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jueves, 7 de febrero de 2013

UNA AYUDA PARA QUE TUS NOVELAS Y OBRAS ESTÉN MEJOR ESCRITAS. PRIMERA PARTE.



 UNA AYUDA PARA QUE TUS NOVELAS Y OBRAS ESTÉN MEJOR ESCRITAS.  PRIMERA PARTE.

Como ya he expuesto en otros artículos del blog, esto no es un manual de gramática ni pretendo convertirme en maestro, sino tan sólo es una ayuda a la hora de hacer comprender al escritor profesional una serie de reglas básicas y unificadoras que tiene que tener en cuenta en el momento de presentar sus manuscritos a las editoriales. Aunque finalmente toque varios aspectos de la gramática (gramática de la que se supone cualquier escritor tiene unos mínimos conocimientos), no deja de ser, como he dicho, normas para que la obra esté bien escrita.
            Hay que tener en cuenta, algo de lo que nunca me canso de repetir, que si un editor toma una novela para evaluarla y en la primera página se encuentra con graves faltas de ortografía, de narrativa y/o en los criterios y normativas de los textos, entonces esa novela tiene como destino la papelera, aunque sea el mayor éxito de todos los tiempos. No se trata de obsesionarse con intentar entregar un escrito con la mayor pulcritud posible (todo el mundo comete faltas, incluso los catedráticos de lengua española e incluso los componentes de la Real Academia de la Lengua Española, la RAE), sino de conseguir que lo que has escrito sea legible y pueda pasar la primera mirada escrutadora del editor. Una vez pasado este peligroso primer trámite, si la historia es buena y ha captado el interés del editor, aunque existan faltas, se pasarán por alto. Espero que mis humildes consejos (humildes porque al fin y al cabo seguro que en este artículo hay sus buenas faltas y errores) te puedan servir.

Solo y sólo.

            Aunque ya gracias a una absurdidad de la RAE se terminó la polémica con esta palabra, muchos editores, escritores y personas siguen aplicando las reglas para acentuarla. Sin más, la palabra “solo” no se acentúa, excepto cuando se usa de forma ambigua como adverbio o adjetivo. Para comprendernos, aplica esta regla tan sencilla: “solo” se acentúa cuando se puede utilizar como “solamente”.
Ejemplos:
—Él está solo (no se acentúa porque este “solo” no se puede utilizar como “solamente” o “únicamente”)
—Sólo tenemos comida para cuatro días (este “sólo” se acentúa porque le puedes utilizar con “solamente”, “únicamente”, etc.)

Acentuar pronombres demostrativos.

            “Este”, “ese” y “aquel”, con sus femeninos y plurales, son palabras tónicas y llanas terminadas en vocal, aunque sean plurales, y sea cual sea la función (acompañando al sustantivo o ejerciendo la función de pronombre) que cumplan nunca se acentúan. La excepción es cuando se utilicen como pronombres con posible ambigüedad con los adjetivos.

El laísmo y leísmo.

            El leísmo es el uso incorrecto del “le” y “les” cuando lo correcto sería poner “lo”, “los” o “la” y “las”. En este sentido, los que somos de Madrid padecemos un grave problema de leísmo. Un buen truco para saber cuándo se ha de utilizar “lo” es cambiar el género del complemento y comprobar si se podría utilizar “le” o “la. En caso afirmativo, entonces es que la frase requiere un “lo”.
            El laísmo consiste en la utilización de los pronombres átonos “la” y “las” en lugar de “le” y “les” como complemento indirecto. Aunque la RAE de nuevo ha terminado por admitir el leísmo en su uso generalizado, no es correcto. Esta regla la siguen muchos editores a la hora de evaluar novelas, procura no incurrir en su error.

Plurales irregulares.

