conseguir que se interesen por el resto de tus obras.
            Aparte de los consejos que recibí en el Encuentro de Amazon, a mi correo y perfil de Facebook llegaron muchas peticiones de lectores para que continuara con las aventuras de Lobo. Ruegos, ideas, incluso amenazas, ja, ja, ja… todo eso me indicó que debía dejar de lado mis gustos personales y deberme a los lectores.




Lobo se impone

            Una vez decidido a continuar con las andanzas de Lobo, pensé detenidamente en como seguir la historia planteada en la primera parte. Había creado un mundo, mezclado varios géneros, ¿por qué no ampliar ese universo con nuevos personajes y nuevas situaciones? ¿Por qué no ir más allá? Y para eso no me bastaría una segunda parte, sino que iría a por la trilogía. MADRID ZOMBI la planteé como el guion de una película. Prácticamente todos los guiones se dividen en tres partes: presentación, desarrollo y final. Se les llama actos, siendo el segundo acto normalmente el más importante cuanto que debe enlazar el primer y el tercero de forma inteligente haciendo avanzar la historia y atrayendo por completo la atención del espectador. Escribiría dos partes más, siendo la segunda parte la confirmación del universo creado y la tercera el explosivo final. Así, MADRID ZOMBI 2 y MADRID ZOMBI 3 fueron pensadas como una misma historia, dividiéndose en dos por aquello de no hacer un libro excesivamente extenso y porque una trilogía siempre es más molona. Pensar con antelación el argumento de las dos partes me hizo poder trabajar mejor en la historia sabiendo siempre a donde quería ir y lo que deseaba plasmar, evitando incoherencias o el no saber luego a donde ir con la historia. Claro que entre la segunda y tercera parte pasó tiempo, porque antes tuve que escribir otras novelas, pero el tener ya el guion escrito y pensado hizo que nunca se me olvidara hacia donde quería conducir a Lobo y a sus amigos.
            Cuando ya terminé de escribir MADRID ZOMBI 3 consideré que llegaba el momento de crear nuevas portadas (más chachis y comerciales) y de sacar la opción de poder comprar los libros en formato papel. El resultado hasta el momento ha sido muy bueno y los lectores han reaccionado de forma muy positiva a la salida de la tercera parte. Soy consciente de que a muchos lectores MADRID ZOMBI no les gusta. El mezclar su género favorito con otros no es de su agrado, pero es normal. MADRID ZOMBI  es una apuesta personal, Lobo es un personaje muy peculiar aunque bebe de otros muchos y en ocasiones incluso es una copia descarada de ellos, pero una vez creado posee su propia personalidad y “toma sus decisiones” siendo yo el mero receptáculo de su voluntad, plasmando sus pensamientos y aventuras en las páginas de los libros.

            MADRID ZOMBI me ha superado. El universo ha cobrado vida propia y se escapa de mi control. Sus personajes son más grandes que la vida misma, arquetipos de nuestra sociedad. Son héroes con pies de barro, anti-heroes en el mejor de los casos, villanos para nuestra sociedad moderna o políticamente incorrectos, pero en el mundo en el que viven, cruel, sucio y sangriento, son el modelo a seguir. Son personas que intentan medrar en un entorno hostil plagado de horripilantes monstruos y hacerlo sin perder su humanidad, enfrentados a duras pruebas. Lobo, que no era nadie en un mundo normal, se revela como el líder capaz de llevar a todos al éxito. Es el amigo que quieres, el hermano que te gustaría tener, el que esperas ver cuando te encuentras en peligro y un enemigo que jamás querrías tener enfrente. Es despiadado, pero no cruel, leal hasta la muerte y sigue un código del honor personal que le sitúa por encima de prácticamente el resto de supervivientes.
            MADRID ZOMBI es un mundo horrible, infestado de zombis y contaminado por los Dioses Oscuros y sus enloquecidos seguidores, pero Lobo y sus amigos van a patear sin piedad sus traseros. No lo dudes más y sigue las aventuras de Lobo, Biong, Miko, César y Valeria. Y recuerda, Crom insufla al nacer el poder de matar y morir; no le pidas más.
           

          

lunes, 30 de septiembre de 2019

UTILIZAR DE FORMA CORRECTA CUANTO (CON TILDE O SIN ELLA) CUANDO Y CONTRA


UTILIZAR DE FORMA CORRECTA CUANTO (CON TILDE O SIN ELLA) CUANDO Y CONTRA

               En esta entrada vamos a explicar la forma correcta de utilizar ciertas palabras y expresiones que aunque son muy utilizadas y conocidas, en demasiadas ocasiones se emplean mal, bien por usarse de forma demasiado coloquial o por ignorar las reglas de su utilización. Aunque pueda parecer que no tiene demasiada importancia, no está de más recordar que cuanto mejor se escriba mayores posibilidades hay de que nuestros proyectos acaben bien, y que un detalle así, aunque sea insignificante, puede decidir que nuestra obra sea publicada o no. Vamos allá.

