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lunes, 1 de agosto de 2011

CRÓNICAS LUPINAS III

CAPÍTULO III. Ultramarines al poder

Mis primeros pasos en el mundo del Warhammer 40.000

Tal y como narré en el anterior capítulo, algo había cambiado en el mundo del W40K: había nacido la 2ª edición, la mejor edición del juego hasta el momento y posiblemente el mejor juego de estrategia de la Historia. Debéis comprender que por aquellos lejanos tiempos apenas existía manera de poder enterarte de ciertas cosas. Los móviles recién comenzaban a aparecer, Internet no existía ni como palabra y en Madrid había pocas tiendas de miniaturas o comics. Games Workshop sólo tenía dos tiendas en toda la Comunidad de Madrid: una en la calle Princesa, la más conocida, y la otra enfrente del estadio de fútbol Santiago Bernabéu, que era para ricos por su ubicación. Esto hacía muy difícil poder enterarse de las novedades, sobre todo porque en Getafe éramos pocos los que nos interesábamos por estas cuestiones. La revista White Dwarf apenas llevaba unos números en venta y era muy difícil encontrarla, porque no se vendía por entonces en quioscos, sino tan sólo en las tiendas oficiales. Vamos, el caso es que la salida me pilló por sorpresa y las pocas noticias a las que tuve acceso me llenaron de curiosidad y satisfacción porque, efectivamente, la calidad del juego se había multiplicado a niveles insospechados.

A Ripley Comics comenzaron a llegar con cuenta gotas novedades: blisters de Marines del Caos o Marines Espaciales, Orkos, cajas de Rhinos, de Marines, cosas así, y cada cosa era mucho mejor que la anterior, pero siempre había una raza y ejército que me llamaban poderosamente la atención: los Marines Espaciales, en concreto, los Ultramarines. Esas minis azules, con números en sus hombreras, símbolos marciales, con estandartes para identificar a los oficiales, rezumaban disciplina, poder, valor y decisión. Debía saber más de ellos, así que acudí a mi fuente oficial para estas cosas: Maikel Caos. Maikel me contó muchísimas historias sobre los Ultramarines, y me trajo panfletos de propaganda y fotos sueltas de aquí y allá. Habló sobre la historia de los Ultramarines, de la Herejía de Horus y como los Ultramarines inventaron el Codex. Eran el epitome de la perfección humana, leales, disciplinados, sumamente organizados, eficientes y valientes hasta el final; referencia obligada para el resto de Capítulos de Marines Espaciales. Salían en todas las cajas, y cada vez que Games sacaba una novedad tipo genérica lo hacía pintada con los colores de los Ultramarines. Sí, por Crom, y por la Loba, los Ultramarines eran los romanos del 41º Milenio. Era evidente que Games se había basado en la Antigua Roma y sus legiones para crear a los Ultramarines (los de Games nunca han sido un prodigio en cuanto a originalidad), así que el romano que era yo supo que mi destino ya estaba sellado: entraría a formar parte del mundo del W40K y el Emperador y los Ultramarines serían mi ejército.

Por entonces la revista White Dwarf ya había salido, pero como ya explicara, su tirada era muy corta y se vendía en tiendas de Games. De cuando en cuando lográbamos cazar alguna y la devorábamos con ansia buscando fotos, noticias, minis y trucos para pintar. Como sospechaba, los Ultramarines eran el Capítulo referencia para el resto de Capítulos. El Destino quiso que no tuviera en mis manos revistas que hablaran sobre los Lobos, aunque sí que les conocía de pasada, referencias vagas; y vi un par de minis pintadas como Lobos, pero eran minis genéricas de Marines sin ninguna personalización. A pesar que el nombre era poderoso, los Ultramarines acaparaban toda mi atención. Decidí, pues, comenzar a coleccionar mi ejército. Mi primera adquisición fue una caja de seis Marines de plástico multi componentes, que eran bastantes buenas a excepción que la cabeza ya venía encajada siendo la gran pega. Luego un Rhino para transportar a la mini escuadra y un blister de Marine Devastador con cañón láser para dar apoyo pesado a la mini escuadra. En esas estaba, cuando descubrí a los Ángeles Sangrientos. ¡El Emperador me asistiera! Impresionantes eran sus minis de personajes especiales, y la historia de su Capítulo molaba mogollón; sobre todo esos tipos de armaduras negras y cruces rojas medio enloquecidos y sedientos de sangre. Mephiston era un mini impresionante (para mi gusto, el mejor diseño de personaje Marine Espacial de todos los tiempos), y Corbulo me fascinaba con su pose heroica grial en alto. Ahora se me presentaba un dilema: sí, los Ultramarines eran la leche, pero los Ángeles Sangrientos eran alucinantes por sus minis de personajes especiales.