            Existen ciertas palabras que son de otras lenguas que debemos poner en plural. Para algunas de ellas existe ya el plural en castellano, tales como “búnker-búnkeres”, “convoy-convoyes”, etc. Otras, no obstante, no lo tienen, y en ese caso es recomendable no utilizar el plural en la palabra, sino en el artículo; MP3, DVD, Mig-23, los MP3, los DVD, los Mig-23…
            Para el plural de ciertas palabras latinas de común utilización debemos evitar el plural tal y como aconseja la RAE. Así, en réquiem, memorándum, referéndum… debemos utilizar las expresiones tipo “el memorándum”, “los memorándum”…
            El problema más difícil nos lo encontramos con palabras de otras lenguas, neologismos modernos donde la RAE o no se ha pronunciado, o ha intentado crear unas normas que son ambiguas. Hay que tener en cuenta estas dos normas para los plurales:
-La norma culta y conservadora indica que hay que colocar –es a la palabra: iraní es iraníes, tabú es tabúes, hindú es hindúes…
-La norma vulgar y moderna nos indica que con añadir –s nos vale: champú es champús, menú es menús…
            Lo correcto sería poner menúes y champúes, pero son tan raras y tan poco utilizadas estas palabras que hemos aceptado como correcto colocar el –s. Así, lo aconsejable es utilizar siempre la primera norma, la más culta, y en palabras más o menos modernas y comúnmente utilizadas, emplear la norma vulgar y moderna.
            Dado que la lengua castellana es una lengua viva, versátil y muy evolutiva, ciertas palabras extranjeras han terminado por adaptarse para sus formas de plural, por crearse grupos consonánticos impronunciables o contrarios a la correcta fonología del español. Para este tipo de casos la RAE ha procurado solucionarlos uno a uno. Como perfectos ejemplos tenemos los siguientes: de standar nos sale estándar-estándares, de carnet nos sale carné-carnés, de chalet nos sale chalé-chalés, de parquet nos sale parqué-parqués, de slogan nos sale eslogan-eslóganes, etc.

El paréntesis.

            El paréntesis se emplea para acotar, comentar o glosar dentro del párrafo, nunca en las conversaciones. El paréntesis se une directamente a la primera y última palabra que encierran, sin espacios. Si tras poner el último paréntesis finaliza el texto, se ha de poner el punto a continuación del cierre.

Diéresis.

            Siempre se coloca, es una falta de ortografía tan grave el no ponerlo como no colocar un acento. En palabras tales como cigüeña, cigüeñal, agüero y similares nunca debe faltar. Ojo con esta regla, que los editores suelen aplicar estrictamente.

Las mayúsculas.

