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domingo, 13 de enero de 2013

CRÓNICAS LUPINAS X



 
CAPÍTULO X: La edad de Oro del club.
El Imperio se expande.

Con la llegada de los nuevos socios el Club comenzó una nueva etapa, la más fructífera, mejor y divertida, que con el paso del tiempo, los que tuvimos la suerte de vivirla, para mayor gloria del Emperador, se convertiría en lo que los veteranos denominamos la “Edad de Oro del Club”. Hasta el día de hoy, el club no ha alcanzado las cotas de esa era, ni en número de socios ni en influencia y poder dentro del Centro Cívico y respecto a la asociación en sus relaciones con otras asociaciones de todo tipo. No fue casualidad que esa edad aurífera coincidiera además con la particular Edad de Oro de Games Workshop, ya que fue por esos años que Games alcanzó una cota elevada en la calidad y cantidad de sus juegos y quizás no tanto en sus miniaturas, pero al menos la relación calidad precio estaba perfectamente compensado y Games tuvo enormes ventas y prácticamente se convirtió en la única empresa en España en comercializar miniaturas, arrollando a toda la competencia que casi se extinguió en su totalidad.
El club vería como nuevos socios iban entrando poco a poco. Esto significó mayores ingresos a través de las cuotas que nos permitiría comprar nuevos juegos, tapetes, escenografía y material para construirla. Lo más importante es que gracias a los socios el club bullía de actividad todos los días de cada fin de semana. Tanto el director del Centro como el coordinador veían con asombro y agrado que la sala estaba llena los días que eran nuestros. La 2ª edición del Warhammer 40.000, la mejor de todas hasta el momento, conseguía que los socios jugaran partidas todos los días de semana, muchos incluso dejaban los ejércitos en el club para jugar al día siguiente. Yo mismo sufrí una enfebrecida ansia de jugar, imbuido por el espíritu de Crom y del Emperador (y a lo mejor también por dos barriles de hidromiel) y era raro el fin de semana que no jugaba mi partida, o dos, contra todo tipo de enemigos. Durante muchos meses, puede que dos o tres años, no perdonaba mi partida semanal. Era impresionante el juego, la 2ª edición, junto con su expansión de “Milenio Siniestro”, había alcanzado su madurez y el mundo de los juegos de estrategia con miniaturas se rendía ante él.
Nuevos juegos iban apareciendo: Necromunda, la nueva edición del Space Hulk, la nueva edición del Epic 40.000, Mordheim, Gorka-Morka, la fastuosa edición de Warhammer Fantasy donde salían por primera vez los Hombres Lagarto y Bretonianos de plástico y considerada por los jugadores de entonces como la mejor versión de Fantasy. Además, la revista White Dwarf alcanzaba también su máximo esplendor, con una revista cargada de artículos interesantes, batallas, miniaturas, información y muchas cosas más que la hacían muy interesante. Todo esto repercutía en la afición y en la gente que la practicaba, haciendo que el club se viera beneficiado. Mi rutina normal por entonces, aparte de estar luchando contra herejes y viles alienígenas, se basaba en pasarme el viernes por la sala para dejar el reto, jugar el sábado y a veces el domingo por la mañana y el domingo por la tarde la partida de rol con el Círculo del Dragón del que ya os he hablado en otro capítulo de estas, mis crónicas lupinas.
Entre mis recuerdos más destacados de aquella edad dorada se encuentran las buenas amistades que hice, que aún hoy en día sigo manteniendo, las partidas de rol por la tarde y las increíbles batallas que libré en todo tipo de campos de guerra. En mi mente quedarán por siempre esas reñidas partidas contra mis amigos. Así, entre las más memorables puedo destacar la Primera Cruzada Negra, donde las fuerzas del Caos asaltaron un sistema imperial con la intención de destruirlo al completo, saliendo mal todos los planes. Maikel todavía anda lamentándose de aquello. No lograron obtener ni uno solo de sus objetivos, por lo que las fuerzas del Caos fueron aniquiladas al completo y Abbadon tuvo que huir al Ojo del Terror con el rabo entre las piernas. Para el recuerdo quedarán la primera partida de casi 10.000 puntos de Caos contra una posición de Guardia Imperial de 1.000 puntos que fracasó estrepitosamente; o el asalto a una ciudad en ruinas defendida por Guardia Imperial y Milicia Civil. Increíble cuando los Bersekers de Khorne huyeron ante la furia de… ¡milicianos armados de palos y piedras!