En plena pugna por elegir que Capítulo hacerme, descubrí otro nuevo Capítulo. Lo hice a través de una novedad. A la tienda llegó la caja del renovado tanque Predator de los Marines, y en contra de la costumbre de presentarlo pintado de azul Ultramarine, lo hicieron en Verde Ángel Oscuro. Crom, Macha y Nemain, que ese tono de verde flipaba de verdad. ¿Quiénes eran esos Ángeles Oscuros? La mezcla de túnicas, de ornamentos góticos funcionaba a la perfección, pero sobre todo ese verde oscuro para pintar el Capítulo era magnifico. Conseguí como pude información sobre los Ángeles Oscuros y pronto pude saber más sobre ellos. El trasfondo de los ÁO no me gustaba demasiado, eran un poco caóticos para mi gusto, pero me gustaba bastante que se dividieran en compañías especializadas, aunque no me entusiasmaba demasiado el color de los exterminadores, de hueso, pero bueno, cada cual podía pintar las miniaturas con el color que le diera la gana. Bueno, la cuestión era que andaba hecho un lío, porque durante un par de semanas debatí mucho sobre que Capítulo hacerme, si Ultramarines, si Ángeles Sangrientos o Ángeles Oscuros. Mucho rumié, pensé, reflexioné, maldecí a los dioses por ponerme en tan dura encrucijada. Incluso llegué a pensar, ingenuo de mi, en hacerme los tres Capítulos. Cada mes compraría una cosa relacionada con un Capítulo diferente y poco a poco haría los tres.

Rápidamente tuve que desechar tal idea, porque pronto descubrí que hacer tres Capítulos era tarea imposible para mi presupuesto, sobre todo porque necesitaba rápidamente minis para comenzar a jugar, y si cada mes compraba una cosa para un Capítulo, pasarían muchos meses antes de que pudiera tener un miserable ejército con que enfrentarme a mis oponentes. No, esa no era la solución, debía elegir un Capítulo y dedicar todos mis esfuerzos a él. Tras muchas agónicas torturas mentales, opté por quedarme con los Ultramarines. ¿Por qué los Ultramarines y no los demás? Bueno, básicamente puse en una balanza los pros y contras de cada Capítulo, sus trasfondos, personajes, absolutamente todo. No elegí Ángeles Sangrientos por un motivo muy claro: no me gustaba el color de su Capítulo. Los personajes eran muy chulos, muy heroicos, pero el resto del ejército era horrible todo pintado de ese rojo chillón; y que decir de los vehículos, rojo brillante, espantoso, más propio de niños que de Marines Espaciales. Había que tener en cuenta que en aquel entonces el equipo artístico de Games pintaba al estilo de la época, con colores brillantes, mezclando claros con oscuros para conseguir fuertes contrastes, y los Marines no eran la excepción. Muchos años más tarde los Ángeles Sangrientos serían pintados con un tono más oscuro y tintas negras, haciéndoles más épicos, mejores, pero entonces era así.

No elegí los Ángeles Oscuros porque su trasfondo no me gustaba, no me agradaba la historia de su Primarca y lo cerca que estuvieron de traicionar al Emperador. Pero tampoco me molaban las pocas opciones que ofrecía el Capítulo. Sí, era cierto que tenían compañías muy especializadas, pero nada más. Vamos, que no me convencían. Finalmente me quedé con los Ultramarines por muchos motivos. Eran como los romanos, disciplinados, muy organizados y eficientes. Podían optar a todo tipo de armamento y poseían muchas minis de cualquier tipo: Apotecarios, Semánticos, Epistolarios, Bibliotecarios, Señores del Capítulo, Sargentos, Veteranos, Tropas de asalto, Tácticas, Devastadores, TecnoMarines, servidores, armas de apoyo, vehículos de todo tipo, Exploradores y podían utilizar todas las miniaturas genéricas de Marines Espaciales sin importar como fueran. También me convenció observar una foto de una Compañía entera desplegada de manera espectacular. Sí, los Ultramarines serían mi Capítulo de Marines.

Elegido ya el Capítulo, mi intención fue marchar a Games Princesa y comprar el Codex, para comenzar de inmediato, mes a mes, la compra de material tanto para jugar como para montar y pintar las miniaturas. Ya en la tienda, hice un descubrimiento asombroso: Games sacaba a la venta cajas de ejércitos completos de W40K, entre ellas las de los Ángeles Oscuros, Ángeles Sangrientos, Ultramarines, Eldars, Orkos y Tiránidos. Eras unas cajas enormes, con 2.000 puntos de 2ª edición, que eran muchos puntos, y comprando la caja no sólo tenías todo el ejército con personajes (los vehículos no se incluían), sino que además te ahorrabas un montón de dinero (por entonces Games hacía buenas ofertas). La oferta era limitada, pero no temía quedarme sin ella, porque era un buen pico de dinero de golpe (25.000 pesetas de la época; unos 150 €) y no había mucha gente que diera esa cantidad tan fácilmente. Me propuse comprar la caja, esperar paciente un mes y hacer muchos sacrificios, pero la oferta era demasiado buena para dejarla pasar. Transcurrido el mes de penurias, con mi dinero en el bolsillo, corrí de inmediato a Games a por la caja edición limitada del ejército de los Ultramarines. El viaje en Cercanías RENFE y Metro fue de lo más agónico y lento, pero finalmente llegué a mi destino. Con el corazón desbocado, las ansias del comprador, el ceño fruncido (¿y si se había agotado la caja?) y jurando quemar la tienda si no conseguía mis propósitos, entré en el establecimiento como un toro en el ruedo. No sólo llevaba dinero para comprarme la caja, sino también el Codex, un tanque Predator y puede que algo más. Miré en el lugar donde colocaban los de Games las cajas grandes, y allí estaba, gloriosa y con mi nombre marcado: la estupenda caja de Ultramarines. Ya nada me podía detener, era mía. ¿O no? Continuará…

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