CAPÍTULO XII. FINAL: La 3ª edición de W40K. Segunda parte.
El principio del fin.
El principio del fin.
Continuamos
explicando los motivos que llevaron a la desaparición de un club tan grandioso
como El Ojo del Terror, nos habíamos quedado en el punto cuatro, que ahora
mismo paso a detallar.
4-Nuevos socios. A medida que los
socios se nos iban yendo, más de los que entraban, necesitábamos con desesperación
nuevos socios, pues el relevo era obligatorio. Entró mucha gente, la inmensa
mayoría pasó sin pena ni gloria, pero entró un grupo en el que la Junta
Directiva y los socios más veteranos pusimos muchas esperanzas; esperanzas que
fueron todas rotas. No me importa mojarme y poner los nombres de esos nuevos
socios, pues esto es lo que hay. No me acuerdo del nombre de todos, pero sí de
los principales: Guillermo, Misino, Adri, Morata y varios más. La
cuestión es que el Ojo del Terror agonizaba, ya me había dado cuenta de ello
hace mucho tiempo, y me junté con los demás para hallar solución. Mike, Fran,
Raúl, Sori, Maikel, Juan Alberto, Juanjo, todos intentamos llegar a una solución,
porque entre el Magic y la decadencia de la 3ª edición del W40K las cosas pintaban
mal. Además, los nuevos socios sólo deseaban jugar, pero no querían colaborar
en nada.
Para poder
acceder a las generosas subvenciones que se nos daban por parte del
Ayuntamiento de Getafe o la Comunidad de Madrid, estábamos obligados a realizar
cursos de pintura, torneos y demás eventos, y para hacer tales cosas los socios
debíamos colaborar, repartir el trabajo, pues eran tareas pesadas y aburridas,
pero necesarias. El problema era que muchos socios no deseaban colaborar en
nada. Lo querían todo, eso sí: la escenografía bonita y la mejor, los mejores
tapetes, jugar mucho, participar en torneos de otros clubes, comprar mucho y
así con todo. Pero no querían hacer nada: no querían colaborar en los torneos
internos, ni intervenir en el funcionamiento del club, ni pintar escenografía e
incluso ya ni pagar cuota. Para colmo, eran los que más protestaban, los que
más exigían y los que más ponían trabas a todo. Como reza el dicho: “el perro
del hortelano, ni come ni dejar comer al amo”. Así eran este tipo de socios.
Además, teníamos nuevos problemas que atajar de inmediato, pero sobre todo se
necesitaban soluciones que sirvieran tanto para medio como para largo plazo si
queríamos que el club saliera adelante. La sala se nos llenaba de gente, pero
eran casi niños, la mayoría jugando al Magic y poco más. Pagaban una cuota,
pero ya muchos ni eso, pues no deseaban pagar por algo que no utilizaban. No
los podíamos echar, pues al ser una Asociación Juvenil nos veíamos obligados a
admitir a este tipo de socios que encima venían de parte del Centro Cívico;
estábamos obligados a admitirlos. Para solucionar el asunto y conseguir el
control total del Ojo del Terror debíamos renovar los Estatutos, que amenazaban
con caducar. Al ser Asociación Juvenil, los socios tenían un tope de edad para
ser del club: los treinta años (menos mal que el Carrusel de la Fuga de Logan
ya no estaba en funcionamiento, que si no…). Después de esa edad sólo se podía
ser socio de honor, pero sin voz ni voto y sin poder acceder a puestos de la
Junta Directiva. Era el final, pues los socios veteranos íbamos cumpliendo años
y veíamos con espanto como los que venían detrás pasaban absolutamente del
club. No podíamos dejar en manos tan incompetentes, ciegas y soberbias el
destino del Ojo del Terror.
Propuse
convertir la Asociación Juvenil en Asociación Cultural o Club Privado, pero se
rechazó la propuesta por parte de ese grupo de socios de los que os he hablado
antes. Ellos creían que lo que yo pretendía era “convertirme en dictador” (sí,
os prometo que llegaron a decir eso), que sólo deseaba ser presidente perpetuo,
que no me quería apear del poder. ¡El poder! ¿Habrase visto semejante
estupidez? ¿Qué poder te puede dar ser presidente de una asociación de
wargammes? Ser miembro de la Junta Directiva no es ningún chollo, pues en
ocasiones es un trabajo ingrato, duro y aburrido, siempre pendiente de todo,
trabajando para que la cosa funcione y además sin cobrar ni llevarte ningún
beneficio. Todas las medidas que propuse para cambiar el club, para renovarlo y
hacerlo aún más grande fueron rechazadas. Tuve que soportar toda clase de
comentarios, pero lo que más me irritaba era la presunción y soberbia de la que
hacían gala; se consideraban mejores, eran la nueva “ola”, tenían nuevas ideas
y harían que todo fuera mejor, más grande y espectacular.