No confundas “cuándo” y “cuánto”

            Utilizamos “cuándo” y “cuánto” para hacer preguntas o cuando tiene valor interrogativo o exclamativo.
            “Cuándo” se emplea relacionado con el tiempo (pasado, presente, futuro):

—¿Cuándo empieza el festival de Manga?
—¿Hasta cuándo dura este tormento de película?
—Hasta cuándo irá Manuela a la fuente, no lo sé…
—¡Cuándo vamos nosotros, todo mejora!
—¿Cuándo lloverá?

            “Cuánto” se utiliza cuando se quiere expresar cantidades:

—¿Cuántos vamos a ir al festival de Manga?
—¿Cuánto dura la película?
—¿Cuántas fuentes hay en el pueblo?
—¿Cuánto lloverá?
—¡Cuántos coches tienes!

“Cuanto” y “cuánto”

            “Cuánto”, “cuánta”, “cuántos” y “cuántas” se escriben con tilde diacrítica cuando tienen valor interrogativo o exclamativo, ya sea en oraciones interrogativas y exclamativas directas, ya sea en las correspondientes indirectas:

—¿Cuántos cómics tienes?
—¿Cuánta leche cabe en ese recipiente?
—No sé cuánto cobra
—¡Cuántas vacas hay en este prado!

            Existe una excepción a la regla, que es cuando “cuánto” admite la sustantivación anteponiéndole un determinante. Siendo así, conserva entonces su tilde. Pongamos un ejemplo para tenerlo más claro:

—Se sabe el cuánto, pero no el cuándo, ni el cómo…

            En todos los demás casos se escribe sin tilde. Sigamos con los ejemplos:

—Anota cuanta taza encuentres, Felipe.
—Cuanta más razón tienes, más pesada te pones.
—Para leer, unos cuantos libros mugrientos.

Se usa “cuanto más”, no “contra más”

            Ojo con esta expresión que cada vez se escucha más, peor todavía, se utiliza de forma incorrecta en la escritura. Con frecuencia escuchamos cosas como “contra más fuerte seas, mejor te podrás defender” o  “contra más gastemos en fichajes, mejor será el equipo”. Lo correcto es decir lo siguiente:

—Cuanto más fuerte seas, mejor te podrás defender.
—Cuanto más gastemos en fichajes, mejor será el equipo.

            Las expresiones “contra más” y “contra menos” no son adecuadas para utilizarlas con el sentido de “cuanto más” y “cuanto menos” según se recoge en el Diccionario panhispánico de dudas y como explica la Real Academia de la Lengua Española (RAE). El error deviene en utilizar impropiamente la preposición “contra”, que siempre tiene significado de “oposición a”.
            En su lugar, lo adecuado es utilizar “cuanto”, que expresa cantidad, siempre en concordancia con el sustantivo que va detrás, tal y como se ha podido comprobar en los ejemplos expuestos.
            Hay un fenómeno muy popular que se emplea sobre todo en los países iberoamericanos (especialmente en México y el área centroamericana), que son las expresiones “cuantimás”, “contimás” y “contrimás” que en ningún caso son correctas. No obstante, debido al uso coloquial y extendido de ciertas expresiones como “mientras más” y “entre más” (en el área parlante ya mencionada), el Diccionario panhispánico las ha terminado de aceptar como formas correctas y dentro de la norma culta.
            Recuerda no confundir “cuándo” y “cuánto”.
            Si todas estas expresiones erróneas no son aceptables en su forma hablada, en su forma escrita lo son menos. Procura no cometer estos errores en tus obras pues corres el riesgo de que nadie las lea por lo mismo. Eso sí, puedes colocar a propósito estas expresiones mal utilizadas en los diálogos de personajes en los que quieras dar una imagen de analfabetismo, un uso muy coloquial del idioma o para incidir en que la persona pertenece a determinada clase social o zona de un país. Un pequeño ejemplo:

—Caballero, ¿puede decirme dónde se encuentra la gasolinera más cercana?
—¡Kia! Acá no hay gasolineras de’sas. Camine usté campo través, anda lejos, pero contra más camine, más rápido ha llegaó.

            Esto es todo. Nos vemos en la próxima entrada.