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jueves, 4 de febrero de 2016

LAÍSMO, LEÍSMO Y LOÍSMO. QUE ES, COMO IDENTIFICARLO Y SOLUCIONARLO.




LAÍSMO, LEÍSMO Y LOÍSMO. QUE ES, COMO IDENTIFICARLO Y SOLUCIONARLO.

             Bienvenidos a una nueva entrada en mi blog donde vamos a tratar de un problema muy español y que afecta a muchos escritores, sin importar su grado de cultura o preparación. Se trata del laísmo, leísmo y loísmo. Para empezar, responderemos a la pregunta sobre qué demonios es eso del laísmo, leísmo y loísmo que así, al primer vistazo, nos suena a exótica religión tibetana.

Leísmo
            Consiste en la utilización de los pronombres le y les por lo y los o por la y las.
Laísmo
            Consiste en la utilización de los pronombres la y las de complemento directo en lugar de los pronombres le y les de complemento indirecto.
Loísmo
            Consiste en la utilización de los pronombres lo y los en lugar de le y les.

            Si nos damos cuenta, nos estamos refiriendo al mal uso de los pronombres personales átonos de tercera persona con sus correspondientes plurales.

¿De dónde vienen el laísmo, leísmo y loísmo?

            La lengua castellana mantiene la antigua declinación latina y uso de los casos latinos en los pronombres personales y su evolución tiende a la eliminación total de los casos latinos. Las variantes laístas han profundizado en esta tendencia y tienden a neutralizar la diferencia entre acusativo (complemento directo) y dativo (complemento indirecto) a favor de la distinción de género.
            Esto ha llevado a una clara utilización del leísmo, que es lo más utilizado, en el lenguaje popular, calando tanto su utilización que ha llegado a empapar incluso al lenguaje culto, entendiendo como a tal a aquel que es para utilización escrita, oralidad o profesional.
            Como es lógico suponer, el fenómeno se registra sobre todo en Madrid y en algunas zonas de las provincias que antiguamente conformaban la región de Castilla la Vieja (Santander, Burgos, zona occidental de Soria, Segovia, Ávila y Valladolid). Su uso es muy antiguo, pues en documentos del siglo XVI nos encontramos con el uso del leísmo, laísmo y loísmo, este último siendo el más fácil de detectar y aplicable casi en exclusiva para el lenguaje más vulgar e inculto. No obstante, la práctica del leísmo está tan extendida y aceptada como algo normal entre la población parlo castellana, que se ha detectado su influencia no solamente en otras regiones de España sino incluso en países de habla hispana. Hay que incidir en que la RAE ha terminado por admitir el laísmo y leísmo para su uso más popular, pero en ningún caso para su uso más culto. Por tanto, para que nuestros escritos sean más pulcros y profesionales, debemos detectar este error y corregirlo. Yo, que como buen gato que soy caigo hacia el leísmo y laísmo, tengo que reconocer que me cuesta en ocasiones detectarlo y corregirlo. Pero vamos a intentarlo. Como siempre, pondré ejemplos muy claros que nos ayuden a comprender lo que vamos exponiendo.

Leísmo

Consiste en la utilización de los pronombres le y les por lo y los o por la y las. Lo, la, los y las son pronombres de acusativo, reemplazan objetos directos de un verbo en frases simplificadas. Le y Les son pronombres de dativo que sirven para reemplazar objetos indirectos de un verbo. Por tanto, no poner los pronombres de forma adecuada nos conduce a una incorrección gramatical. Sin embargo, la Academia admite el leísmo masculino singular (el que utiliza le en lugar de lo), pero solamente para personas, no para animales ni cosas, ni tampoco para el femenino.

¿Qué pasa si hablamos de animales y cosas?:
—Al perro le dieron de comer las sobras de la comida.
—El coche perdió el control; le vimos salirse de la carretera.
¡No! ¡Leísmo a muerte! No se puede poner así. Esta es la forma correcta:
—Al perro lo dieron de comer las sobras de la comida.

—El coche perdió el control; lo vimos salirse de la carretera.

Como he dicho antes, para el uso de nombre masculino en general, se puede emplear ambas formas:
—A Pedro le vi ayer en la tienda de cómics.