Tras años de
luchas, de sacrificios, de pasarme fines de semanas completos trabajando en
torneos, cursos de pinturas, asistir a reuniones del Centro, del Ayuntamiento,
de la Comunidad, de partirme la cara con mil burócratas, de intentar que el Ojo
del Terror fuera una asociación con vida propia me vi forzado a dimitir.
Amargado y desilusionado, no deseaba ser parte de la “nueva” etapa del Ojo del
Terror, puesto que sabía como iba a acabar. Al menos conseguí una pequeña victoria,
y es que convencí a Mike para que se presentara como presidente y ganó en las
elecciones gracias sobre todo a la inestimable ayuda de Juanjo que apoyó con todas sus fuerzas la candidatura. Suspiré un poco aliviado, porque Mike era de mi forma de pensar, no
quiero decir que hiciera lo que le dijera, sino que su idea era que el club
fuera grande y cambiara, renovándose los estatutos y luchando por seguir
adelante. El problema es que con Mike se constituyó una nueva Junta Directiva
formada por esos socios conflictivos, que amargaron y machacaron a Mike hasta
que, finalmente, también dimitió harto de tener que soportar a todos. Era el
final. El Ojo del Terror quedó en manos de esta gente y, como podréis adivinar,
fue la hecatombe. Pensaron que el funcionamiento de un club era tarea fácil,
que ellos lo harían mejor, porque para eso eran guapos, jóvenes y listos, pero
únicamente eran soberbios, prepotentes e ignorantes (al menos en ese tema; y en
muchos más, pero no viene al caso). Era el fin del Ojo del Terror. El Imperio
se desmoronaba y los bárbaros asolaban las provincias.
Al igual que
en la antigua Roma, el caos se adueñó del club. La Junta Directiva, con la
filosofía de gastar mucho, no hacer nada para conseguir dinero y mucho menos
esforzarse por nada llevó a la asociación al desastre. Todo se descontroló y
como fueron incapaces de encontrar soluciones, como buenos irresponsables que
eran se marcharon abandonando el Ojo del Terror y a los socios a su suerte. Se
fueron sucediendo una serie de presidentes a cada cual peor. El Ojo del Terror
dejó de estar presente en eventos, torneos, en debates, en trabajos con otras
asociaciones y entidades, dejó de tener nombre y peso en las instituciones. Se
perdieron las subvenciones, los socios dejaron de pagar las cuotas, nadie se
preocupaba por nada, excepto por jugar al Magic y poco más. Afortunadamente, yo
ya no estaba ahí para ver como el Ojo del Terror llegaba a su fin. Más adelante
explicaré que hice para conseguir que no desapareciera.
5-Lo que no cambia y se
adapta, desaparece. Esto es una verdad como una casa, como se suele decir.
Las cosas rígidas, inamovibles, terminan por desaparecer. No fue casual que
Roma cambiara de la democracia a la monarquía, de esta a la republica y
finalmente al imperio. Si se hubiera quedado fija en cualquiera de estas formas
de gobierno, su imperio no hubiera durado mil años, sino que hubiera
desaparecido mucho antes. El Ojo del Terror necesitaba cambios con
desesperación, pero estos no llegaron y por tanto la asociación no pudo
adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas exigencias.
6-Nuevas Juntas Directivas. El
Caos. Tras la dimisión de Mike como presidente y el caos en el que el club
se involucró, las cosas pintaban muy mal. Como ya he dicho, los mismos socios
que precipitaron el desenlace y crearon nuevos problemas se marcharon dejando
atrás aún más problemas. En su lugar, se fueron sucediendo una serie de Juntas
Directivas incompetentes, pero no porque no pusieran ganas de que todo
funcionara, sino porque no tenían ni idea de que hacer para que el Ojo del
Terror saliera adelante. Se limitaron a tomar medidas “populares” que, como se
sabe, nunca conducen a nada bueno y sólo terminan por destrozar lo poco que
queda en pie. A cada cual peor, las siguientes Juntas Directivas (que duraban
apenas meses, y semanas) terminaron por perderlo todo. No hubo cuotas, ni
control de socios, ni más torneos y eventos, se perdieron los privilegios: el
horario, las subvenciones, la sala 2.2., el trato de favor… No hubo control de
material, ni del dinero, de nada. Definitivamente, los Dioses del Caos campaban
a sus anchas. Hasta que, finalmente, ya no hubo más Juntas Directivas.
