CRÓNICAS
DE UN FRIKI IV
LOS
CÓMICS (o tebeos); tercera parte.
¡Llegan
los cómics Marvel!
Lo
cierto es que no tengo un recuerdo claro de cuál fue mi primer tebeo Marvel, ni
tampoco la aventura inicial que me enganchó a ese universo particular de
superhéroes. Se pierde en los brumosos tiempos de mi infancia entre cientos de
otros tebeos, libros y series de dibujos animados. Sé que cuando yo tenía entre
ocho y doce años a los frutos secos y quioscos de por entonces comenzaron a
llegar, escasamente, una serie de colecciones que se salían de lo habitual. No
eran tebeos de Mortadelo y Filemón, Los Pitufos o El Capitán Trueno, no, eran
otra cosa muy diferente.
Esos
cómics eran publicados por una editorial conocida como Vértice, que fue la
responsable directa de que hoy en día existan cuarentones y cincuentones que
todavía sigan leyendo con ahínco los comics de superhéroes y que en España
podamos disfrutar de ellos, puesto que Vértice fue pionera en publicarlos. Sus
primeros cómics salieron a la venta en 1969 (año en el que vi la luz, o sea,
que ya era premonitorio) y con la numeración de Volumen 1. Eran unos tomos de
unas ciento veintiocho páginas que no respetaban el formato original del cómic
americano y encima en blanco y negro. No sé cuáles fueron las razones para
publicarlos de esa manera, se esgrimen varias teorías: para abaratar costes,
para intentar atraer a un público más adulto (formato libro en vez de tebeo),
para dar mayor seriedad al producto (evitando los colores chillones de los
trajes de los héroes)… En fin, muchas posibilidades que tal vez tengan
respuesta pero lo cierto es que tampoco pretendo saberlo porque me encanta
recordar con cariño y nostalgia esos tomos semejantes a pequeños libros que
supusieron toda una revolución. Las colecciones que se pusieron a la venta
fueron La Patrulla-X, Los Vengadores, Spiderman, Los Cuatro Fantásticos, La
Masa, Dan Defensor (Daredevil), Thor, Capitán América… es decir, los clásicos
de Marvel. Vértice estuvo publicando estos cómics hasta el año 1974, cuando pasaron
al Volumen 2 respetando el formato original americano pero todavía en blanco y
negro. Dado que en España los tebeos Vértice poseían más páginas que los cómics
americanos, incluían dos y hasta tres números por ejemplar, esto hizo que
pronto alcanzaran la edición americana y se quedaran sin material original que
publicar. Supuso esto una pequeña parada para Vértice que lo solucionó
volviendo a publicar de nuevo, en su formato original, el Volumen 1 y después
el 2, en orden, pero otra vez en blanco y negro. Terminaría publicando en
color, pero de esto hablaré un poco más adelante.
Esos
tebeos “raros”.
Cuando
comencé a leer los cómics Vértice ya se alternaban en los quioscos ambos
volúmenes con los dos formatos. Los señores de los frutos secos donde se vendían
y cambiaban los tebeos los colocaban en diferentes montones y además los
trataban de diferente forma. Esto era por dos motivos muy claros: el precio y
la etiqueta. Los Vértice del Volumen 1, a partir de ahora los llamaremos tomos,
valían veinticinco pesetas, lo que era bastante para la época y además poseían
un aviso tan ominoso como prometedor. En todas las portadas de los tomos se
podía leer el siguiente aviso: “Relatos Gráficos para Adultos”. Y por si eso no
fuera suficiente, se añadía aquello de “Edición Especial”. ¿Cómo? ¿Relatos para
adultos, edición especial? ¿Por qué para adultos y porque especial? ¡Esos
tebeos tenían que caer en mis manos! Además, esas portadas eran sencillamente
maravillosas, te invitaban a que leyeras sus contenidos. En mi tierna infancia
todavía no sabía que aquellos increíbles y sugestivos dibujos estaban
realizados por un magnifico artista llamado López Espí, pero sí sabía que me
gustaban mucho y que daban un aire “único” y más interesante al tomo.