Otra de las partidas antológicas fue el asalto contra una central de energía defendida por la horda verde de Orkos de Dani, una fuerza de más de 4.000 puntos (que en la 2ª edición eso era muchoooooo orko y gretchin). Para que os hagáis una idea, Dani sacó más de 100 minis en la partida y puso una pantalla de unos 30 gretchin que no valen nada, pero que no veas como estorbaban. Soriano y mi persona asaltamos la central con nuestros Lobos y Ángeles Oscuros, con una fuerza inferior, pero confiando en nuestro poder. Que la 2ª edición era la mejor no hay duda, porque sólo ella te podía dar casos como estos: mi personaje de Ragnar estaba desplegado detrás de unos árboles pasa asaltar, cuando el Leman Russ saqueado de Dani abrió fuego contra mi Dread fallando el tiro. El obús se desvió cayendo encima de mi Predator, con la fortuna (para mi desgracia) de que estalló el depósito de armas; la torreta del Predator salió despedida (dados de dispersión) cayendo encima de Ragnar, quien falló todas las tiradas de salvación y quedó fuera de combate. Pintaban mal las cosas para los Marines. Por fortuna, los Lobos aullaron de furia e iniciaron un feroz ataque contra la central. Mi Dread se plantó justo en medio de la central impidiendo a los Orkos avanzar, quienes se vieron en un tapón de botella que no pudieron desbaratar; cayeron a docenas. El Dread, que era Bjorn Garra Implacable, con una pierna averiada, destrozó a cuanto orko se le puso en medio con el cañón de asalto, el lanzallamas pesado y su garra de combate. Ganamos la batalla mediante actos de heroísmos sin igual.
Otras veces realizábamos partidas especiales, como aquella que jugamos en una jungla infestada de Tiránidos, para después meter las escuadras bajo tierra y jugar acto seguido con el Space Hulk, tomar el archivo que debíamos buscar y salir al exterior (la mesa con escenografía de jungla) para huir con los datos. Y todo eso mientras se jugaba también a partidas de Fantasy y otros juegos. Pero sin lugar a dudas lo que más se recuerda es la apoteósica partida de tanques que llevamos a cabo varios jugadores y que duró todo un fin de semana. En esa partida logramos reunir un poco más de sesenta vehículos entre tanques, Land Speeders y vehículos de transporte, incluidas motocicletas de guerra. La misión era un asalto por una fuerza compuesta de Marines Espaciales entre Lobos, Ultramarines y Ángeles Oscuros a una fortaleza de un renegado gobernador imperial apoyado por el Caos. La misión consistía en entrar en una serie de turnos a la fortaleza y matar al gobernador traidor que contaba además con una escolta de ogrotes. Fue impresionante la batalla. Tuvimos que juntar cuatro mesas, en un extremo la fortaleza que nos quedó genial y en el centro, en su bunker privado, el gobernador. El asalto fue por un flanco con la inmensa mayoría de los tanques Marines, por el otro lado los vehículos de ataque rápido tipo Land Speeder y motocicletas y por el centro los Rhinos apoyados por los Vindicators y Razorbacks. Nuestra baza era flanquear la fortaleza, obligar al Caos y la Guardia Imperial renegada a salir y entrar por pleno centro de la fortaleza tras abrir brecha y confiando en que las tropas de asalto de Marines (Garras Sangrientas) terminaran con el gobernador. Ya no me acuerdo exactamente cuantas personas jugamos esa batalla descomunal, que ríete tu de la porquería del Apocalipsis ese actual, pero sé que fuimos varias por cada bando. Así, de los fijos que me acuerde estaban Soriano (y yo, claro) y creo que Miguel, no me acuerdo muy bien, y algún que otro chaval; por el bando de los malos Maikel, como no, un chaval que jugaba con la GI y un par más de Caos, todos bajo la supervisión del malévolo Maikel.