            Aunque parezca simple su uso, es un error común entre los escritores el no aplicar correctamente las mayúsculas. Es la primera letra de una palabra que pretende destacar algo importante o por ser un nombre, o por iniciar una conversación. Aunque hay muchos motivos para su uso, voy a destacar las más importantes y comunes.
1-Los nombres propios: Raquel, Fernando, Arthur, España…
2-Los puntos cardinales, siempre y cuando formen parte de un nombre propio o sean una designación geográfica ya establecida. Aparte de esto, siempre se ponen en minúscula: Europa del Norte, Polo Norte…; pero obsérvese que al norte de Irlanda, al este de España, el sur…
3-Los sobrenombres que acompañan al nombre propio o lo sustituyen: Pedro el Cruel, Ricardo Corazón de León, El Gran Capitán…
4- Si un nombre o un topónimo contiene un artículo, este se pondrá con mayúscula: El Cairo, El Escorial…
5-Las designaciones de dignidad o autoridad divinas: Dios, la Virgen, Él… En caso de seculares cuando estas se refieren a la institución y no al cargo o la persona que la ocupa, excepto para la realeza: la Presidencia del Gobierno, pero el presidente del Gobierno; Ministerio del Interior, pero el ministro del Interior. Obsérvese Su Majestad, el Gobierno, la Jefatura del Estado…
6-Las festividades, pero no la parte común del término: Navidad, Pascua, Semana Santa, pero el día de Navidad o el jueves de Semana Santa (Jueves Santo).
7-Cuando se da inicio al nombre de un título dentro de un párrafo o conversación sin importar donde esté colocado: acabo de leer El señor de los anillos, o, he leído El Nacimiento de Europa…
8-Hay ciertas palabras que pueden significar tanto una realidad concreta como otra genérica. En el primer caso es cuando se emplea la mayúscula, conocida como diacrítica. Son ejemplos perfectos la Iglesia (institución) y la iglesia (templo donde se reúnen los fieles); la Corona (institución) y la corona (objeto que porta una persona); la Revolución (francesa, inglesa… que se convierte en nombre propio) y la revolución (cualquier cambio que se obtiene con violencia). Hay casos donde la mayúscula diacrítica es doble, como por ejemplo Gobierno Militar (institución o edificio donde viven o trabajan militares) y Gobierno militar (forma política que rige un país); Banco Central (entidad bancaria que representa a un país, como en España) y banco central (banco de emisión cualquiera de un país).
9-Los nombres que designan la condición de una institución concreta siempre que acompañen al nombre completo de la misma: oficina, ministerio, departamento… Ministerio de Industria, Oficina de Turismo, Departamento de Justicia…
10-Las disciplinas académicas: Jorge es licenciado en Lenguas (el título va en minúscula, pero la disciplina en mayúscula).
            Aunque se acepta por lo común el emplear las mayúsculas con los días de la semana o los meses del año, su uso es incorrecto y siempre van en minúscula a no ser que inicien la frase o texto: lunes, martes, miércoles… agosto, septiembre, octubre…

El uso de “quizá” y “quizás”.

            Su regla es bastante lógica y muy sencilla de aplicar. Siempre se utiliza “quizá”, excepto cuando la siguiente palabra empieza por “a”. En ese caso, se utiliza “quizás”.



Adonde”, “a donde” y “adónde”.

            Pesadilla de muchos estudiantes y escritores, el uso de estas tres formas locativas es bastante sencillo si se conocen claramente sus funciones, elementos, equivalencias y significados. Mediante ejemplos espero poder aclararlo.
            “Adonde” es un adverbio relativo de lugar, átono, que procede de la unión de la preposición “a” y el adverbio “donde”. Se utiliza únicamente cuando su antecedente (el sustantivo o el adverbio) está explicito en la frase. Observa los ejemplos:
—Ese es el restaurante adonde vamos a cenar esta noche (el antecedente es el restaurante, por tanto se fusiona el “a” con el “donde” y no se acentúa).
—Esta es la playa adonde nos fuimos a bañar (como en el anterior ejemplo, el antecedente es la playa).
            “A donde” se utiliza cuando no existe el antecedente expreso como en los anteriores ejemplos:
—A donde voy no creo que nadie me pueda seguir (no hay antecedente explicito, y por tanto el “a” y el “donde” se separan).
            “Adónde” es un adverbio interrogativo locativo que introduce oraciones interrogativas y exclamaciones parciales, directas o indirectas:
—¿Adónde vamos a ir esta noche? (es una frase interrogativa)
—Contadme adónde vamos a ir a cenar (Se acentúa puesto que aunque no hay signo de interrogación, la frase claramente indica una pregunta).
            Estas formas sólo pueden emplearse con verbos de movimiento.

Continúa en la segunda parte…

Este artículo es un complemento perfecto para la entrada DE CÓMO PRESENTAR CORRECTAMENTE UN MANUCRISTO U OBRA AL EDITOR en este mismo blog. Pincha AQUÍ para ir al enlace. O para las entradas: EL USO CORRECTO DE LA COMA.y

5 comentarios:

  1. Un artículo bastante interesante, muchas gracias.

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  2. De nada, José Luis, espero que te guste también la segunda parte que en breve pondré en cuanto la tenga terminada. Un saludo.

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  3. La espero con bastante interés.
    Muchas gracias, Juan Carlos.

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