No
obstante, cuando leía Vértice tanto del formato tomo como del formato cómic,
pronto pude distinguir que los tomos, si bien la presentación era magnifica,
poseían unos errores muy “extraños”. Al ser más pequeños, las viñetas de las
historias fueron burdamente retocadas, colocadas normalmente dos, tres o cuatro
por página en un intento de alargar los episodios para alcanzar las ciento
veintiocho páginas de los que solía constar cada tomo. Esto traía unas
consecuencias inmediatas: al retocar la viñeta original se desfiguraba el dibujo.
Al ampliar la viñeta se creaban inmensos vacíos en los fondos y en ocasiones se
notaba que una mano, no la del dibujante americano, había añadido
continuaciones en los dibujos de forma chapucera. Hasta para el ojo de un niño
aquel era un error muy evidente. Cuando comparabas un tomo con un cómic a
formato original, la misma historia, veías que en el formato original el dibujo
era mucho mejor. Esto no quitó que los tomos Vértice fueran muy buscados y
solicitados por los coleccionistas, sobre todo por los adolescentes de la
época, ya que aquello de “Relatos Gráficos para Adultos” les convertía en un
material con más “clase” que el vulgar tebeo; ¡aunque fuera del mismo
superhéroe!
Como
digo, no sé cuales fueron mis primeros cómics Marvel leídos, pero sí sé que mi
favorito era Spiderman, seguido muy de cerca por Los Cuatro Fantásticos, Los
Vengadores y ya más alejado La Patrulla-X (faltaban años para la llegada de
Claremont). De Conan el bárbaro hablaré en otro momento, se merece toda una
entrada para él solito. Tenía dos amigos, más mayores que yo, que coleccionaban
cómics Vértice. Lamentablemente no me acuerdo de sus nombres, pero al menos
mantengo vivos los recuerdos en mi mente. Uno era el hijo de los vecinos de mi
abuela, de la puerta de al lado. Este chico solía comprarse los tomos Vértice y
cada vez que iba de visita a casa de mi abuela era normal que terminara leyendo
uno o dos tomos. El otro amigo era un vecino del bloque de pisos enfrente de mi
casa, que se compraba los Vértice del Volumen 2. En ocasiones, por la tarde,
tras venir de la escuela, subía a su casa y nos cambiamos los tebeos y
pasábamos tardes enteras tirados los dos en el patio central del bloque leyendo
en completo silencio los cómics.
Marvel
vs DC vs… ¿un ladrón que dispara telarañas con una pistola, un guantelete que
camina solo, un gorila gigante que en realidad es un robot…? ¿Esto qué es lo
qué es?
En
España también se publicaban otros cómics de superhéroes, nos referimos a los
de la editorial americana DC y a los famosos Superman, Batman, Linterna Verde,
Aquaman y otros. Vértice publicaba casi exclusivamente material Marvel, así que
el material de DC nos venía de la mano de otra editorial, la mexicana Novaro.
Eran ediciones muy cuidadas, con el formato original y respetando las numeraciones
y cronologías. También se publicaban, en un principio, en blanco y negro, al
menos en España, por el motivo de siempre: los costes. Hay que asumir que
España no era un mercado boyante por esos tiempos, y que invertir mucho dinero
en empresas tan etéreas como las publicaciones de tebeos era un enorme riesgo.
Sacar los tebeos en color, al menos los llegados de otros países, era encarecer
en gran medida el precio del ejemplar y con eso lo único que se conseguía era
que no se vendiera. Durante muchos años los lectores pensábamos que los comics
de superhéroes eran así, en blanco y negro, y nunca nos pudimos imaginar que
eran en color. Recordad: no existía Internet, ni los ordenadores, ni los
teléfonos móviles, ni las tiendas especializadas, ni nada de las frikerias que
hay hoy en día.