La lucha fue tremenda, digna de verse, increíble, pero también lenta, porque cada turno se tenían que mover cantidad de vehículos y miniaturas, pero era impresionante y súper divertido. Por el flanco donde cargaban los tanques leales los caóticos desplegaron sus blindados que nos salieron al paso, pero cuatro cañonazos bien puestos de Predators y Land Raiders acabaron con los primeros tanques, mas crearon un serio problema. Eran tantos los tanques por ese lado, que los destruidos entorpecieron tanto a los Marines como al Caos, dando por resultado un monumental atasco que dejaba pequeños a los de la M-30 en hora punta. No quedó otra que liarse a intercambiar disparos con los tanques parados casi a bocajarro, con lo que la carnicería fue tremenda, pero el Caos, aún siendo los que llevaban las de perder, consiguieron su objetivo de frenar el ataque Marine por ese flanco. Por el otro flanco de la mesa los vehículos rápidos Marines, a toda velocidad, flanquearon la fortaleza destrozando las defensas de los imperiales traidores, provocando numerosas bajas, pero los traidores estaban bien atrincherados y poseían gran variedad de armas pesadas, así que las bajas de Land Speeders y motocicletas fueron  numerosas. De nuevo, los Ángeles Oscuros de Soriano se llevaron la peor parte.
La cosa pintaba mal para los leales porque los turnos se agotaban, pero nuestro plan, (o sea, mi plan, je, je, je…) daba sus frutos. Concentrado el fuego traidor en ambos flancos, obligados por la amenaza de verse rodeados, tuvieron que dejar por un turno sin disparar a los Rhinos y Vindicators, estos últimos lograron abrir brecha antes de ser destruidos la mayoría, por donde entraron Rhinos y Razorbacks en busca de justa venganza. Desembarcaron las tropas, ¡Exterminadores Lobos!, nadie se lo esperaba, era nuestra arma secreta, así que para tan extrema amenaza el mismo gobernador traidor tuvo que salir con sus ogretes y Exterminadores del Caos para frenar semejante peligro. Mientras mis pobres Exterminadores Lobos sufrían la paliza de su vida inflingiendo graves pérdidas al enemigo, un Rhino maniobró como si nada, tomando la espalda al gobernador y desembarcando a una escuadra de Garras Sangrientas que se lanzaron hacia el objetivo con furia homicida. ¡El plan había funcionado! Antes de que los traidores pudieran reaccionar, los Garras asaltaron al gobernador y sus ogretes, ya muy mermados por la férrea resistencia y ataques de los Exterminadores Lobos (prácticamente aniquilados), fueron todos degollados por las espadas sierras de los aullantes novatos Lobos Espaciales. ¡Victoria! ¡Por el Emperador! Muerto el gobernador, la GI se rindió (fueron todos ejecutados) y el Caos huyó de nuevo derrotado. Uf, fue increíble, una muestra de lo que se podía hacer con la 2ª edición, porque es indudable que con la 6ª también se puede hacer, pero el grado de realismo y brutalidad que tenía la 2ª edición ya se ha perdido y no es lo mismo.
Eran increíbles las tardes que pasábamos en el club, complementadas además con ir a jugar, cuando cerraba el Centro, al Starcraft a un ciber cercano donde nos tirábamos otro par de horas de vicio. Allá que íbamos Raúl, Miguel, Maikel, Juanjo, Iván, Guille, Víctor y otros amigos más, a seguir pasándolo bien. Y si en el tema de los juegos era fantástico, todavía quedaba el tema de los torneos, pero esto ya, para el próximo capítulo. CONTINUARÁ…



También puedes seguir las Crónicas Lupinas en el Foro de la asociación Ojo del Terror. Crónicas Lupinas están escritas por Juan Carlos Sánchez Clemares y debidamente registradas a su nombre (así que ojito o Crom te puede patear el trasero).

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