7-Se va Juanma. El
coordinador de Juventud del Centro, Juanma, aquel que siempre estuvo a nuestro
lado y nos ayudó en todo y sin cuyo concurso dudo mucho que hubiéramos podido
conseguir tanto, se marchó del Centro a un nuevo destino. Le ascendieron y creo
recordar que se fue como Concejal de Juventud para el Ayuntamiento. Da igual,
porque la cuestión es que su partida fue un desastre y en el peor de los
momentos posibles. Con el Ojo del Terror sumido en el Caos y con Juntas
Directivas que no sabían que hacer, él hubiera podido echar una mano. Pero, se
marchó, y para sustituirle enviaron a otros coordinadores que, para ser
sinceros, eran un desastre. Hay que tener en cuenta que este tipo de puesto
(funcionario) son puestos de trabajo adjudicados a dedo por el alcalde o
concejal de turno para premiar a sus amiguetes de casta política o para
contentar a sus socios en el poder. Por tanto,
normalmente quienes ostentan estos cargos suelen ser personas nulas,
negligentes en sus tareas y totalmente desconectadas de la realidad en la que
viven (aunque lleven pendientes en la oreja y se crean la hostia, no significa
que sepan lo que es la realidad). En esos tiempos, el cacique del alcalde de
Getafe (que es del PSOE, ahora hay otro cacique, del PP, pero nada ha cambiado
bajo el Sol… bueno, yo tengo menos pelo) mandaba gracias a la coalición con IU,
y por tanto, como pago político a ese apoyo, entre otras prebendas, estaba la
de dar puestos de funcionarios a cuantos más militantes de IU mejor. Vamos, que
como podéis imaginar de estos llegaron unos cuantos al Centro. Muy majos, sí,
con buenas intenciones, pero no les podías sacar de más allá de crear bailes y
cursos de pintura para mayores y niños. O te venían con absurdas propuestas que
no podías llevar a cabo porque eran inviables, o con pájaros en la cabeza y
proponían y proponían pero sin soltar ni un euro ni un migaja de ayuda.
Juanma fue la
excepción. Él sí sabía como tratar a las diferentes asociaciones, como dar a
cada una lo que necesitaba y, sobre todo, para el Ojo del Terror fue la mejor
ayuda. Los que vinieron detrás de Juanma no pudieron hacer nada por el club,
que ya agonizaba.
Estas fueron,
en gran medida, las causas que llevaron al Ojo del Terror a desaparecer y a
quedarse sin socios. Es cierto también que algunos socios, al crecer,
prefirieron irse con las mujeres a los botellones y a la juerga de la noche,
pero fueron los menos. La cuestión es que los miembros fundadores y los socios
más veteranos quisimos crear una asociación con vida propia, que funcionara y
se adaptara a los tiempos incluso cuando ninguno de nosotros estuviéramos. Pero
para hacer tal cosa se necesitaban cambios, nuevos mandatos, renovación de
Estatutos, socios más compenetrados con el funcionamiento del club, mas nada de
eso se tuvo y por eso El Ojo del Terror llegó a su fin. Ya yo mismo me fui, no
quería saber nada del club, pero también se fueron marchando otros: Juan
Alberto, Fran, Raúl, Juanjo, Mike… Era el fin. Pero todavía quedaba por hacer una cosa.
Si no se podía salvar el club, al menos su memoria, su semilla, debía ser
salvaguardada, puesta a buen recaudo para que, quizás, en un futuro pudiera
germinar. Estaba en mi mano el poder hacer tal cosa. Lo contaré en la parte
final de este amargo capítulo.
También
puedes seguir las Crónicas Lupinas en el Foro de la asociación Ojo del Terror. Crónicas Lupinas están escritas
por Juan Carlos Sánchez Clemares y debidamente registradas a su nombre (así que
ojito o Crom te puede patear el trasero).
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