Pero
los cómics de mi niñez poseían una magia especial. Era algo que se salía de lo
previsto, nada que ver con lo que se estaba acostumbrado a leer. Además, aunque
ahora no lo parezca, ciertos dibujantes ganaban mucho más al blanco y negro que
a color. Por ejemplo John Buscema, Jack Kirby, Steve Ditko… Los guiones eran
deslumbrantes, con héroes muy “humanos”, llenos de dudas, cometían errores,
¡incluso perdían las peleas con los villanos! Por si fuera poco todo esto,
encima, al final de cada tebeo solía venir una historia corta de terror o
ciencia-ficción que eran una delicia, y en la contraportada historias de humor
o chistes gráficos, de los que mis favoritos eran los relacionados con Tumbita
(venga, a levantar la mano quienes sepan de quien hablo). Vértice no solamente
publicaba material de Marvel, también de otras editoriales, británicas algunas.
De aquellas colecciones recuerdo con mayor interés las de Mytek el poderoso, un
gorila gigante que en realidad era un robot; Zarpa de acero… er, sí, un guantelete
de una armadura que se movía solo; Kelly ojo mágico, un personaje que poseía una
gema que le confería ciertos poderes… Pero de todos aquellos de quien más me
acuerdo era de un personaje que se llamaba Spider, el hombre araña, y que era
una especie de ladrón de guante blanco armado con increíbles armas y aparatos y
que se parecía sospechosamente al señor Spock.
Era
Spider un personaje que me traía por el camino de la amargura, porque me confundía
bastante. Claro, yo era un zagal pequeño que no entendía de editoriales ni
zarandajas. Para mí, Spiderman era Spiderman, y un tío que se llamaba Spider el
hombre araña debía ser el mismo Peter Parker, ¿o no? Llegaba a casa con mi
tomo, lo abría, comenzaba a leer y decía: “¡Porras! ¿Dónde está Spiderman? ¿Quién
es este tío petardo?”. Y es que lo tenía bien claro: a mí me gustaban los cómics
de Marvel. Y para que comprendáis lo que quiero decir, os pondré el ejemplo de
nuestro amistoso vecino arácnido.
Para
empezar, nada más abrir el tebeo te encontrabas con aquello de “Stan Lee
presenta…” y ya sabías que lo ibas a pasar pipa con la lectura. Y es que Stan
Lee era un genio y cómic guionizado por él nunca defraudaba. Luego seguías las
peripecias y aventuras de Spiderman, que era un adolescente de dieciséis años e
impopular en el instituto, que apenas tenía dinero y se debía escapar de casa
para pegarse de leches contra los villanos. Esas historias eran maravillosas,
genialmente ilustradas por un soberbio Steve Ditko que encajaba a la perfección
con las historias de Stan Lee. Y uno terminaba de leer el cómic y lo volvía a
leer otra vez absorbiendo los detalles tanto de los diálogos como de los
dibujos. Y luego quedaban otras maravillas. Vértice publicaba colecciones como Súper
Héroes, donde te encontrabas aventuras de héroes tan dispares como Kull el
conquistador, El Motorista Fantasma, Thongor, Warlock y muchos más. Y lo mejor:
¡aventuras de Spiderman con otros héroes tales como la Antorcha Humana! Jope,
que gozada…
¡Llega
el color!
Todavía
quedaba una sorpresa más que descubrir, algo que cambió mi concepto de los cómics
en general: el tebeo a color. Aquí sí que me acuerdo del primer cómic de súper héroes
a color que leí. Una tarde, de verano, mi amigo, el vecino, me invitó a subir a
su casa a leer un cómic del Capitán América. Me comentó que era especial y
mientras subía las escaleras del portal ya ardía en deseos de leerlo. ¿Por qué sería
especial? No tardé en descubrirlo. Abrí la portada y quedé impresionado. ¡Era
en color! ¡Imaginaos! Mi primer cómic Marvel en color, allí estaba el Capitán América,
rojo, blanco y azul. Todas las páginas eran a color. Qué maravilla, que revelación.