—A Pedro lo vi ayer en la tienda de cómics.

Recordar que para su uso femenino no es correcto el leísmo. Por tanto, no se puede decir:
—María no está en casa; le vi salir.
            Se debe decir y escribir:
—María no está en casa; la vi salir.


Laísmo

Consiste en la utilización de los pronombres la y las de complemento directo en lugar de los pronombres le y les de complemento indirecto. Es un poco confuso de detectar el laísmo porque hay que tener muy claro el uso de complementos directos e indirectos. Pero, si utilizamos un poco la lógica, podremos detectar el laísmo y corregirlo. Tranquilos, Santa Teresa de Jesús era una laísta confesa y nos podemos consolar que si hasta ella fallaba en esto, que no haremos el resto de pobres mortales.
            Uno lee algo así y automáticamente piensa que hay algo raro (o no):

—A Carmen la tocó la Lotería.


            Pudiera parecer correcto, pero no lo es. Lo correcto sería esto:

—A Carmen le tocó la Lotería.

            ¿Por qué? Pensemos una, dos y hasta tres veces si fuera necesario para dar con la solución. El complemento directo es la Lotería, que a Carmen le ha tocado. De la misma forma, si a Carmen le duele la cabeza, no podemos decir a Carmen la duele la cabeza, porque el complemento directo es la cabeza. Y después de tomarse una aspirina a Carmen le entregarán mañana su décimo de Lotería premiado.
            ¿Pero, qué pasa con esto? Juan, hijo de Carmen, aparece en la cocina diciendo que ha perdido el décimo, dando un susto de muerte a su madre:

—Juan la asustó con su anuncio.

            ¿Cómo? ¿Por qué ahora ponemos la cuando hemos estado diciendo que hay que poner le? Porque Juan asustó a su madre, y aunque la preposición a delante o madre sea una persona, es un complemento directo, así como decir a Carmen la llamó por teléfono la vecina para decirle que el décimo está en su casa.
            Veamos este otro ejemplo:

—Dila que venga.

            La norma del español pide que para el complemento indirecto se utilice el pronombre le, les tanto para masculino como para femenino. En el anterior ejemplo el verbo decir toma un complemento directo (que venga) y un complemento indirecto que aparece erróneamente expresado con el pronombre la. Lo que se debe decir siguiendo con el ejemplo anterior es esto:

—Dile que venga (aunque quien venga sea Carmen).


Loísmo

            Consiste en la utilización de los pronombres lo y los en lugar de le y les. Es el más fácil de detectar y corregir, y hay que ser cateto de verdad para su uso. No obstante, no saquemos pecho, que se ha detectado incluso en grandes centros urbanos y autores de renombre (glups). Ojo, que este es el que se considera más vulgar de todos. Como tengamos un fallo de estos en alguna de nuestras novelas nos podemos dar por finiquitados (horror).
            Si alguien dice algo así:

—A Jorge lo mataron de cuatro palos bien dados.

            Se nos ponen los ojos como platos porque el loísmo ha sido perfectamente identificado. ¡A muerte con él! Hay que decir y escribir:

—A Jorge le mataron de cuatro palos bien dados.

            Hasta aquí hemos llegado. Si nos fijamos, no resulta tan difícil detectar el laísmo, leísmo y loísmo. Lo más difícil es aceptar nuestros defectos y corregirlos, pero si logramos inspirar aire y pensar un poco, al repasar nos daremos cuenta y conseguiremos mejorar  nuestros escritos. Recomiendo leer mucho, realizar ejercicios simples para practicar y si aún así crees que se te siguen escapando, pásale tu novela a un amigo que no sea de Castilla para que te eche una mano. Suerte.

La, la, la, lalala, lalalaaaaaaa....


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2 comentarios:

  1. Hola, Juan Carlos. Hoy es el primer día que he consultado tu formidable blog. Soy una aficionada tardía a esto de escribir. Puro divertimento. Solo qiero darte las gracias porque veo que tus consejos pueden servirme de gran ayuda. Un cordial saludo.

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    1. Hola, Juana, muchas gracias por tus comentarios y por seguir mi blog. De todo un poco te encontrarás por aquí y espero que te pueda servir de ayuda. Un saludo.

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