Así que, después de todo, los cómics americanos eran en color. Fue Vértice, una
vez más, quien se volvió a adelantar a todos y durante un breve tiempo, antes
de su cierre, publicó unos cuantos números a color. Ya nada volvería a ser
igual. Con el color los personajes se hicieron todavía más grandes, pero también
más llamativos, menos “reales”. El blanco y negro les confería cierta
solemnidad y gravedad que el color les negaba, pero, así fueron siempre.
Siempre
tendré a los cómics Marvel de Vértice como un recuerdo imborrable de mi niñez. Innumerables
fueron las horas que pasé leyendo esas historias, evadiéndome de los problemas
de un Madrid muy difícil de tratar por entonces. Fueron mis mejores tebeos, los
que me hicieron soñar. Pero todavía quedaba algo más increíble de lo que hablaré
en la próxima entrega de mis Crónicas Frikis. Me refiero a cierto cimmerio de
melena negra y poderosa espada. Y luego los cómics Bruguera y la salida de una
nueva editorial que marcó el pistoletazo para mi etapa, ahora sí, de
coleccionista: Ediciones Fórum. Todo ello aquí, en estas Crónicas. Nos vemos…
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Genial, muy buena entrada. Una lectura que trae consigo muchos recuerdos de la niñez y la adolescencia.
ResponderEliminarJa, ja, ja, José… Sí, es todo un viaje a los mejores recuerdos de nuestra niñez. Qué tiempos aquellos. Cada vez que escribo una entrada de estas me pego unos viajes al pasado que ya quisiera Marty McFly
EliminarClaro que sí, no es para menos, Juan Carlos. Unos tiempos bien agradables.
ResponderEliminarZarpa de acero y spider son de los más viejunos que recuerdo. Esos los leía mi padre y luego yo. También recuerdo de esa época Roberto Alcazar y Pedrín y Hazañas Bélicas.
ResponderEliminarMarvel y DC otro mundo. Me encantaban y me encantan, aunque reconozco que las corrientes argumentales son muchas y no suelen respetar un orden, tanto el universo Marvel como el de DC es caótico, un poco Lovecraftiano diría yo.
Una gozada de post Juan Carlos. Deseando estoy que hables del indómito cimmerio. Un fuerte abrazo.
Ja, ja, ja, sí, somos un poco viejunos ya, pero bueno, esos cómics no dejaban de tener su gracia. Marvel y DC intentaron en sus primeros años mantener una cronología y coherencia con sus personajes y universos, pero a medida que fueron pasando los años se negaron a envejecer a los personajes y por eso nos encontramos con los anacronismos e incoherencias actuales. Los diez primeros años de Spiderman, por ejemplo, son magistrales, vemos como sale del instituto, va a la universidad, trabaja, se echa novia… Luego le dejaron en los eternos 30 años y ya no se lo cree nadie, cuando no, le vuelven a rejuvenecer y cambian otra vez la historia. Un saludo, colega.
EliminarMi primer comic Marvel fue un verano en el pueblo de mi padre, uno de estos tomos Vértice en concreto creo que era el primero de Los vengadores, aquello fue toda una experiencia...
ResponderEliminarPor cierto veo que no mencionas comics de terror de la época como Dossier negro o Vampus, es que no te gustaban? o no te dejaban comprarlos?
Hola, Francisco. Sí conocí los tebeos de Rufus, Vampus o Dossier Negro, pero tengo que reconocer que no los he leído mucho. En primero lugar, eran tebeos que no llegaban al frutos secos donde solía cambiarlos, y tampoco conocía a nadie que los coleccionara. Recuerdo leer alguno que otro durante mi niñez, pero las historias de terror en formato cómic rara vez me han atraído. Me gusta más el cine para este género, sobre todo las películas de la Hammer. Lo que acaparaba toda mi atención eran los héroes Marvel, Mortadelo y Filemón y ese tipo de tebeo. Un saludo.
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